Vistas de página en total

sábado, 12 de junio de 2010

Las Diferencias Todos Diferentes

Hombres vs. Mujeres vol. 4
Sigo buscando el por qué yo soy como soy y por qué las mujeres son como son. Esta vez os traigo un pupurri de varias entrevistas realizadas a Louann Brizendine, neuropsiquiatra, que os ayudarán a comprender el por qué de la diferencia de comportamiento entre hombres y mujeres:

–¿Cuándo empiezan a apreciarse las diferencias cerebrales entre hombre y mujer?
El cerebro original del feto es unisex hasta las 8 semanas de gestación, cuando en los futuros niños aparecen los testículos, que empiezan a bombear grandes cantidades de testosterona y marinan los circuitos cerebrales con ella, matando algunas células en los centros de comunicación y haciendo crecer otras en los centros sexuales y de agresión. Y se dan fenómenos como, por ejemplo, que en el área cerebral que rige el impulso sexual en los niños las células se multiplican, como mínimo, por dos. En cambio, el cerebro femenino no está perturbado por la testosterona –risas– y sigue creciendo tranquilamente. Una consecuencia para los fetos femeninos es que sus células cerebrales desarrollarán más conexiones en los centros de comunicación y en las áreas que procesan la emoción.

–¿Por eso se dice que los hombres piensan mucho más en el sexo que las mujeres?
Entre los 9 y los 15 años, en los chicos la testosterona se multiplica por veinte o por veinticinco. Biológicamente, ese cambio es enorme, es como si experimentaran una sobrecarga eléctrica. Empiezan a tener fantasías con partes del cuerpo femenino y con actos sexuales. Es la época en que los chicos no querrán hablar con su madre y simplemente se encerrarán en su habitación para sus cosas. En las chicas, en cambio, el impulso sexual se manifestará en la necesidad de mostrarse atractivas en su apariencia externa. Quieren ponerse guapas, utilizar maquillaje, comprar mucha ropa... La tarjeta de crédito de los padres se resentirá. Dos días antes de la ovulación es cuando las mujeres se muestran más seductoras, tratando de atraer la atención de los hombres. La madre naturaleza lo hizo así para que se queden embarazadas.

–«El cerebro masculino solo necesita 12 centésimas de segundo para clasificar a una mujer como sexualmente interesante o no». ¿No es necesario hablar para conquistar a alguien?
Eso es un primer impulso inconsciente. Luego, claro, todo se refina. Todo depende de cómo hable ella, cómo sea…

–¿De verdad son los hombres los que sugieren ampliar el repertorio sexual con sus parejas?
Sí, son ellos los quieren distintas posturas y lugares. Y también sexo oral. Los hombres tienen de 10 a 15 veces más testosterona que las mujeres, así que tienen tres veces más interés en el sexo, como promedio, que la mujer.

–Usted defiende que la narcolepsia sexual en los hombres existe realmente.
Sí, el hombre necesita dormir después de practicar el sexo. No le quepa ninguna duda. La mujer piensa que no la quiere, que si la quisiera él estaría hablando. Pero no, tiene que dejarle por lo menos 20 minutos de siesta.

-¿Existe el famoso ‘gen de la infidelidad’?
Un hombre puede decantarse por sus deseos más primitivos o, también, elegir no seguirlos. Para algunos, es más fácil inhibir estos impulsos.

–Leyendo el libro, a un hombre le puede parecer que el cerebro femenino es superior.
Parece tan superior porque tenemos mejor inteligencia emocional: el hipocampo de la mujer es ligeramente más grande y es el que registra los datos emocionales. Si usted se pelea con su esposa, dentro de diez años ni siquiera se acordará de la discusión, pero ella no la olvidará nunca. Quedará firmemente registrada en su hipocampo, que es como su disco duro. Así que hombres y mujeres tenemos un hardware diferente. Un segundo aspecto en el que nuestro cerebro es superior es en el número de neuronas espejo para la empatía: las mujeres tienen más y son más activas, de manera que nos permiten ponernos en la piel de la persona con la que nos comunicamos mejor que los hombres. Los psicólogos evolucionistas creen que esto se deriva de que, a lo largo de millones de años, las mujeres hemos aprendido a interpretar las emociones del bebé que no habla: nos vemos obligadas a leer los matices emocionales en la expresión no verbal del recién nacido, porque es un factor esencial para su supervivencia.

–Me gustaría que se pronunciara sobre mi anterior pregunta de forma más taxativa: ¿el cerebro femenino es superior?
En ciertos aspectos, como la captación de matices emocionales y la empatía, claro que sí –pronuncia estas últimas palabras en castellano, con convencimiento–. Dicho esto, es importante entender que el cerebro masculino hace las mismas cosas que el nuestro, y que, al revés, las mujeres también somos capaces de alcanzar conductas idénticas en aquellos aspectos a los que el cerebro masculino dedica mayor espacio: podemos llegar a tener tanto deseo sexual como los hombres. En cuanto a los coeficientes de inteligencia, el promedio de hombres y mujeres es el mismo. Sabemos por la experiencia que todos podemos ser artistas, astronautas o políticos indistintamente.

