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viernes, 7 de diciembre de 2012

La familia puede ayudar a mejorar la TDAH


La familia puede ayudar a mejorar la TDAH

miércoles 25/01/2012
SAPOS Y PRINCESAS | MADRID
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Entre el 3% y el 7% de los niños en edad escolar padece Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). Según un estudio de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP), el 30% de estos niños continúa teniendo este problema en la edad adulta.
La incidencia de este trastorno es más alta en varones aunque se manifiesta de forma más notable en las niñas, que son diagnosticadas más tarde y en menos ocasiones.
El TDAH supone una alteración del desarrollo neuronal y suele ser más frecuente en la infancia. La genética juega un factor importante en su desarrollo: más del 70% de los casos diagnosticados están relacionados con la herencia familiar.
Según la SEPEAP, los factores psicosociales, el tabaco y el alcohol, en menor medida, la prematuridad y el sufrimiento fetal también pueden jugar un papel en el desarrollo de este trastorno.
Los padres suelen alarmarse en la edad preescolar de sus hijos y con más frecuencia durante la etapa escolar: la inatención, la hiperactividad y la impulsividad son características en la forma de actuar del niño que les ponen en guardia.
Dificultad para prestar atención en tareas y juegos, no escuchar, mostrarse olvidadizo y perder cosas continuamente, además de un carácter inquieto, desobediente, hablar demasiado o interrumpir las conversaciones de los adultos de manera sistemática son otros síntomas que pueden llamar la atención de los adultos.
Según los expertos, además de un tratamiento farmacológico, la implicación de la familia es fundamental para detectar y mejorar esta patología. Algunas de las recomendaciones más comunes para ayudar al niño a gestionar la información que le rodea son las siguientes:
-Fraccionar la información que damos al niño de forma ordenada.
-Organizar las tareas según su capacidad de realización, dejando un tiempo para asimilar conceptos.
-Establecer horarios y rutinas que ayuden al niño a organizarse y planificar las acciones del día a día.
-Limitar los estímulos para disminuir las interferencias en las actividades que requieren más atención y esfuerzo mental.
-En el colegio, conviene que estos niños se sienten cerca del profesor.
Es importante, además, mantener una actitud positiva con el niño, elogiar lo que hace bien y evitar los castigos, regular sus conductas positivas en un calendario y entregar un premio cuando se alcance un número predeterminado de acciones adecuadas... Son algunas de las herramientas que pueden ayudar al niño a mejorar su calidad de vida y a superar poco a poco la inquietud que siente derivada de este trastorno.

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