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sábado, 24 de septiembre de 2016

10 Consejos Para Que Los Docentes Motiven A Sus Alumnos

10 Consejos Para Que Los Docentes Motiven A Sus Alumnos

¿Tienes un profesor que te haya marcado? ¿Fue algo positivo o negativo? ¿Qué hizo para que, a más de 20 años de egresado del colegio, aún lo recuerdes? Estas son algunas de las preguntas que motivaron esta lista de consejos con algunas soluciones fáciles de implementar pero con gran repercusión sobre los estudiantes. Míralas:

1. Llevar vídeos cortos que motiven a los alumnos, dependiendo de su edad

Aunque a veces cuesta el uso de la tecnología, y el material no se encuentra tan fácil en Internet o no sabemos como descargarlo es importante contar con esta herramienta ya que hay mucho material disperso con mensajes muy concretos. Es una herramienta con la que todos los alumnos se “enganchan” y uno puedo comenzar la clase con de forma dinámica y obtener mejor resultado en cuento a la participación del grupo.

2. Llevar actividades lúdicas

Realizar juegos y ejercicios físicos para que las realicen los alumnos, distendiendo el ambiente y predisponiéndolos positivamente para la clase.

3. Que los alumnos comenten sus experiencias y vivencias del fin de semana

Esto, con el fin de empatizar y entablar una conversación entre ellos y el profesor. El aprendizaje comienza desde las experiencias vividas por cada alumno, lo que lo hace más significativo.

4. Ser práctico y teatral

Que el profesor lleve un elemento desconocido a la sala de clases con el fin de llamar la atención de sus alumnos. Ejemplo: profesor de biología llega con huesos de vacas. Profesor de historia: con sombrero parecido al de Napoleón.

5. Realizar actividades diferentes

Por ejemplo, que se acuesten en el suelo y que recuerden buenos momentos que han tenido durante el año escolar. El foco es que sea bien practico. Todo lo que explicamos sea con una dinámica. Primero el ejemplo y luego la conclusión. Hacemos que de los juegos se evidencien ciertas cosas, que operan de manera inconsciente y después sacas lo que pasó y se dice la parte más conceptual. Apoyamos lo que enseñamos en actividades prácticas y vamos variando el medio sobre los que pueden manifestar su aprendizaje los alumnos cuando el tema es muy largo.

6. Generar debates en tornos a temas de interés en sus alumnos

Dependiendo de su edad. Dar espacios de opinión. Que los alumnos se sientan que tiene algo que decir y no ser indiferentes. Esto los hace sentirse validados y les incentiva a involucrarse y comprometerse emocionalmente con el tema, a buscar por sus propios medios argumentos para sostener su opinión. Además, les permite desarrollar su personalidad.

7. La imagen que el profesor proyecta a sus alumnos debe ser alegre, desafiante, inspiradora y motivadora.

Lo que nos interesa cambiar es el profesor como una autoridad fría y distante.
Esto tiene que ver con otra noción de respeto, que no es por el castigo sino con la empatía por esa persona. Esto tiene mucho más impacto en cómo se relacionan los niños con los demás, con los adultos. Si tienen un adulto castigador, el día de mañana no sabemos si van a poder relacionarse bien con una autoridad.

8. Enseñar con el ejemplo

La relación profesor-alumno tiene que cuidarse súper harto y uno se cuida un montón. No podemos decir que no sean violento y después reaccionar nosotros con golpes en la pizarra o un grito. De esta forma ellos aprenden a hacer caso ante el miedo y no ante el amor que en un principio pusimos cuando le pedimos de buena manera las cosas..

9. Dar el espacio a los alumnos para que pregunten….para luego devolverle las preguntas

No se trata de que el profesor no se haga cargo de su tarea educativa, pero tampoco que le dé todo “masticado” al alumno. Es importante incentivar la reflexión en el alumno y poder entablar un diálogo entre las partes. Que ellos lleguen a sus propias conclusiones.

