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jueves, 28 de febrero de 2013

Aprender de los Campeones se puede PEP MARÍ


  • Deportistas y cirujanos usan la visualización como herramienta
  • Los mejores equipos de camareras de piso funcionan de forma similar al Barça
  • Los valores y el sentido de trascendencia ayudan a ganar en el deporte y en la vida
¿Qué puede aprender alguien que no es deportista de un gran campeón como Nadal, Messi, Michael Jordan o Guardiola? Puede aprender a dar su máximo rendimiento en situaciones de gran presión al entender cómo los futbolistas, tenistas o atletas rinden al cien por cien en las finales de los grandes eventos deportivos.
Así lo explica el psicólogo Pep Marí en su libro 'Aprender de los campeones' (Plataforma Actual), en el que detalla qué es lo que lleva a estos deportistas a conseguir su máximo rendimiento en las citas más importantes del calendario y cómo cirujanos, camareros, policías, músicos o gobernantas pueden aprender de la forma en que un deportista o un equipo afronta una situación complicada.
El psicólogo Pep Marí.
El psicólogo Pep Marí.
Marí, jefe del Departamento de Psicología del Deporte del Centro de Alto Rendimiento Deportivo de San Cugat (Barcelona), asegura que el comportamiento de los deportistas en situaciones de mucha exigencia puede ser una inspiración para cualquier profesional.
Entre las herramientas de la psicología del deporte que se pueden usar en el día a día por cualquier persona destaca la visualización. Él, cuenta en una entrevista a ELMUNDO.es, al preparar a la selección española de hockey para los Juegos Olímpicos de Barcelona 92 hizo que sus integrantes visualizaran "miles de veces" la salida al campo, con los gritos, los aplausos.El objetivo era que los jugadores se sintieran habituados a esa sensación y pudieran rendir al máximo.
Esta misma técnica la aplicó con los concursantes de la cuarta edición de Operación Triunfo, programa con el que colaboró. "Los concursantes se imaginaban que salían al escenario y que interpretaban muy bien su tema", explica Marí, quien señala que la visualización, esa herramienta usada tan a menudo por los deportistas, funciona porque "te permite comprobar que tienes muy claro lo que tienes que hacer. Si en la mente está clarísimo también está claro en la realidad".

El poder de la visualización

A la hora de superar miedos la visualización también puede ser una herramienta muy útil. "Si, por ejemplo, ir al dentista te da miedo, lo más parecido a ir es imaginarte que vas. Así, por habituación vas perdiendo el miedo", señala Marí. Para personas que tienen que enfrentarse a dar conferencias ésta puede ser una técnica muy útil: "Visualizar cómo va a ser esa conferencia con todo lujo de detalles, con viveza, emocionándote casi, ayuda mucho. Cuanto más parecido a la realidad sea, mejor".
"Los cirujanos repasan visualmente las operaciones la noche antes. Como los deportistas"
Los cirujanos, cuenta Marí, suelen usar esta técnica antes de una operación importante. Él lo descubrió cuando una amiga tuvo que someterse a una intervención muy delicada. Se preguntó cómo la prepararía el médico y, una vez que lo tuvo enfrente, le cuestionó sobre el proceso que seguía. Posteriormente, incluso llegó a asistir a operaciones para documentarse, "como si fuera un deporte nuevo", y conocer de primera mano cómo ponían en práctica la cirugía y terminó dando un curso en el Colegio de Médicos de Barcelona.
Lo más llamativo de los cirujanos, explica, es que la noche anterior a una operación la repasan visualmente en la almohada, pero al contrario que los deportistas, que sólo se visualizan haciendo de forma correcta el gesto competitivo, tienen en cuenta todas las posibles complicaciones que pueden surgir en la operación. "Ven todas las complicaciones que se dan en cada momento y tienen en cuenta, tanto si lo que han hecho sale bien o sale mal, cuál es el siguiente paso", detalla Marí. En el caso de que haya algún paso que no tienen claro, consultan el manual o "no dudan en llamar a un compañero que se lo pueda aclarar aunque sean las cuatro de la madrugada", asegura.

Las gobernantas y el Barça

Marí también ha trabajado con gobernantas y camareras de piso en hoteles para optimizar su rendimiento. Al enfrentarse a esa labor pidió poder estar con ellas como si fuera una gobernanta en prácticas para conocer de cerca cómo desarrollan su tarea. También pidió conocer con detalle a un muy buen equipo de camareras de piso, a uno eficaz y al peor. "Yo me fijé cómo trabajaban y vi lo mismo que veo aquí cada día con los deportistas de alto rendimiento: los mejores equipos de camareras tenían los papeles excelentemente repartidos y las tareas muy bien asignadas. En los malos se doblan los papeles y las tareas están muy mal repartidas. Las buenas trabajaban concentradas, pendientes de lo que toca hacer en cada momento, mientras que las malas no estaban concentradas", explica Marí.
"Una parte del éxito de Guardiola es que el equipo siempre afronta igual los partidos"
Además se dio cuenta de que las camareras de los buenos equipos "tenían el tono justo de activación", mientras que las malas "iban excesivamente relajadas, les faltaba alerta. Y las buenas tenían mucha conexión entre ellas, mientras que las malas se criticaban". "Como si fueran un equipo deportivo", asegura.
¿De quién se puede aprender en España esta filosofía de trabajo en equipo? Marí tiene claro que el Barça de Pep Guardiola es uno de los que mejor la pone en práctica. Este psicólogo señala como uno de los elementos de éxito de este equipo el hecho de que Guardiola "afronte siempre igual los partidos", lo que genera mucha confianza entre sus jugadores.
"Supongamos que los jugadores del Barcelona ven dos horas de vídeo a la semana para estudiar al rival. Si toca jugar contra el Málaga ven dos horas, pero si toca jugar contra el Madrid, pues también ven dos horas". Marí asegura que, en el caso de que tuvieran que ver más horas de vídeo contra determinado rival, "ahí el coco dudaría porque le das a entender al deportista que con lo que hace normalmente no será suficiente para este fin de semana". "Lo contrario de confianza es duda y, si aparece la duda, estás muerto", garantiza.
Como ejemplo de esta actitud ante la competición Marí pone una frase que se repetía el gimnasta Gervasio Deferr, campeón olímpico en salto en Sidney y en Atenas: "Antes de salir a una competición siempre se repetía: 'Voy a hacer una vez más lo que he hecho 3.500 veces entrenando'. Simplemente iba a hacer lo mismo".

