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domingo, 28 de diciembre de 2014

Pertenencia ORDEN Recibir y TOMAR Bert Hellinger

De la misma forma que es vital respetar las leyes de la naturaleza y del universo, reconocer los órdenes que gobiernan las relaciones humanas es trascendental. Todos los miembros de una familia tienen un sentido de pertenencia innato. Si algún miembro es excluido, aunque sea por un motivo aparentemente razonable, otro miembro de una generación posterior repetirá su suerte.Reconocer estos órdenes que gobiernan las relaciones familiares, permite restablecer el equilibrio y el orden natural en la propia vida. Para ello es necesario reconocer quienes pertenecen al sistema, agrupándolos de acuerdo a su origen, podemos comenzar por  los consanguíneos es decir padres, abuelos, hermanos, tíos. Las parejas sexuales (parejas previas, amantes, concubinos y esposos todos con la misma dignidad), la vida pasa a través de una relación sexual, cuando tenemos relaciones sexuales hacemos un pacto sagrado independientemente de no estar concientes al mezclar nuestra energía.Con frecuencia, se ocultan ciertos sucesos (suicidios, abortos voluntarios, viejos amores, crímenes, injusticias, esclavistas, proxenetas) para intentar alejarlos de la memoria familiar, pero esta queda impregnada energéticamente de estos sucesos y, al no encontrar donde ubicarlos o situarlos, se produce un desorden energético en la familia, es por ello que los perpetradores del sistema también pertenecen, así pues todos aquellos que le han hecho daño al sistema voluntaria o involuntariamente a través de cualquier acto que involucre deterioro para algún  miembros del sistema en cualquier generación.  Luego debemos incorporar a los excluidos sociales, es decir  aquellos que por convicción social nadie quiere aceptar ni ver (Prostitutas, borrachos, indigentes, los que no estudiaron, enfermos mentales, criminales), los podemos identificar porque tienen un rol que no le agrada a la familia, ejemplo la amante que no queremos reconocer. Ellos forman parte del sistema, su energía permanece y los que vienen después les darán su lugar hasta que sean llevados al corazón y reconocidos, nada de lo que alguien haga le puede privar de su derecho a la pertenencia. 
Equilibrio entre el dar y el tomar
Todo ser humano necesita encontrar un equilibrio entre dar y tomar (recibir), entre ganar y perder. Una relación tiende a romperse cuando la relación entre el dar y el tomar no está equilibrada. Si lo que se da no es compensado con lo que se recibe, surgirán problemas. Entre iguales, el vínculo supone un intercambio, un equilibrio entre lo que cada uno da al otro y cada uno toma del otro. Sin este intercambio equilibrado, el vínculo entre iguales no puede mantenerseCuando la relación no es proporcionada, es muy difícil soportar el desequilibrio. Por esta razón, no es conveniente dar mucho más de lo que el otro sea capaz de devolver, porque éste siempre se sentirá incómodo con la deuda. Cuando alguien no tiene posibilidad de conseguir un equilibrio proporcionado se generan conflictos que casi siempre conducen al fin de la relación.La vida viene de los padres, Hellinger, plantea “nacemos de unos padres. No hemos aterrizado desde la estratosfera por arte de magia. Nacer significa que no venimos a la vida desde la total autonomía, sino que venimos a la vida a partir de alguien, en el origen de la vida o de la existencia, el vínculo es de naturaleza desigual”  así pues los padres dan los hijos toman, es imposible devolver a los padres la vida, así que los padres no deben esperar que los hijos paguen por la vida, estos a su vez deben honrar la vida y sacar provecho a lo que les fue dado.
Orden en el sistema
Aquí nos referimos a el orden en que se establece la relación,   quien llego primero tiene prelación, por tanto es necesario honrar y respetar estos vínculos (aparentemente disueltos) ya que los que se fueron hicieron lugar físicamente para los que vieron después, sin embargo al no ser reconocidos por el sistema alguien posterior sufrirá las consecuencia y tratara de ocupar su lugar, expiando y sufriendo por una persona que no fue reconocida, honrada y respetada.Es bueno tener presente que el amor de parejas va primero que el de los hijos, pues primero se encontraron y reconocieron los padres, de igual manera un hijo primero es el primogénito y sigue siendo el primero así ocurra un aborto o muera prematuramente, igual pasa con los compañeros sexuales importantes el primero siempre tendrá un lugar, el primer esposo o esposa tiene prelación sobre el que le sigue.

