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viernes, 23 de noviembre de 2012

Reolver Conflictos: Josep Redorta



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Josep Redorta, conflictólogo

Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet

"La solución a todo conflicto es siempre cooperativa"

23/11/2012 - 00:00
"La solución a todo conflicto es siempre cooperativa"
Foto: Kim Manresa
'No más conflictos'
Vivimos en el conflicto. Pero si amenaza nuestra seguridad, estabilidad o prosperidad, conviene la negociación, la mediación, el arbitraje o la intervención de un experto en gestión de conflictos, disciplina nueva de la que Josep Redorta es maestro. En su libro No más conflictos(Paidós) establece la taxonomía de los conflictos y los recursos con que se puede encauzar su resolución, a escala doméstica o a escala empresarial o internacional. Dijo el sabio chino Sun Tzu que "dirigir a muchos es lo mismo que dirigir a pocos: lo importante es la organización". Ojalá nuestros políticos sepan manejar esos recursos con pericia en esta interesante hora de nuestros conflictos patrios.
Cualquier conflicto tiene solución?
Siempre es abordable, siempre hay una solución.

Pero... ¡sin conflicto no hay vida!
"El conflicto es el motor de la historia", dijo Marx, ciertamente. Aunque hay niveles de conflicto. "La gran cuestión es la resolución final de problemas", dijo Popper.

¿Qué niveles?
Hemos clasificado tipologías de conflicto: de poder, de autoestima, de recursos, de valores, de identidad, de información, de intereses, de expectativas...

¿Y cada tipología acaba en guerra?
Guerra entre estados, guerra entre personas, guerra en familia, guerra en casa... Todo es lo mismo, a diferente escala.

¿El más usual es el conflicto de poder?
Seguramente, pero atención al sesgo atributivo "la culpa es del otro". Protegemos nuestra autoestima. ¡Fíjese en los políticos!

Siempre es el rival quien lo hace mal.
Los políticos hacen en público y a lo grande lo que solemos hacer todos. Algo te va bien y te dices: "Lo merezco", pero si le va bien a otro, dices: "Está enchufado".

¿Cómo salir de eso?
Incorporemos el hábito cooperativo, superemos el hábito del conflicto.

No es fácil.
Tenemos incorporada la violencia desde los mismísimos dibujos animados. ¿Cómo se portará bien un niño... si se le educa mal?

¿Qué habría que aprender?
Más que individualmente, a resolver los conflictos grupalmente, cooperativamente. ¡Las soluciones son siempre colectivas!

¿Cuál es el primer paso para resolver un conflicto?
Escuchar al otro. No solemos escuchar. Si escuchas, reconoces al otro y reduces las asimetrías de poder. ¡Y el conflicto cambia de significado! Se abre la puerta de la solución.

Diálogo.
Las palabras son muy poderosas. Por eso usamos eufemismos: para no decir cáncer oindependencia. Las palabras provocan emociones muy intensas.

Vea el conflicto Catalunya-España.
Hay identidad individual e identidad colectiva..., que puede ser de resistencia (la que había tenido Catalunya), o identidad de proyecto, ¡que es la que tiene ahora, es nueva!

¿Y en qué consiste?
Es una eclosión de emociones compartidas y proyectadas a una acción. Esto modifica el conflicto tradicional, y por eso hay miedos.

¿Solución?
Leamos la Constitución de la Confederación Suiza ¡de 1291!: "Lo que nos une es el respeto a las diferencias".

Hay conflictos sempiternos...
En Egipto, un bajorrelieve de 5.000 años representa a un hombre armado con un hacha.

¿Qué estrategias hemos seguido para solventarlos?
El consejo de sabios ha sido muy común para minimizar la violencia.

¿Qué otras estrategias resolutivas hemos ingeniado?
La jerarquía. El primatólogo Frans de Waal ha demostrado que las luchas de poder se desatan en un clan de simios en cuanto el macho alfa es retirado del grupo.

¿La jerarquía es pacificadora?
Lo interesante es que la violencia es innata, ¡pero también es innata la mediación!

¿Quién es su mediador ejemplar?
Mandela, constructor social de igualdad.

Cuénteme un conflicto en el que usted haya mediado.
Una empresa debía a sus trabajadores parte de la paga extra. Si la pagaba, la empresa cerraría. Los trabajadores la reclamaban.

¿Cómo medió?
Les pedí a unos y otros que verbalizasen cosas buenas del otro. En otra empresa, quité al jefe de su silla y le puse en un rincón.

¿Para qué?
¡No escuchaba! Pedí a sus directivos que le dijesen a la silla vacía lo que pensaban. El jefe, en su rincón, tuvo que escuchar.

Deme un consejo para aprender a escuchar bien.
Evita interrumpir.

Acabemos con otro conflicto resuelto.
Un médico se lio con una enfermera. Todo bien. Ambos, excelentes profesionales. Pero se separaron, ¡y en el hospital la enfermera dejó de obedecer las órdenes del médico!

Grave.
Pero otras enfermeras, por solidaridad de género, la respaldaban a ella. ¡Conflicto! La salud de los enfermos estaba en peligro...

¿Cómo lo resolvió?
Pedí al director que los despidiera a los dos.

¡Hombre!
A menos que aceptasen un pacto: firmarían ambos sus cartas de despido y el director las guardaría en un cajón. Seguirían en el hospital, y un observador imparcial dictaminaría si cooperaban. Si no cooperaban, el director sacaría las cartas, y a la calle.

¿Y?
Volvieron a cooperar.

Enhorabuena.
Para influir, crea incertidumbre: descabalga a los rivales de su seguridad... y podrás reconducir su conflicto.


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