Valores para ganar

Marí enumera entre las cualidades que tiene un buen entrenador elasignar a cada jugador un rol dentro y fuera del campo que esté en consonancia con sus valores. Desde su punto de vista, esa tarea también ha sabido desempeñarla muy bien Guardiola.
"Para que un equipo funcione bien es muy importante la claridad en los paples de sus miembros"
"Xavi tiene muy claro lo que se espera de él en cada momento, que es crear juego, hacer pases y, si puede, meter gol. En un momento de crisis sabe que se espera que lidere el equipo, marque una pauta y, cuando el sistema de juego se atasca, tenga una genialidad. Imagínate que se le pide esto a Puyol; va a decir que no porque a él lo que le realiza es quitarle el balón a un tío, destruir juego, no crearlo".
Por eso, subraya este psicólogo deportivo, es muy importante en un equipo la claridad de los papeles de cada uno de sus miembros, la aceptación por parte de cada uno de ellos de ese cometido y el cumplimiento de ese papel que tiene asignado. "Es lo mismo que si Guardiola le pide a Messi que no cree gol. No podría cumplir ese rol", explica.

En busca de la trascendencia

Pero Marí va más allá y habla de cómo el sentido de trascendencia puede ser un motor de gran potencia para los deportistas. "Esta idea me la descubrió un jugador de ajedrez que es ahora el campeón del mundo, Vishy Anand. En una entrevista le preguntaban para qué jugaba al ajedrez y él aseguró que 'para encontrar la esencia' de ese deporte". Con esta respuesta, Anand "le da un sentido a la actividad que va por encima de lo cotidiano", señala Marí, para quien este sentido de trascendencia hace posible vencer el miedo porque "tu objetivo no es ganar, sino ir más allá. Te da pilas alcalinas, te sientes un elegido y el solo hecho de ir a buscar el objetivo ya te hace feliz".
Este jugador de ajedrez no es el único deportista en busca de esa trascendencia. Ése era el objetivo de la selección sudafricana de rugby que ganó el mundial en 1995 y que contribuyó a la reconciliación del país tras el fin del 'apartheid', tal y como narra John Carlin en 'El factor humano', libro llevado a la gran pantalla por Clint Eastwood bajo el título de 'Invictus'. O de Michael Jordan cuando aseguró que jugaba para "cambiar la imagen de Chicago" porque había mucha delincuencia.
Hay empresarios, dice Marí, que también aplican esta filosofía. Alude al creador de la compañía de transporte urgente MRW, Francisco Martín Frías, quien creó la empresa en la que le gustaría que trabajasen sus hijos, según cuenta él mismo.

La utilidad del miedo

Pero, ¿qué hacer si aparece el miedo? ¿Es algo útil para un deportista? ¿Puede llegar a ser útil en la vida? Marí explica que "en su justa medida, cuando te da el grado justo de alerta, sí que tiene su utilidad". El boxeador Mike Tyson, cuando tenía 16 años, le confesó antes de un combate a su entrenador que estaba muerto de miedo. Entonces el entrenador, narra este psicólogo, le dio "la bienvenida al mundo de la competición y le dijo que el día que no tuviera miedo que sería mejor dejar de competir". Para Marí, "el problema no es el miedo, sino cambiar cosas por culpa del miedo".
"Hay cuatro maneras de afrontar el miedo: evitarlo, controlarlo, tolerarlo o disfrutarlo"
Como maestro en el manejo del miedo Marí pone a Rafa Nadal, al Nadal que se convirtió en número uno del mundo ganando a Federer torneo tras torneo. Marí detalla que hay cuatro maneras de afrontar el miedo: evitarlo, controlarlo, tolerarlo o disfrutarlo. "Los buenos creo que disfrutan bajo presión", explica este psicólogo, quien se refiere a que el reciente triunfo de Djokovic sobre Nadal en el Abierto de Australia se debió a que el serbio disfrutó sobre la pista más tiempo que el manacorí.
¿Y de deportistas como Pepe se puede aprender algo? Para Marí sí que es posible sacar alguna lección del comportamiento antideportivo del madridista al pisar la mano de Messi. Este psicólogo explica que Pepe "hace las cosas que hace porque pierde el control y no sabe controlar sus emociones". Y seguramente sus valores serán del tipo 'el fin justifica los medios' o son excesivamente competitivos". Así que la lección que se podría extraer del comportamiento de Pepe es que "cuando no se consigue el objetivo, la gente se frustra y cuando alguien se frustra muchas veces seguidas, puede dar a situaciones violentas porque hay una pérdida de control".

