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jueves, 20 de diciembre de 2012

El Talento se aprende por FERNANDO ALBERCA


El talento se aprende, se contagia, se provoca. En la familia, en la educa-ción o en la empresa, los talentos existen como existen los seres humanos. Que brillen con especial intensidad es tarea de cada uno y procurar que esto ocurra tarea de todos. La sociedad avanza y se desarrolla, y con ella el bienestar de sus integrantes, cuando se desarrolla al máximo el potencial de sus talentos. Entre todos podemos ayudarnos. Desconocemos la medida real de nuestro talento, de nuestro verdadero potencial; por eso lo desaprovechamos y estarnos persuadidos de que no hemos dado aún lo mejor de nosotros mismos. Este libro nos muestra cómo provocar ese talen-to que cada uno de nosotros atesora y que necesitamos desarrollar. El que a lo largo de la Historia acertó a desarrollar el ser humano, desde Newton hasta Apple, pasando, quién sabe, tal vez por ti.
«A los doce años era de los alumnos más mediocres. A los catorce seguía siéndolo y a los dieciséis también. No estaba motivado, podríamos decir ahora. No prestaba atención, dirían muchos. No ponía empeño. Le faltaba fuerza de voluntad, le faltaba trabajo, querer... Frases que he oído demasiado a menudo a algunos compañeros de docencia. Profesores y padres de muchos Isaacs quizá. Nunca lo sabremos, como no lo supieron nunca los de Newton.»
«Steve tampoco sacaba buenas notas. Duró un semestre en la Universidad. ¡Vaya!, algo tenemos los seres humanos que escondemos lo que más vale en nosotros, y otros no acaban de descubrirlo hasta que nos decidimos a sacarlo. Todos podemos escuchárselo contar en su emotivo discurso de Stanford, cuando le hicieron Doctor Honoris Causa. Paradojas de la vida.»

«Disfrazados de mediocres, cubiertos por un nubarrón gris que parece
seguirlos a todas partes, acorralados por el fracaso escolar -si se
trata de niños o jóvenes- o emulando al hombre invisible -en el
caso de muchos adultos-, me he cruzado a lo largo de mi carrera
con infinidad de Newtons, Jobs y Einsteins. De hecho hay millones de
ellos en el mundo; el problema es que no saben que lo son, y lo peor
de todo, que la gran mayoría nunca llegará a conocer el talento que
albergaban en su interior. Con un poco de formación, cualquiera de
nosotros puede ser el detonante que haga a los demás fortalecer y
aprovechar sus verdaderas posibilidades. Algo lo suficientemente
importante como para, al menos, intentarlo.»

FERNANDO ALBERCA DE CASTRO (Córdoba, 1966). Licenciado en Filosofía y Letras y Máster en Dirección de Centros Educativos, ha sido Profesor y Director en distintos centros docentes de Huelva, Cáceres, Zaragoza y Asturias. Profesor de la Escuela Universitaria de Magisterio Sagrado Corazón; profesor de Honor del Colegio Internacional San Jorge y miembro del Comité de Arbitraje del Programa Argos 2004 para el Fomento de la Lectura, del Ministerio de Educación v Ciencia del Gobierno Español. Ha sido Consejero del Consejo Escolar del Principado de Asturias; miembro constituyente del Foro de Participación del Observatorio de la Convivencia entre Iguales del Principado de Asturias; colaborador en distintos medios de comunicación de radio, prensa y televisión. Ha atendido un consultorio radiofónico semanal durante más de tres temporadas consecutivas y un programa televisivo semanal sobre educación, respondiendo a las preguntas de periodistas y padres. Conferenciante habitual sobre temas relacionados con la conducta y aprendizaje del bebé, el niño y el adolescente. Entre sus publicaciones se encuentran: Carta a un Amigo, Sintonizar con los hijos, El dominio de sí 99 trucos para ser más feliz, Cuatro claves para que tu hijo sea más feliz (Almuzara, 2006, 2010), ¿Quieres casarte conmigo?, Las complicaciones del corazón (Almuzara, 2008), Guía para ser buenos padres (2009), Guía para ser buenos padres de hijos adolescentes (2011) y Adolescentes. Manual de usuario (Espasa, 2012).
1. EL TALENTO QUE HOY NO SE VE PUEDE BRILLAR
«Sabemos lo que somos, pero no
en lo que podemos convertirnos.»
William Shakespeare

