Vistas de página en total

miércoles, 2 de mayo de 2012

El Arte de LLevarte bien: Inteligencia Social


Las mujeres no consideran apropiados a los hombres que emplean frases ingeniosas para acercarse a ellas, aunque no los despachen a las primeras de cambio. Esta es la principal conclusión a la que ha llegado un estudio realizado por Corwin Senko y Viviana Fyffe de la Universidad de Nueva York y que se sitúa en la línea de otras investigaciones similares como la pionera realizada en 1986 en la Universidad de Alaska por Chris L. Kleinke, Frederick B. Meeker y Richard A. Staneski. Existe una bibliografía bastante amplia dedicada a desvelar uno de los grandes misterios humanos: cuál es la mejor forma de comenzar una conversación con una mujer atractiva. La investigación que nos ocupa se llevó a cabo a partir de las respuestas ofrecidas por un grupo de universitarias estadounidenses de 21 años, procedentes del noroeste del país. Se les proponían determinadas frases utilizadas ampliamente por los hombres para presentarse como posibles parejas o compañeros sexuales, y las encuestadas debían describir con la mayor sinceridad posible cómo reaccionarían a las mismas. Es preferible acercarse de la forma más inocua y menos llamativa posibleLa revisión de los datos obtenidos llevó a los investigadores a pensar que utilizar frases divertidas hace que las mujeres consideren a los hombres que las emplean ingeniosos y sociables. Pero al mismo tiempo, dichas aserciones suelen garantizar el fracaso del hombre en su intento por atraer a la mujer. ¿Qué ocurre entonces? Precisamente, que la sociabilidad y el ingenio, a pesar de ser consideradas características positivas, no son las más valoradas por el sexo femenino a la hora de escoger un compañero en el largo plazo. Por el contrario, son la confianza y la seguridad los valores más importantes en la elección de pareja. Un buen hombre En el caso de que la fémina acechada busque una relación duradera, la primera frase pronunciada por el hombre es de vital importancia. Pero en un sentido discriminador: si el hombre se muestra demasiado petulante, pondrá en marcha ciertos mecanismos mentales de la mujer que lo llevarán a ser clasificado rápidamente como un “listillo” o un “gracioso”. Y probablemente enrede con él un buen rato, pero raramente la charla se prolongue más allá del intercambio de chascarrillos. No hay vuelta de hoja, el hombre se ha definido rápidamente como un bufón. Al utilizar este tipo de expresión, el hombre parece más sociable, orgulloso y divertido, pero también menos inteligente y digno de confianza, pues se considera que interpreta un personaje para ocultar debilidades o inseguridades. Según el estudio, los acercamientos más inocuos y menos llamativos tienen mayor éxito. Es decir, utilizar una frase directa y sincera hace parecer al hombre que la pronuncia más seguro y digno de confianza, ya que se considera que no necesita desplegar su presunto ingenio o llamar la atención sobre su verborrea. Al mismo tiempo, el estudio realiza una distinción entre dos clases de frases directas. En primer lugar, se encuentran las que denotan una mayor seguridad, entre las que encajaría el canónico “te he visto al entrar y necesitaba conocerte, ¿cómo te llamas?”. Se trata de las que más probabilidades tienen de llevar la conversación a buen puerto. El segundo tipo es el de la frase temerosa e insegura, condenada en un mayor grado al fracaso. Se trata de preguntas que sugieren un cierto interés, pero que dan pie a que la potencial partenaire femenina despache rápidamente al aspirante. Por ejemplo, “tu cara me suena, ¿nos conocemos de algo?”, que puede ser fácilmente replicado con un contundente “no”, que daría al traste con toda la conversación posterior. Es preferible plantear una pregunta abierta. La hipótesis del buen padre Sin embargo, estas conclusiones sólo pueden aplicarse a las relaciones de largo plazo. A las mujeres que buscaban una relación casual les daba igual la forma en que se expresase su potencial pareja. En esos casos, el factor determinante era el atractivo físico del varón. Cuando el hombre era descrito como poco atractivo o directamente no se hablaba de su