Los adolescentes necesitan tener normas por parte de sus padres para sentirse seguros


Los adolescentes necesitan tener normas por parte de sus padres para sentirse seguros
Los padres de hoy sienten una gran preocupación por la educación de sus hijos y tienen mucha información al respecto, y «sin embargo, nunca han estado más despistados», asegura María Jesús Álava Reyes, psicóloga y autora —junto a Susana Aldecoa, directora del colegio Estilo—, de La Buena Educación (editorial La Esfera de los Libros), que acaba de ver la luz.
Aunque a algunos padres les cueste asumirlo, la educación de los hijoscomienza desde el mismo momento en que nacen. «Prueba de ello, es que muchos pediatras recomiendan que el recién nacido duerma y coma a demanda, para que los padres no se obsesionen. Un grave error —asegura rotunda Álava Reyes—. Tenemos la consulta llena depadres desesperados porque han dado de comer y dejado dormir al niño cuando él ha querido y no pueden ni descansar por las noches por atender sus continuas demandas».
Le han acostumbrado desde un principio a que sea el pequeño el que lleve las riendas, convirtiendo a los padres en verdaderos esclavos. «La educación en los primeros años es la clave para el futuro comportamiento de los hijos —advierte esta psicóloga—. Es importante ponerles límites y saber decirles que no en el momento adecuado para ir entrenando sus emociones; de lo contrario, tendremos adolescentes frustados».

Enfrentarse a la realidad

De hecho, según los estudios, más del 40% de los niños y adolescentes no saben cómo enfrentarse ante la realidad que les rodea en su día a día porque siempre han hecho lo que han querido y cuando lo han considerado, de manera que cuando les llega la primera dificultad, no saben cómo reaccionar. «Por eso, actualmente hay tantos jóvenes que no saben comunicarse, que se aislan en su ordenador... Son muy débiles emocionalmente, muy influenciables, manipulables, inseguros y, por ello, la salida más fácil a su manera de sentirse es mostrar agresividad. Además, por buscar una vía de escape tienengrandes posibilidades de caer en la adicción a drogas o alcohol. Al no ser dueños de sus emociones se hunden y el precio que pagan es muy alto: la infelicidad».
Por este motivo, la directora del colegio Estilo, Susana Aldecoa, iniste a los padres en que todo se fragua desde la infancia «y todos los matices que rodean a los niños a estas edades son importantes». En las aulas del colegio Estilo se concede mucha importancia a las emociones y a la formación integral de los alumnos desde que son muy pequeños. Combinan la formación humanística y la cultural con la excelencia, la responsabilidad, el respeto a los demás, la convivencia... «Les enseñamos a pensar, a empaparse de buena literatura y varios idiomas. No usamos libros hasta los siete años, cuando los alumnos se estrenan con Dickens, y tenemos asignaturas complentarias como el debate, para que aprendan a mostrar y defender su propios criterios, el arte, la religión, ajedrez o la música, entre otras».
No hay que olvidar, tal y como apunta Álava Reyes, que a los seis años se desarrolla el 80% de su acervo intelectual y a los 8 años se instala su personalidad. Reconoce que cada vez es más frecuente encontrarse en consulta a jóvenes de 20 años con una edad emocional de ocho años. «Hay que hacer saltar las alarmas en la sociedad porque el gran fracaso de nuestro país es tener una población que no está bien educada emocionalmente. Si no se pone remedio, estos adolescentes mañana tendrán hijos y ¿cómo les educarán?: carentes de valores emocionales. La bola irá creciendo. Hay que reaccionar ya».

Pautas positivas

domingo, 24 de febrero de 2013

Como Perciben y Entienden Nuestros Hijos

1./Los Visuales
2./Los Auditivos
3./Los Emocionales o Kinestesicos

Como Perciben y Entienden Nuestros Hijos

1./Los Visuales
2./Los Auditivos
3./Los Emocionales o Kinestesicos

Insultos que “duelen”, palabras que emborrachan Por Antonio Martinez Ron


Insultos que “duelen”, palabras que emborrachan

24 febrero 2013

* Este artículo ha sido publicado el 24/02/2013 en el suplemento XL Semanal bajo el título erróneo “Los insultos duelen. Literalmente”. Reproduzco aquí el original, sin editar.

"Esto le va a doler". Una combinación adecuada de palabras puede potenciar una sensación, cambiar nuestra forma de percibir, de pensar e incluso nuestra forma de caminar. Y un estado emocional puede hacer que un dolor se convierta en crónico. Cuando el médico nos pone una inyección, por ejemplo, una simple advertencia sobre lo que vamos a sentir puede provocar que sea más dolorosa. Nuestro cerebro anticipa el dolor y activa la sensación antes incluso de que la aguja haya entrado en la piel. ¡Ouch! En la última década los científicos han demostrado que nuestra sensación de dolor es mayor si nos avisan con antelación del estímulo y que se puede inducir malestar solo con indicar que algo lo provoca. Un grupo de investigadores de la universidad holandesa de Radboud-Nijmegen escogió en 2011 a más de cien voluntarios y los sometió a una serie de pruebas. Expuestos a la misma sustancia, aquellos a quienes se advirtió de que sufrirían un fuerte picor no pararon de rascarse, y algo parecido sucedió con los que fueron advertidos sobre el dolor.

"Las palabras pueden predisponernos, porque crean expectativas", asegura el neurólogo Arturo Goicoechea. "Éstas modifican las emociones y eso influye en el dolor, el picor y otras circunstancias". En la universidad alemana de Jena, el investigador Thomas Weiss ha demostrado recientemente que hablar del dolor alimenta el propio dolor. Mediante resonancia magnética funcional, Weiss comprobó que cuando a los sujetos se les expone a palabras como "atroz", "insoportable" o "punzante", se activa la denominada "matriz del dolor", la misma región del cerebro que se pone a trabajar ante los estímulos nocivos. "En estudios anteriores", recuerda, "también vimos que cuando aplicábamos un estímulo doloroso después de someter a los pacientes a palabras "nocivas", estos calificaban el dolor como más intenso". (Seguir leyendo -->)

Trabajos paralelos a los de Weiss demuestran que en el denominado “dolor social” también participan las regiones cerebrales relacionadas con el dolor. Varios estudios recientes apuntan que cuando un individuo se siente abandonado por el grupo, o se produce una ruptura amorosa, se activa la misma matriz cerebral. Las sensaciones físicas y emocionales se entremezclan hasta tal punto que el malestar provocado por un insulto – según un estudio de la Universidad de Kentucky- se amortigua en aquellos sujetos que toman una dosis regular de paracetamol. La prueba de que dolor social y dolor físico se retroalimentan está en las palabras que usamos cada día. El lenguaje está sembrado de expresiones como "me partió el corazón" o "me apuñaló por la espalda", que señalan al dolor físico real, y de términos relacionados con juicios morales, como cuando decimos que algo nos produce "asco" o "repugnancia" y sentimos ganas de vomitar.

