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lunes, 15 de diciembre de 2014

Educar Gracias al Asombro

Cateherine L’Ecuyer es una canadiense afincada en Barcelona, exabogada de un gran bufete internacional, exejecutiva en una multinacional de telecomunicación, y exconsultora y formadora en empresas como Abertis, Caprabo o Pepsi.
Titulada en Derecho en la Université Laval de Canadá, MBA por IESE Business School y máster de Investigación en Ciencias Sociales y Jurídicas por la Universidad Internacional de Catalunya, comenzó a investigar y a divulgar sobre temas relacionados con la educación, especialmente en la importancia del asombro en el proceso de aprendizaje de los niños. Madre de 4 hijos, su obra Educar en el asombro va ya por su decimoprimera edición
Catherine L’Ecuyer ha sido una de las participantes en la jornadaGestionando hijos. Saber más para educar mejor, en la que analizó la importancia de mantener la capacidad de asombro de los niños para estimular su deseo de conocimiento y su motivación para el aprendizaje.
Este evento ha sido organizado en Madrid por la empresa Educar es Todo, una firma dirigida por Leo Farache que tiene por objetivo mejorar la sociedad educativa a través de propuestas, acciones, productos y servicios que favorezcan la participación activa e inteligente de las empresas y medios de comunicación en temas vinculados a la educación.
Eva Bach, maestra y escritora, compartió con los asistentes undecálogo de buenas prácticas para que los padres mantengan las mejores relaciones con el centro de estudios de sus hijos y sus docentes, de cara a contribuir a una actitud de los niños y adolescentes hacia la escuela.

El asombro, la curiosidad

El asombro es el deseo para el conocimiento, comenzó definiendo Catherine L’Ecuyer. En función de si respetamos el asombro de nuestros hijos serán niños más agradecidos, porque no darán todo por supuesto; capaces de apreciar la belleza; con mayor capacidad para percibir las sensibilidades de los demás; capaces de mayor esfuerzo, porque no dependerán del empuje de los demás; templados, porque no les habrán saturado los sentidos; contemplativos, porque ponderarán lo que ocurre en su corazón; y creativos, porque no serán conformistas.
Para conseguir esto, la experta en educación infantil dio a los participantes en la jornada una serie de recomendaciones con las que evitar además problemas habituales en su evolución educativa, como que no aprendan al ritmo adecuado y que no estén motivados, especialmente esto último entre los jóvenes.

Ideas para potenciar el deseo por el conocimiento de los niños

1. Los neurólogos y psicólogos, explica L’Ecuyer, son unánimes en las dos últimas décadas sobre que no se pueden hacer bien dos cosas a la vez, por lo que advirtió del problema de los niños multitarea, a los que definió como enamorados de la irrelevancia. Por ello, no es recomendable es escena cada vez más habitual de saturación a un mismo tiempo de actividades en el móvil, la tableta, el ordenador, etcétera.
2. Hay que respetar los ritmos de los niños y la etapa de la infancia. Los pequeños viven el presente, no piensan ni el pasado ni en el futuro. El asombro es no dar nada por supuesto, tienen que ser niños, jugar y dar rienda suelta a la imaginación. Cuando no se vive la niñez cuando toca se hace más adelante y entonces tiene peores consecuencias.
3. La forma más directa de matar el asombro, el deseo por el conocimiento, es el consumismo. Cuando los niños tienen de todo y lo tienen antes de poder desearlo, se le abruman los sentidos, son incapaces de sentir y vivir lo que pasa dan todo por supuesto y terminan acostumbrándose a que todo debe comportarse como ellos quieren. Empieza siendo así con las cosas y termina siéndolo también con las personas. Es muy importante mantener vivo el deseo en los niños.
4. Los niños necesitan límites y el asombro es lo que da sentido a la rutina. Ésta puede ser buena para ellos, pero no siempre lo es. Lo que da sentido a la rutina de los niños son las personas con las que hacen las cosas. Porque los pequeños triangulan entre el entorno y sus cuidadores, las personas que les quieren: padres, profesores, etcétera.
5. La belleza asombra. Los filósofos definen la belleza como la expresión visible de la verdad y la bondad. Hay que favorecer que los niños aprecien la belleza, la naturaleza, el silencio.
6. Hay que dejar un espacio para el misterio en la etapa de Educación Infantil en el sistema educativo. El misterio es una puerta para el conocimiento que cruzamos gracias a la fuerza de la curiosidad. Es algo que puede entenderse pero que no se llega a abarcar del todo y los niños tienen una gran afinidad con el misterio.

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