10. Recordar a los profesores que nos marcaron positivamente y replicar lo que realizaban ellos.

Cada vez es más evidente que hubo algunos docentes que nos marcaron. Esos profesores son una brújula para nosotros.
Si alguno de ustedes es profesor y usa otra técnica para motivar a su alumnos, los invitamos a compartirla. Si por otro lado, fueron alumnos de alguno que los marcó positivamente, también les damos el espacio para que compartan su experiencia y para que se transmita a otros, para que cada vez impacten más positivamente los docentes y los padres, que también son formadores en sus casas.

lunes, 4 de enero de 2016

La Violencia de los Hijos Esther Calvete

Narcisista, con aires de grandeza y con la sensación de tener derecho a todo, éste es el perfil del hijo que, sobre todo llegada la adolescencia, tiene actitudes violentas hacia sus padres. Lo dice un estudio elaborado por, entre otros, la investigadora de la Universidad de Deusto Esther Calvete y que se acaba de publicar en la revista especializada Developmental Psychology.
A lo largo de tres años, el equipo liderado por Calvete ha trabajado con 591 adolescentes vizcaínos y también con sus padres, con el objetivo de averiguar cuál es el caldo de cultivo de las agresiones de hijos a padres, una cuestión en sí difícil de estudiar porque, según se lee en el informe, "hijos abusadores y padres abusados son reacios a admitir que está ocurriendo este tipo de agresión". Hay pocos estudios al respecto y éste es el primero que examina el enlace entre el narcisismo y la violencia de hijos a padres.
Dos grandes escenarios son los que influyen en la posibilidad de que un niño se convierta en un adolescente agresivo. El primero, un ambiente violento, un hogar en el que el niño se ve expuesto directamente a la violencia. Por ejemplo, cuando los padres se agreden entre ellos o cuando uno agrede al otro. El segundo tiene que ver con la ineficiencia de los padres, con progenitores "excesivamente permisivos" o con "carencias afectivas".
"Donde la agresión es algo común, los hijos desarrollan un alto concepto de sí mismos, al tiempo que se sienten alejados, desconectados y rechazados a la vez. Hemos comprobado que, en quienes detectamos un ambiente violento durante el primer año de investigación, hubo agresiones de hijos a padres en el tercer año de estudio", se lee en el informe.
En aquellas familias en las que se detectó, durante ese primer año de investigación, un entorno en el que el calor humano era prácticamente inexistente, a lo largo del segundo año se observaron las consecuencias de esa falta de afecto ambiental en el desarrollo narcisista y en sentimientos de sentirse desconectado y poco querido de los adolescentes. Finalmente, hay diferencias en el desarrollo de la conducta agresiva entre chicos y chicas.. "El narcisismo pronostica la agresión de hijos a padres sólo en los chicos", sostiene el informe. En cambio, en las chicas es mas importante el desarrollo de sentimientos de desconexión y de no ser querido por los demás. La exposición a la violencia familiar, como agresiones del padre a la madre, es un indicador de violencia hacia los padres y madres tanto en chicos como en chicas.

La exposición a la violencia

Vivir en un entorno violento, o donde con cierta asiduidad hay episodios de agresividad, predispone a la violencia, incluída aquella que pueden acometer los hijos contra sus padres. Si esa violencia se dirige del progenitor al hijo o se desarrolla entre los padres, existen más posibilidades de que el hijo pueda heredar el gesto y ser violento en poco tiempo, según este estudio.

Estilo familiar

Hay dos tipos de familia que pueden influir en el posible carácter de los hijos a medida que se conviertan en adolescentes. Uno es aquel que se caracteriza por la permisividad y, otro, aquel en el que falta calor. "Los progenitores permisivos se asocian a las agresiones de hijos a padres, algunos estudios afirman que cuando los padres son demasiado permisivos y no se ocupan de sus hijos éstos tienden a adoptar el rol de padre. Este cambio de roles puede producir conflictos entre padres e hijos y, en última instancia, agresiones. Por ejemplo, los hijos pueden enfadarse y ponerse agresivos con los padres cuando éstos no cumplen sus funciones para con ellos"
Allí donde escasea el apoyo, el afecto y una comunicación positiva también hay posibilidad de que se generen escenarios de agresividad entre hijos y padres. "Los progenitores perceptivos y cariñosos pueden influir a sus hijos a la hora de adoptar estrategias no violentas para conseguir logros y expresar indignación o enfado. Por el contrario, en hogares fríos donde los integrantes viven distantes puede provocar en los hijos mala adaptación y la imitación de sus estrategias agresivas, así como sus patrones de interacción".