Este factor social y emocional está ayudando a resolver uno de las grandes cuestiones que intrigaban a los médicos en los casos de dolor crónico. ¿Por qué, ante una misma lesión, unos pacientes quedaban doloridos de por vida y otros no? En algunos casos la ausencia de daño físico resulta desconcertante. Analizando con escáner la respuesta de dolor de individuos que han sufrido una lesión de espalda, se ha observado que el factor emocional es determinante. Aquellas personas que tienen una mayor relación entre la corteza frontal y núcleo accumbens, encargados de las emociones y la motivación, están más predispuestos al dolor crónico. Tanto, que los científicos pudieron predecir con un 85% de precisión quién lo iba a desarrollar una vez que la lesión había sanado.
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"Las palabras no solo cambian lo que percibimos sino también lo que hacemos". Susana Martínez Conde dirige el Laboratorio de Neurociencia Visual del Instituto Neurológico Barrows, en Phoenix, y estudia desde hace años cómo los magos engañan nuestros sentidos. Una de las técnicas más utilizadas se conoce en psicología como primado (en inglés, priming) y consiste en exponer al sujeto a unos estímulos que van a condicionar su respuesta. "Un buen ejemplo", recuerda Martínez Conde, "es un experimento en el que se enseña un accidente de circulación a un grupo de individuos y se les pide que valoren qué coche va más rápido: los que escuchan que el coche rojo "choca" hacen una estimación más baja que aquellos a quienes se dice que el coche rojo "se estrella".

Los magos utilizan estos resortes psicológicos para condicionar nuestra respuesta en algunos trucos, como aquellos en los que nos piden que pensemos un número que previamente han deslizado en nuestra mente de manera sutil. Los efectos del primado actúan a nivel inconsciente e influyen en nuestra forma de actuar y hasta en nuestros juicios de valor. En una de las primeras pruebas sobre este fenómeno se expuso a algunos voluntarios a palabras relacionadas con la vejez y al salir se comprobó que caminaban más lentamente que los que habían sido expuestos a palabras neutras. En otras pruebas se ha visto cómo los sujetos pueden tener respuestas racistas, violentas o amables en función del primado al que les ha sometido el entrevistador.

El profesor Jaume Rosselló, de la Universidad de les Illes Balears, ha realizado algunos experimentos con priming y juicio moral. "Hemos comprobado", relata, "que la presentación de imágenes impactantes - 'gore', para entendernos- provoca que seamos más permisivos ante un dilema moral". En la prueba plantean, por ejemplo, el problema de una madre que debe sacrificar a uno de sus dos hijos para que no mueran los dos, y aquellos que han visto imágenes más violentas tienden a comprender mejor su decisión que los que han visto imágenes neutras. "Esto tiene algunas implicaciones interesantes", reflexiona Rosselló, "porque en muchos telediarios vemos imágenes de atentados o guerras antes de otras informaciones, y quizá nos pueda influir. O imaginemos lo que sucede con la sucesión de casos que estudia un juez".

Pero no hacen falta sofisticadas pruebas para convencer al cerebro de cualquier cosa. En el año 2001, y para su tesis doctoral, Rosselló diseñó un experimento para comprobar cómo la ingestión de determinadas cantidades de alcohol podía alterar la atención. Como esperaba, el resultado mostró que el alcohol alteraba la capacidad de atención de los sujetos, pero se encontró con una sorpresa: resultó que las expectativas de beber el alcohol también podían alterar la forma de conducir. "En el grupo de los que bebieron un brebaje placebo", recuerda Rosselló, "vi gente mareada, colocada y con ataques de risa. Algunos hasta me pedían quedarse una horita por allí antes de coger el coche. Los pobres no sabían que no habían tomado ni una gota de alcohol".
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¿Puede una palabra mal elegida por el médico hacer empeorar al paciente? La respuesta es sí, aunque los mecanismos del conocido como “efecto nocebo” son tan desconocidos aún como los del placebo. El profesor Thomas Weiss está convencido incluso de que los efectos secundarios de los que se informa en los prospectos de los medicamentos producen más efectos adversos entre quienes los leen. "Desgraciadamente", confiesa a XL, "no se me ocurre una manera de solucionar este problema". Arturo Goicoechea cree que algunas intervenciones perjudican al paciente por culpa de una "cultura del dolor" errónea que asocia dolor con daño, cuando no necesariamente van unidos. “El dolor es una estimación estadística del cerebro", explica Goicoechea, "que activa una respuesta porque considera que existe una amenaza. Pero a veces se equivoca". Goicoechea pone como ejemplo algunos estudios que señalan que ante los casos de "latigazo cervical" - producidos por accidente de coche -, los pacientes a los que se pone collarín y se les incita a ser muy cuidadosos terminan desarrollando un dolor crónico con mayor frecuencia que aquellos a los que el médico no condiciona ni inmoviliza.

