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domingo, 13 de junio de 2010

Ser Realista: Ni optimista ni pesimista

«Lo de ‘tranquilo, todo saldrá bien’ no siempre es cierto», escribe Norem. «Intentar adoptar una actitud positiva cuando sentimos ansiedad puede ser incluso perjudicial. Una mujer o un hombre de negocios nervioso que niega o ignora la ansiedad que le produce hablar en público puede aumentar así sus probabilidades de encallarse, tartamudear o perder el hilo de lo que está diciendo cuando se ponga detrás del atril. Un anfitrión que no considere la posibilidad de una intoxicación alimentaria puede ser poco cuidadoso con el sushi y acabar enviando realmente a sus invitados al hospital. Los inspectores de las centrales nucleares, esperemos, dejarán siempre atado y bien atado su optimismo y darán rienda suelta a su capacidad para prever posibles problemas».

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