A traves de los tiempos, el talento ha sido el tesoro más valorado y admirado, dando muchas veces la sensación de que quien lo ha logrado desarrollar, ha pasado del «casi nada» al «casi todo»; y lo cierto es que todos los seres humanos poseen algún tipo de talento que podrían hacer brillar -desgraciadamente para la Humanidad y para ellos mismos, solo algunos lo lograrán-. Muchos saben que lo tienen, pero no lo desarrollan... y lo que es aún peor, la gran mayoría nunca sabrán el bien que escondían dentro de sí mismos.
Quienes hacen brillar su talento lo aprovechan para su felicidad y la de los otros, porque todos necesitamos los talentos de los demás. Así nuestra vida se facilita, se «descomplica» y se enriquece, estamos conectados indefectiblemente con los talentos de millones y millones de personas: las de hoy y las de ayer.
A todos nos enriquece -hoy- que Newton se pusiera a pensar a solas sobre la gravedad, sin la presión de saber lo que contribuirían sus conclusiones a nuestra vida, aún varios
siglos después. Nos enriquece y nos cambió la vida que Jobs creara Apple y Mac, que Beethoven hiciera la novena sinfonía, que Spielberg hiciera películas, que Pavarotti cantara, que Shakespeare y Cervantes fueran tan buenos observadores de lo que tenían a su alrededor y se decidieran a escribirlo, que Walt Disney decidiera hacer animaciones de dibujos, que Galilei fuera tan tenaz, que Marie Curie se saltara algunas normas e investigara como lo hizo, que Juan de la Cierva no cesara hasta comercializar sus aeronaves, que Aristóteles se dedicara a pensar, conversar y enseñar, que Miguel Angel pintara y esculpiera y aceptara los encargos que le propusieron, que Da Vinci no dejara de inventar y experimentar en muchos campos sin decirse: «quien mucho abarca poco aprieta».
Alguien pudiera pensar, no es comparable Beethoven a alguno de los ejemplos. Nadie ha dicho que lo fuera. Solo que todos los talentos de los demás, los que sean, suman en nuestra vida, en muchas vidas.
Nuestra vida hoy es más rica, sabia, fácil y con más ocasiones de felicidad gracias a ellos: a su talento. Gracias a que los hicieron brillar en su vida, para que aún brillen siglos después y siempre.
Hay que brillar, todos podemos brillar, nosotros mismos y muchos más necesitan que brillemos.
Para lograrlo quizá habrá que empezar por imaginarnos triunfando en lugar de fracasando.
J.K.Rowling dicen que mandó el ejemplar de su libro a siete editoriales que lo desecharon antes de lograr la octava que lo aceptó. No obtuvo ningún respaldo en siete ocasiones, pero ella en una cafetería británica, a solas en pleno bullicio, sí se imaginó admirada por aquella gente que le rodeaba y la des-conocía por el momento, se imaginó que algún día le dirían que su historia de un niño mago llamado Harry Potter en su escuela particular y luchando con sus amigos contra sus enemigos singulares sí gustaría. Y acabó gustando más de lo que había imaginado. Porque cuando uno hace brillar el talíntn el talento acaba snneranrlo sus exnectativas. el bri-
llo imaginado. La realidad supera siempre la imaginación. Es más rica que la imaginación pero va después de la imagina-ción porque en ella alimentamos la ilusión que nos da fuerza de ponernos a trabajar en la realidad, sobre lo que solo era un sueño, y comenzamos a sacar brillo a ese talento que aún nadie ve. Así acaba cumpliéndose lo que imaginamos y superándose. Se supera también porque cuando llevamos a la realidad lo que soñamos, nuestro sueño se reúne en la realidad con los talentos de los demás: en el caso de Rowling, el talento del editor, del cineasta que decidió hacer una película, de sus actores, de cada niño, adolescente y adulto que leyó su historia... Y el talento une su brillo al brillo de otros talentos y la luz que antes no se veía, acaba alumbrando a todos.
ÍNDICE
I. NEWTON, APPLE, GENIALIDAD Y TALENTO     13
1. El talento que hoy no se ve puede brillar     15
2. ¿Se nace con talento?     19
3. El talento crece o se destruye     21
4. El talento se forma     23
5. Lo que le pasó a Isaac y a Steve     27
6. ¿En qué se parecen Newton y Jobs?     35
7. ¿En qué se parece un genio a ti?     39
8. ¿En qué consiste la genialidad?     41
9. ¿Qué es el talento y quién lo tiene?     45
10. Todos quieren saber cómo provocar el talento     51
II. PRACTICAS PARA PROVOCAR EL TALENTO     57
11. Primera práctica: un poco de inteligencia     59
12. Segunda práctica: «nada que perder»     63
13. Tercera práctica: mucho de seguridad     67
14. Cuarta práctica: flexibilidad y preguntarse qué y para qué    71
15. Quinta práctica: observación     77
14. Sexta práctica: imaginación     81
17. Séptima práctica: intuición, creatividad y poco respeto    85
18. Octava práctica: moderado idealismo [...]     91
19. Novena práctica: agradar, necesitar reconocimiento     95
20. Décima práctica: algo de constancia     99
21. Undécima práctica: provocar la oportunidad     103
22. Duodécima práctica: ser algo líder     107
III. CONDICIONES A TENER EN CUENTA     111
23. El poder ahoga el talento     113
24. El temor anula el talento     115
25. El talento en equipo     117
26. El equipo adecuado     121
27. El falso equipo     123
28. Protegerse de los ladrones del talento     127
29. Talento, verdad y humildad     129
30. Talento y fe     135
31. Cómo encontrar más talentos     141
32. Cuestión de actitud     145
33. Enseñar lo que valemos     149

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