"Las últimas investigaciones apuntan a que el dolor es más una emoción que una sensación", recalca Susana Martínez Conde. "Dependiendo de nuestro estado emocional podemos interpretar el mismo estímulo de manera distinta”. Por eso, en algunos casos, la solución empieza a pasar por enseñar a los pacientes a reaprender el dolor. Sobre todo cuando no existe estímulo físico que lo provoque. Esta “ficción” mental es la misma que se produce con el dolor empático, el que sienten algunos individuos cuando ven un daño provocado a otra persona, o con los experimentos de la mano de goma, en los que el cerebro del sujeto interioriza que una mano falsa es suya y puede llegar a sentir frío, calor y hasta dolor cuando le producen un daño aparente. "El dolor es una construcción mental como muchas otras", añade Luis Martínez Otero, investigador del Instituto de Neurociencias de Alicante. Cuando las circunstancias lo requieren, y el cerebro considera que el dolor no va a ayudar a la supervivencia, está dispuesto a prescindir de él. "Esto recuerda la famosa anécdota del explorador David Livingstone", apunta Martínez Otero, "quien, tras el ataque de un león, aseguró no haber sentido dolor. Su cerebro había sufrido un baño de endorfinas, aunque él lo atribuyó a una señal divina".

Algunas afecciones neurológicas han ayudado a comprender la componente emocional del dolor. Existe una extraña enfermedad, denominada "Indiferencia congénita al dolor", en la que las personas son capaces de sentirlo pero, como no le dan un valor emocional, les resulta indiferente. "En un congreso reciente", recuerda Martínez Conde, "conocimos a un “forzudo” muy popular en EEUU llamado Dennis Rogers, que parte guías de teléfonos con las manos y es capaz de detener un avión con unas cadenas. Él está seguro de que es capaz de hacer estas cosas no por su condición física, sino porque el 99% de la gente se detiene cuando alcanza un límite de dolor que él puede superar". Esta condición relativa del dolor es algo que podemos experimentar en nuestra vida cotidiana. Las agujetas y el dolor muscular que sentimos tras hacer deporte nos resultan llevaderas porque tenemos claro su origen y sabemos qué significan. Si nos asaltara una molestia de la misma intensidad sin motivo aparente, lo más probable es que acabáramos aterrados y en la consulta de urgencias.

--> Para saber más: Los engaños de la mente - Susana Martínez-Conde, Stephen L. Macknik y Sandra Blakeslee (Destino 2012)

Superdotados: niños, a pesar de todo Cociente intelectual mayor de 130, creatividad, persistencia en las tareas, gran capacidad de influir en la gente. Clínicamente, estas son las características básicas que definen a una persona superdotada. Sin embargo, en la vida diaria esta 'cualidad' implica mucho más.