LOS ÓRDENES DEL AMOR


La Constelación busca restablecer “El orden del amor” es decir las pautas y ordenamientos que rigen en lo esencial la vinculación dentro del sistema familiar. Estos órdenes son inconscientes y se conocen por los actos de las personas y los efectos de dichos actos dentro del sistema en cuestión.
Cuando se alteran los ordenes se bloquea el amor y el buen fluir de las relaciones entre los integrantes de la red familiar, del mismo modo en el sistema del que se trate. Como ya se sabe hay una conciencia familiar que vela por el cumplimiento de Los Ordenes en el sistema, imponiéndose a los deseos personales de cada miembro. Esa es la base fundamental de la terapia en constelaciones que pretende incluir a todos, que busca que se tomen en cuenta y sean mirados hasta los que pensamos que nos avergüenzan como parte de nuestras familias. En el sistema familiar todos tenemos un lugar y debemos ocuparlo.
La trasgresión de los órdenes del amor en las interacciones humanas será el origen de los conflictos y las discordancias internas que pueden llegar a manifestarse como patologías individuales, familiares, grupales o sociales. Cada ser humano trae en si mismo toda la información de sus antecesores tanto a nivel psíquico como a nivel físico. Es aquello que llamamos herencia y se encuentra impreso en lo más profundo de nuestro ser, en nuestros genes y en el inconsciente colectivo de nuestra familia y tiene la capacidad de ser transmitida de generación en generación.
Así pues algunos heredan la capacidad de ser el alma de la fiesta, otros los ojos grandes de la madre, alguien el cuerpo regordete de la abuela, quizás la sazón al cocinar, la capacidad de hacer música, ser comerciante o deportista, también se hereda la capacidad de perder niños espontáneamente, la lealtad de morir en un accidente, el amor es tan grande que puedo dañar mi vida para honrar al tío borracho que murió en la calle, en fin amamos a los nuestros, y los recordamos inconcientemente y eso es la herencia familiar, en realidad ellos no desean eso para nosotros ellos quieren que hagamos algo bueno con la vida, pero no somos concientes de tan grande amor, así pues heredamos el buen o mal carácter, gustos determinados, la diligencia, la fuerza y el compromiso o las tendencias depresivas, neuróticas, psicóticas u obsesivas que caracterizaron posiblemente alguno de nuestros antepasados.
Somos parte del campo morfogenético de nuestra especie y particularmente del campo morfogenético de nuestra familia. Allí se alberga toda la información de nuestra historia familiar la conozcamos o no. Esta historia está impresa en nuestras células llevando un orden que permite que la vida fluya a través de nosotros. Este orden se traducirá en bondades y también en conflictos no resueltos que se hayan podido generar en el seno de nuestras familias. Como mencionamos al inicio, analógicamente los seres humanos formamos parte de constelaciones que parten de ser familiares para ampliarse a otros grupos humanos.
Reconocernos como parte del conjunto, encontrar cual es nuestro lugar, responsabilizarnos de él, honrar a los que vinieron antes, incluir a los que fueron ocultados o no tomados en cuenta, agradecer la vida….es sanar.
Detrás de todo comportamiento, por extraño que parezca, actúa el amor. Y detrás de los síntomas que una persona presenta, siempre actúa el amor.”. “…también la solución pasa por el amor.” (Bert Hellinger).

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