apariencia física, la elección de una frase u otra era completamente indiferente. La explicación que ofrece la investigación señala que se sigue identificando la belleza con la bondad, aunque sea de manera inconsciente. El atractivo físico se extiende intuitivamente a la propia personalidad del individuo. La inteligencia y confianza en la pareja son factores esenciales para las mujeres, mientras que la simpatía y la sociabilidad son secundariasEl estudio defiende que todas sus conclusiones se derivan de la necesidad evolutiva de la mujer para elegir al mejor compañero posible, y que la programación genética las lleva a distinguir intuitivamente las características que lo identifican. Es lo que se conoce como la “teoría del buen padre”, que apunta que las mujeres buscan en el sexo masculino aquellas cualidades que indiquen que su pareja va a ser un buen padre. Por esa misma razón, cuando se trata de plantearse una relación a largo plazo, la inteligencia y la confianza en tu pareja son factores esenciales, mientras que la simpatía y la sociabilidad son meros complementos. Frases estúpidas, humor masculino Por algún motivo, ciertos hombres consideran que una frase explícitamente soez, como es el caso de “bonitas piernas, ¿a qué hora abren?”, puede funcionar. Se trata de jugárselo todo a una única carta de forma arriesgada, pues puede dar lugar a situaciones incómodas, incluso violentas, y que muy raramente terminarán bien. Entonces, ¿por qué se utilizan, y de hecho, gozan de tal reputación en los círculos masculinos, siendo incluso recopiladas sistemáticamente, como ocurre en la presente entrada de la Uncyclopedia (parodia gamberra de la célebre Wikipedia), o como tema principal de páginas web como Every Pick Up Line. El estudio señala que este comportamiento indeseable y machista de los hombres, condenado al fracaso en gran parte de los casos, responde a la imagen que han de ofrecer ante sus compañeros. Se trata de frases dirigidas a una mujer, pero cuyo destinatario real es el grupo de amigotes, que aguarda en una esquina del bar asistiendo al (trágico) desenlace de la historia. Las estrategias de cortejo deben ser perfeccionadas a través de la práctica, el ensayo y error y el perfeccionamiento de la técnicaPara muchos hombres, es preferible presentarse de forma arrogante que comedida, de forma que ante la patente posibilidad del rechazo, el cazador podrá al menos alardear de su ingenio delante de sus compañeros, proporcionando un alivio cómico a su fracaso viril. Es un mecanismo de defensa que protege la autoestima del macho ante posibles fracasos o, incluso, humillaciones, la razón principal por las que en muchas ocasiones se eligen frases tan ridículas para comenzar una conversación. Un conocimiento ligado a la práctica El propio estudio señala sus obvias limitaciones. Para empezar, las investigadoras recuerdan que el entorno delimitado es completamente artificial, basado en situaciones hipotéticas, y resulta bastante probable que las encuestadas se comporten de forma muy distinta en un contexto libre de observación. Un factor nada baladí, ya que la imagen que los demás pueden percibir de nosotros resulta muy importante al responder a cuestiones que atañen directamente a nuestros usos y costumbres amorosas. Podría decirse que el estudio no descubre tanto de qué forma reaccionan las mujeres a las frases de de los hombres, como de qué forma creen las mujeres que deben comportarse ante determinadas formas de cortejo del género masculino. Además, existen otros factores que quedan fuera de los márgenes del estudio y que pueden ser decisivos en el éxito o fracaso del acercamiento amoroso, como pueden ser el tono de voz del individuo, la ropa que lleva o la influencia del grupo de amigos que rodea tanto al hombre como a la mujer. En definitiva, se trata de un conocimiento más práctico que teórico, condicionado por el contexto y en el que intervienen factores difícilmente controlables en el marco aséptico de una investigación universitaria. Las estrategias de cortejo deben ser perfeccionadas a través de la práctica, el ensayo y error y el perfeccionamiento de la técnica.

No hay comentarios:

Publicar un comentario