Superdotados: niños, a pesar de todo

  • Cociente intelectual mayor de 130, creatividad, persistencia en las tareas, gran capacidad de influir en la gente. Clínicamente, estas son las características básicas que definen a una persona superdotada. Sin embargo, en la vida diaria esta 'cualidad' implica mucho más.
Clases en un campamento en Málaga para niños superdotados
Clases en un campamento en Málaga para niños superdotados Efe
"En principio son niños que tienen una situación neurológica normal, sin ningún antecedente de enfermedad previa", explica a SINC Pedro de Castro, neurólogo infantil del Hospital Gregorio Marañón de Madrid. "Pero una vez que se establece la capacidad intelectual por encima de la media, hay que valorar otros factores que se asocian con frecuencia, como problemas depresivos o de integración social".
De hecho, aunque las cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) apuntan a que el 2,3% de la población mundial posee altas capacidades, más del 30% de estas personas tienen un bajo rendimiento escolar y se sienten aisladas y no tan felices como su grupo de sus compañeros.
Es más, según De Castro, los niños superdotados muchas veces sufren falta de motivación y frustración en el colegio, sienten que los profesores no entienden su comportamiento ni su manera de ser y no se identifican con los demás. Y esto con frecuencia desemboca en un aislamiento; no prestan atención en el colegio, no tienen interés en lo que se explica y no se conforman con lo que se les dice. Todo ello deriva en muchos casos en un aparente fracaso escolar, síntoma que suele ser la razón por la que se acude al especialista.
"Las familias vienen por problemas en el colegio, creen que sus hijos pueden sufrir trastorno por déficit de atención o hiperactividad; la mayor parte de las veces no saben que son superdotados", afirma el neurólogo. "Por eso lo primero que hay que hacer es diagnosticarles para que los profesionales adecuados encaucen estas capacidades y logren un rendimiento académico y personal óptimo".
Como bien señala Alicia Rodríguez, presidenta de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST), "no tener un hijo dentro de la media supone tener que informarse de sus perfiles, como lo tendríamos que hacer con cualquier otra diferencia, como la celiaquía o la diabetes, y así ayudarle para un desarrollo dentro de la mayor normalidad, donde se encuentre identificado con el conjunto".
Sin embargo, algunas familias viven esta condición con ansiedad, no como un premio o un 'valor añadido' de su hijo. No saben si le están atendiendo adecuadamente, si necesita más o le exigen demasiado. Los expertos coinciden en que los niños superdotados primero deben ser tratados como niños, y luego, de acuerdo con su capacidad innata.
¿Listo o superdotado?
Uno de los indicadores para determinar la superdotación es la anticipación de aprendizajes o hechos cotidianos, como empezar a andar o aprender a leer muy pronto, lo que a veces se confunde con una precocidad del niño. Ahí es cuando deberían entrar en acción los especialistas para que el diagnóstico llegue lo antes posible. Sin embargo, a día de hoy en España no se lleva a cabo ninguna detección sintomática.
"Una alta capacidad no viene dada por un cociente intelectual alto, eso solo es un indicador más", sostiene uno de los técnicos de la Consejería de Educación de la Comunidad de Madrid encargado de gestionar el Programa de Enriquecimiento Educativo para Alumnos con Altas Capacidades (PEAC). "La acreditación de alta capacidad debe ser oficial, siempre realizada por un equipo especializado".
La evaluación realizada para determinar la presencia de alta capacidad comprende pruebas de capacidad intelectual, pero también una de creatividad, de pensamiento divergente, y un seguimiento de la producción escolar del alumno. Los alumnos con alta capacidad pueden ser propuestos para participar voluntariamente en el programa.
Sería revelador que un análisis neurobiológico pudiera determinar la inteligencia, pero no existe nada parecido. Castro lo deja claro: "No hay ninguna prueba biológica que la detecte, ni análisis, ni resonancias magnéticas, ni estudios de ningún otro tipo que muestren una capacidad alta".
Para el neurólogo infantil "inicialmente es difícil hacer un diagnóstico diferencial entre un niño superdotado sin problemas y uno con dificultades de sociabilidad, como ocurre en numerosos casos de síndrome de Asperger, un tipo de trastorno del espectro autista. Hay que hilar muy fino para saber si esas complicaciones son reactivas a que no le han hecho caso o a una patología intrínseca". Aun así, se mantiene optimista al respecto: "Las habilidades sociales se pueden mejorar con el tiempo, sobre todo si se realiza un diagnóstico precoz que posibilita un mejor tratamiento y enfoque de estos niños".
Dejar de ser bichos raros
Los superdotados no se parecen en el carácter por el hecho de serlo. Dentro del colectivo de altas capacidades existe la misma variabilidad que entre los alumnos 'normales'. "Nos encontramos con líderes sociales y con otros niños que, si no rechazados, al menos no están bien atendidos porque tienen una capacidad intelectual y unos intereses diferentes a los de sus compañeros", subraya Diego Plaza, uno de los coordinadores del PEAC hasta 2005 y ahora director del equipo de orientación de Colmenar Viejo.
Los propios chicos manifiestan su deseo de no ser señalados ni, como suele sucederles, etiquetados como 'empollones' en el colegio. "La principal desventaja que he tenido durante el colegio ha sido sobre todo la relación con mis compañeros de clase, no me entendían, no pensaban como yo y no compartían mis aficiones y por eso a menudo estaba sola", relata Irene T. C., estudiante de Biología Sanitaria.
Lo mismo cuenta Sergio, exalumno del PEAC que ahora estudia primero de Arquitectura: "Cuando era pequeño lo pasé bastante mal, como se me daban bien los deportes y sacaba buenas notas mis compañeros me molestaban todo el rato. Ahora con la edad te das cuenta de que puedes ser como cualquier otra persona, lo que pasa es que los niños suelen machacar a los compañeros que destacan".
Pero no todas las personas superdotadas se caracterizan por ser buenos estudiantes. "Es uno de los estereotipos que queremos romper, alta capacidad no es igual que alto rendimiento académico. Lo habitual es que un niño con alta capacidad no fracase escolarmente, pero eso solo ocurrirá si está atendido en el ámbito educativo de una forma adecuada", comenta otro de los técnicos de la Consejería de Educación madrileña.
"Se trata de que tomen conciencia de que son niños normales, que hay otros niños iguales que ellos, y dejen de verse a sí mismos como bichos raros. El hecho de estar en esos grupos les ayuda a sentirse más normalizados", añade el técnico.
Ya lo decía Carl Gustav Jung, psiquiatra suizo fundador de la escuela de psicología analítica: "Los superdotados son el fruto más hermoso del árbol de la humanidad, pero a la vez son los que corren más grande peligro pues cuelgan de sus ramas más frágiles y con frecuencia se rompen".
Los niños superdotados rechazan el estigma social al que suelen ser expuestos y quieren volverse, conscientemente, invisibles. Pocos allegados lo saben, por miedo de que, al conocer esta diferencia, los demás se puedan sentir inferiores. Solucionar esto depende de que sus capacidades sean explotadas adecuadamente y, más importante aún, de que sean tratados como lo que son: niños.

sábado, 23 de febrero de 2013

Estar motivado es tener un objetivo y pagar todo el precio


Como Motivamos a nuestros Alumnos
Estar motivado es tener un objetivo y pagar todo el precio.
Los alumnos han de estar motivados e ilusionados con su vida.
Y hay que trabajar para que se motiven con el cole.
La realidad es que nos queda mucho por hacer para incrementar la motivación de nuestros alumnos. Y de nuestros hijos.
Para motivar tenemos que partir de los deseos que ya tiene el niño.
El niño suele tener 8  motivaciones básicas 8 necesidades intrínsecas que necesita tener cubiertas. Es importante que se cubran sus necesidades para que esté tranquilo y pueda avanzar.
1.-SEGURIDAD
2.-DISFRUTE
3.-Aceptación
4.-AUTOESTIMA
5.-Confianza
6.-Sentido
7.-Reconocimiento y aprecio.
8.-Autonomia
Se pueden formular de esta otra manera las necesidades que tienen todos los niños.

1 -Ser atendido (seguridad)                   
2-Seguridad (seguridad)
3-Pasarlo bien.(disfrutar)
4-Ser apreciado.(autoestima)
5-Ser reconocido.(Aceptado)
6-Desea que se reconozcan sus progresos (Aceptado)
7.-Encontrar sentido a lo que hace.( Sentido)
Y la motivación es un trabajo de todas las personas que rodean al niño.
Es un trabajo que se hace en EQUIPO.
Son muchos los que han de poner de su parte los padres, los entrenadores y profesores podemos hacer mucho para crear un contexto adecuado.
Motivar tiene que ver con reconocer las necesidades psicológicas de las personas.

