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jueves, 17 de mayo de 2012

Aprender Serenidad

Se ha convertido en el entrenador de moda. Pocos, por ser generoso, esperaban que pudiera llevar al Chelseaa la final de la Champions (después de hacerse cargo del equipo tras la destitución de André Villas-Boas). Pero lo ha hecho y, para más inri, deshaciéndose en semifinales del todopoderoso Barça. Y no sólo eso. Además, se acaba de adjudicar la FA Cup con el equipo londinense batiendo en la final (2-1) al Liverpool en el nuevo Wembley.

Todos estos logros son los que ha conseguidoRoberto Di Matteo en los poco más de dos meses que lleva al frente de los blues. Pero, ¿quién es Di Matteo? ¿Qué se esconde tras ese rostro insultantemente apacible? “Es una persona muy natural. Es muy tranquilo, muy comedido. Es así con su vida, con sus amigos”, explica a LaVanguardia.com el exfutbolista uruguayo Gustavo Poyet, quien compartió vestuario durante cuatro temporadas en el Chelsea con el actual inquilino del banquillo de Stamford Bridge. “’Dima’ es un chico muy inteligente, calmado, creo que tiene las cosas bastante claras”, añade.

Gonzalo Jara, jugador chileno del West Bromwich Albion que estuvo dos temporadas a las órdenes de Di Matteo, coincide con Poyet. “Durante los partidos, no tiene por costumbre estar gritando desde la banda. Es una persona muy segura de sí misma”.

A pesar de haber nacido en Suiza (sus padres, italianos, emigraron al país helvético en busca de trabajo), Di Matteo deja entrever en más de una ocasión sus genes transalpinos. “Roberto es un italiano de sangre. Ha jugado en Italia [atesora 34 internacionalidades con la azzurra] y tiene eso que se necesita tener para poder ganar. Cuando ha tenido que enfadarse, lo ha hecho, pero siempre bajo una serenidad y un control que se asemeja poco a lo latino. Los sudamericanos somos más efusivos. Él, sin embargo, tiene que ser víctima de una gran injusticia para reaccionar así”, argumenta Gustavo Poyet.

En la figura de Di Matteo se da una extraña paradoja: el hecho de ser un hombre de pocas palabras, no le impide lograr un feeling especial con los jugadores. “Es muy cercano a los futbolistas. Sabe cuando uno está bajo de ánimo y lo trata de apoyar. Es una de sus mayores virtudes, estar cerca de los jugadores. Si un futbolista necesita afecto, ahí está él”, recuerda Gonzalo Jara. Incluso ha tenido la habilidad de ganarse a los jugadores del Chelsea, quienes no le veían con demasiado buenos ojos por ser el segundo de Villas-Boas.

Robby, como le llaman los jugadores blues, se acuerda también mucho de las personas que han pasado por su vida, a pesar de no tenerlas cerca. “Fue muy fácil para mí mantener una amistad con él. A pesar de los años y la distancia, y de que somos bastante diferentes, yo soy más abierto, muy hablador, y él es mucho más tranquilo, mucho más cauto, nos entendemos bien. Quizás es por la honestidad, los dos sabemos cómo somos y en qué nos basamos”, esgrime Poyet.

“Últimamente no he tenido la oportunidad de hablar con Roberto, pero tengo gente conocida que son muy cercanos a él y me trasladan muchos saludos de su parte. A mí me ayudó mucho. Fue él quien me fichó para recalar en el West Bromwich y me dio la oportunidad de jugar en Inglaterra”, añade Jara.

Ya sea por los equipos en los que ha militado (formó parte de la Lazio de Boksic, Signori, Gascoigne y compañía, además de jugar seis temporadas en el Chelsea) o por lo que llegó a sufrir como jugador (tuvo que retirarse antes de tiempo por una triple fractura de rodilla que le hizo perder sensibilidad en el pie izquierdo), Di Matteo rezuma sabiduría por los cuatro costados. A pesar de ser un técnico amante del buen fútbol –“si todo va bien y él se queda en el Chelsea, que espero que sí, el año que viene veremos un equipo totalmente diferente”, relata Poyet- el técnico italiano ha sabido adaptarse al tipo de jugadores con los que cuenta la plantilla blue para sacar los partidos adelante, aún a sabiendas de que renunciaba a su filosofía futbolística. 

“A él le gustaría practicar un fútbol mucho más ofensivo, mucho más de posesión… Todos sus equipos previos al Chelsea fueron equipos que jugaron muy bien. Él tuvo que readaptar el fútbol que le gusta para batir al mejor equipo del mundo [el Barça]”, remata Poyet.

A pesar de lo que ha conseguido en el Chelsea, Di Matteo no tiene garantizada su continuidad en el equipo londinense para el año que viene (acaba contrato en julio). Incluso se especula que aunque gane la Champions –“si eliminaste al mejor equipo del mundo tienes muchas posibilidades de ganar a cualquiera”, vaticina Poyet- su renovación no sería automática. Sea como fuere, tras haber hecho lo que ha hecho en Stamford Bridge, nos aventuramos a pronosticar que, pase lo que pase, novias no le faltaran.

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