1.-Interesate
2.-No desmotives
3.-No rompas la cuerda
4.-Hazte agradable se amable.
5.-Nos motiva sentirnos parte importante
6.-Preguntale sobre lo que le interesa
7.-Cada uno es el protagonista
8.-Prestale interés
9.-Refuerza y premia nos motiva ser bien recompensados.
10.-Saber lo que necesita el niño
11.-Las necesidades de Seguridad
12.-La necesidad de aceptación.
13.-La necesidad de sentido.
14.-La motivación es un traje a medida.
15.-Escucha
16.-Explica
17.-La motivación ha de ser una prioridad
18.-Los más motivados son mejores motivadores
19.-Lo importante es que el alumno encuentre sus motivos.
20.-La Motivación intrínseca.
21.-Hay que aprender a estar motivado.
22.-Hay que aprender a motivar.
23.-La PNL puede ayudar a Motivarnos.
24.-La clave de la Motivación es Mejorar las creencias.
25.-Desarrollar metas deportivas
26.-Disfruta de la preparación del camino.
27.-Libertad y confianza motivan
28.-Aprende a afrontar la adversidad
29.-Naciste para Triunfar
30.-Naciste para Disfrutar
31.-Todos poseemos talentos excepcionales.
32.-Es él quien ha de conseguir lo mejor de El Mismo.
33.-Personalizando el trato.
34.-Encontrar sentido de lo que hace.
35.-La Mentalidad adecuada
36.-Los resultados dependen del esfuerzo.
37.-Todo se aprende
38.-La Mentalidad del crecimiento
39.-Disfruta de la vida
40.-Disfruta de lo conveniente
41.-Habla con dulzura
42.-Actitud de éxito
43.-Creencias para crecer

Motivación para los profesores.

Mayte Rius los 12 errores más comunes de los padres!!!!


Los 12 errores más comunes de los padres

Cómo educar bien a los hijos es una preocupación frecuente entre los padres. Saber qué hacer en cada situación y cómo afrontar cada conflicto no es fácil ni hay recetas mágicas. Sí puede resultar más sencillo saber qué no hacer, cuáles son los errores básicos que evitar

ES | 22/02/2013 - 09:40h | Actualizado el 22/02/2013 - 16:41h
Los 12 errores más comunes de los padres
Uno de los errores más comunes es proteger en exceso a los hijos Getty images
Mayte Rius | Sigue a este autor en Twitter
La educación de los hijos provoca muchas inseguridades y no pocas angustias a muchos padres. ¿Lo estaré haciendo bien? ¿Debería haberle castigado? ¿Me habré pasado de duro? ¿Seré demasiado blando? ¿Cómo logro que me obedezca? Psicólogos y pedagogos explican que quizá restaría presión a los progenitores modificar sus expectativas: en lugar de aspirar a hacerlo todo bien, plantearse no hacerlo mal y, sobre todo, evitar los errores más dañinos a la hora de educar. Con la ayuda de Javier Urra –pedagogo, doctor en Psicología y Enfermería, y durante años Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid–, de Victòria Gómez –orientadora familiar y vocal del Col·legi de Pedagogs de Catalunya–, y de Julio Fernández Díez –psicólogo escolar, catedrático de orientación educativa y autor de Errores en la educación de los hijos (Pirámide)– hemos identificado los 12 errores que se consideran más comunes y perjudiciales a la hora de educar a los hijos. Son estos:
1. Disparidad entre los padres La falta de unidad de criterio entre las figuras de autoridad es uno de los grandes lastres para educar. De entrada, porque si el niño recibe mensajes contradictorios, si sus progenitores se desautorizan entre ellos, no sabe a quién hacer caso y se siente perdido, sin referencias claras. Y porque a medida que crecen aprenden a utilizar esas discrepancias o diferencias de criterio para hacer lo que quieren. “Siempre es mejor equivocarse juntos que acertar por separado”, resume Victòria Gómez, para quien frases tan populares como “pregúntaselo a tu padre” o “lo que diga tu madre” son un error. “Cuando piden algo y no se tiene un criterio claro o único, lo mejor es decirles ‘ya lo hablaremos y te daremos la respuesta’, para que vean que la familia es un bloque”, apunta.
2. Sobreproteger Aseguran los educadores que éste es uno de los errores más frecuentes en la sociedad actual. Los padres asumen muchas tareas de los hijos, estudian con ellos, les disculpan ante el profesor, intervienen antes de verles sufrir las consecuencias de una mala decisión, les dicen constantemente lo que han de hacer, organizan toda la vida familiar a su alrededor, les evitan disgustos… “Esta sobreprotección resulta muy perniciosa porque hace ciudadanos dependientes y a veces muy tiránicos, porque crecen pensando que el mundo gira a su alrededor, que son los reyes de la casa, no uno más de la familia”, advierte Javier Urra. La sobreprotección provoca personas inseguras, incapaces de tomar decisiones y de enfrentar las dificultades y contratiempos diarios, que no saben asumir las consecuencias de sus actos y con problemas de autoestima. Julio Fernández asegura que la sobreprotección es un error clásico a la hora de educar porque estamos preparados genéticamente para proteger la prole, como hacen otros animales con sus crías. “La infancia en la especie humana es muy larga, y para criar a un niño durante tantos años en medio de la sabana había que sobreproteger mucho; pero esa sobreprotección comenzó a resultar excesiva cuando la vida cotidiana se hizo menos peligrosa, y de ello dan cuenta historias como la de la Bella Durmiente o la del Príncipe Siddharta; lo que ha cambiado es que esa obsesión de los padres por salvaguardar a su hijo de todo mal que se atribuía y criticaba a príncipes y personajes de alta alcurnia hoy se ha generalizado a toda la población, y de ahí el actual síndrome del emperador”, explica.
3. Transmitir desprecio Frases como “ya sabía que lo ibas a romper”, “eres idiota”, “pareces tonto”, “no vales para nada”, “siempre me defraudas” o “no sé para que te he tenido” resultan muy dañinas para los hijos. Gómez enfatiza que no hay que faltar al respeto a los hijos ni ponerse a su altura cuando se enfadan: “Los padres no deben perder los papeles, han de controlar su actitud por mucho que el hijo les provoque; hay que estar por encima de ellos y no comportarse como un crío o como un adolescente, y perdonar con facilidad, no entrar en guerras del tipo ‘como él no me habla yo tampoco’”.
4. Falta de continuidad Los expertos advierten que un fallo habitual de los padres es dejarse llevar por su estado de ánimo a la hora de educar, de modo que permiten o no determinadas conductas en función de que estén más o menos cansados, contentos o enfadados. “Hay que tener conciencia de que estamos educando siempre, no en momentos concretos”, señala Gómez. Julio Fernández subraya que, ante los hijos, los padres son la autoridad, de forma que no deberían comportarse de forma arbitraria sino ecuánime y racional.
5. Castigar mal Poner sanciones desproporcionadas o sin lógica, imponer castigos imposibles, hacer promesas inalcanzables o que no se cumplen son errores muy habituales y muy nocivos a la hora de educar. Si los castigos no se aplican por imposibles o por dejadez, los padres pierden autoridad y transmiten la idea de que sus normas pueden quebrantarse fácilmente. “Es mejor ser moderado en el castigo y llevarlo a la práctica, y en lugar de castigar al adolescente sin salir todo un mes o exigirle que estudie cinco horas diarias, limitarle a una hora la conexión a las redes sociales o a la videoconsola”, ejemplifica Fernández.
6. Prometer y no cumplir Los educadores también alertan contra las promesas o premios inalcanzables, que además de decepcionar acaban desincentivando. “A veces prometemos comprarles el móvil o la bici si sacan buenas notas, y esa es una condición muy ambigua, de modo que quizá el chaval se esfuerza pero al final le decimos que no, que los notables no cuentan, que se esperaban de él sobresalientes, o que aunque sus notas son buenas no tendrá el premio porque se ha portado mal con su hermano, y el niño se frustra y deja de trabajar”, explica Julio Fernández. Y añade que en muchos casos se amplía aún más el error cuando luego, en un momento de arrepentimiento, esos mismos padres (o los abuelos), le acaban comprando el móvil o la bici sin haber conseguido el reto propuesto.
7. Comparar entre hermanos Todos los padres saben que cada hijo es diferente. Sin embargo, a la hora de educarlos no siempre los tratan de forma diferente. Lo habitual es lo contrario, que se esfuercen en tratarlos por igual y que, a menudo, los comparen. Pero, advierten los expertos, cada hijo requiere una educación distinta, un trato individualizado y que le dediquen un tiempo a solas, entre otras razones para poder conocerle y saber cómo hay que tratarle. “Las comparaciones continuadas entre hermanos suscitan celos, envidias y dañan”, alerta Javier Urra.
8. No poner límites Los expertos explican que muchas veces los padres no tienen un proyecto claro de cómo van a educar a sus hijos, cuáles son las normas mínimas que van a exigir, y van improvisando, de modo que no siempre son coherentes en sus criterios. “Mientras son pequeños trampeamos los problemas que van planteando, y en la adolescencia se pierde el control, se les quiere poner normas, y entonces ya es tarde”, comenta Victòria Gómez. Julio Fernández subraya que muchos padres priorizan la paz familiar por encima de todo y eluden su obligación de poner límites porque eso lleva en ocasiones al conflicto.
9. Ser amigos de los hijos Los psicólogos advierten que los padres son la figura de autoridad para el hijo y es un error tratar de ser amigos suyos en lugar de ejercer de padres. También desestiman los estilos educativos muy permisivos o aquellos que lo negocian todo. “El estilo democrático está bien para algunas cosas, como para decidir dónde se va de vacaciones, pero se ha magnificado y hay cosas que no se negocian, como el horario de estudio, el ir con cinturón en el coche o comportarse bien el supermercado, ahí ha de ser el padre el que ejerza la autoridad”, reflexiona Fernández. En su opinión, este tipo de errores se han extendido de la mano de lo que denomina “leyendas urbanas sobre educación”, informaciones del ámbito de la psicología que en un momento dado tuvieron vigencia y luego se demostró que no son ciertas pero continúan en la imaginación colectiva, como que no hay que castigar para no traumatizar, que hay que potenciar al máximo la autoestima o que Einstein era mal alumno a pesar de su inteligencia, ejemplifica.
10. Malos ejemplos “Los padres no pueden pedir al hijo que se controle o que no pegue si lo que le transmiten es que de vez en cuando a ellos ‘se les cruzan los cables’, insultan al del coche de al lado, o están siempre criticando; tampoco pueden exigirle que termine lo que empieza o que cumpla las normas si ellos no lo hacen”, dicen los expertos. La incongruencia entre lo que se dice y se hace “resulta muy negativa, quita fuerza moral y deslegitima”, apunta Urra.
11. Negatividad El que fuera Defensor del Menor de Madrid cree que es un grave error no transmitir a los hijos ilusiones, dilemas vitales y amplitud de miras. Advierte que cuando los padres son muy depresivos o negativos y los hijos crecen oyendo todo el día críticas sobre los demás y escuchando que no hay que fiarse de nadie, que los otros son dañinos, “eso repercute en su carácter, que acaba siendo despótico, lastimero, paranoico u ofensivo”.
12. Hacerlos mayores antes de tiempo Un error muy actual de los padres es acortar la infancia de sus hijos, hacerles mayores antes de tiempo. “Se detecta en la forma de vestirlos, en dejarles ponerse un piercing o adoptar comportamientos de adulto desde muy pequeños, en encontrar divertido y alentar que tengan novias o novios, en permitir que con 14 años tengan horarios de fiesta intempestivos…”, indica Fernández. Y subraya que el contrasentido es que a ese mismo chaval al que se deja salir de noche, se le prepara el desayuno y se le tramita la matrícula del instituto. “Por un lado les hacemos muy mayores, y por otro no les dejamos crecer, no les damos responsabilidades propias de su edad”, concluye.


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