-¿Cuál es la mayor diferencia entre el cerebro maculino y el femenino?
La testosterona hace que en el hombre crezca más la zona del cerebro dedicada a la persecución sexual. Es la mayor diferencia.

–La testosterona hace que a los chavales se les altere la percepción de la realidad. Ven a alguien aburrido, pero ellos interpretan que esa persona está enfadada.
Sucede, no sabemos por qué. Es un misterio científico. La hipótesis es que se trata de un momento de la vida en que los niños empiezan a defenderse y también a ayudar a defender el grupo. La consecuencia es que se convierten en personas muy sensibles a los signos de rabia o de potencial agresión en la cara de otro hombre.

–El cerebro masculino y el femenino son muy diferentes respecto de las emociones.
Son unos cerebros más parecidos de lo que la gente cree, pero, efectivamente, hay algo en lo que no tienen nada que ver: en cómo experimentan las emociones. A los hombres les falta empatía emocional. Si la mujer se siente mal y llora, ellos nunca dicen: «Cariño, sé cómo te sientes».

–Y ellas ¿qué hacen?
Las mujeres sí lo hacen, para ellas es más fácil. Hay una serie de diferencias bastante claras. A los hombres les gusta ir rápido a la solución de los problemas. Si ven a su novia o su mujer llorando, les comentarán cosas útiles para que ellas puedan solucionar el conflicto que tienen en ese momento, pero no les dirán que entienden por lo que están pasando.

–Parece que la causa de la mayor inteligencia emocional femenina se halla en que ustedes están dominadas por la hormona del estrógeno, mientras que los hombres estamos más conducidos por la testosterona.
Las hormonas en todos los animales, incluso en los invertebrados, tienen como misión crear una propensión para la conducta. Los circuitos del cerebro femenino se forman en el feto y, cuando llega la adolescencia, los mecanismos de la fertilidad lanzan contra estos circuitos oleadas de dos hormonas: estrógeno y progesterona. Por ello, cada día es muy distinto para el cerebro femenino respecto al anterior. Quizás esta sea la razón de que los hombres digan que no entienden a las mujeres y que son un misterio. Pero lo cierto es que no cambia el yo de la mujer, no se modifica su identidad, pero sí su propensión hacia un comportamiento u otro. Es como si el yo femenino se colorease cada día con una tonalidad diferente.

-Frase recurrente: “Para qué quieres que te diga que te quiero si ya lo sabes”. ¿Por qué piensan así?
En mi clínica, a una pareja con problemas sexuales le digo al hombre: “¿Cómo sabes que ella te quiere?” Y él responde: “Porque quiere acostarse conmigo”. Cuando se lo pregunto a ella, me contesta: “Porque le gusta hablar conmigo”...

-Sin embargo, son más vulnerables, emotivos y protectores...
Lo bueno de ellos es que siempre quieren ser héroes. Tienen circuitos especiales para la protección de la pareja. Cuando ella tiene un problema emocional siempre quiere resolverlo cuanto antes, porque en el fondo la quiere.

–Usted sostiene que las mujeres tienen mayor competencia lingüística que los hombres. En la primera edición de su libro incluso daba cifras espectaculares que luego retiró. ¿Qué piensa hoy sobre este delicado asunto?
Las mujeres suelen hablar más en el contexto de un escenario social, como la vida doméstica, donde pueden charlar dos o tres veces más que el hombre, pero en otros escenarios, como el trabajo o una reunión de negocios, pueden hablar menos que los hombres. Así que pienso que el contexto de cada estudio es importante. Por ejemplo, en una primera cita romántica cuando el hombre está fanfarroneando para tratar de impresionar a la mujer, ¡es capaz de no dejarla hablar en ningún momento!

-Las niñas a las muñecas y los niños a los coches. ¿Sólo estereotipo?
Los psicólogos han comprobado que a los niños les gusta más jugar a los superhéroes. Las niñas prefieren jugar a las mamás, las profesoras, los médicos... Y nadie les enseña a jugar así.

Brizendine fue en su juventud una feminista sesentayochista “de primera ola”. Cuando tuvo un hijo como madre soltera, quiso darle una educación no sexista que incluía intentar que jugara con muñecas: “Lo malo es que les arrancaba las piernas y las usaba como cuchillos. Los niños necesitan luchar y ser super héroes; en cambio, recuerdo el caso de una niña cuyos padres querían que jugase con camiones; y, sí, jugaba acunándolos en sus brazos”.

–Si su libro cae en manos de una mujer embarazada, le entrarán unas ganas terribles de que su bebé sea una niña. Los niños se pelean por los juguetes seis veces más que ellas.
Para las madres, los niños son más difíciles de educar. Las niñas comparten sus cosas 20 veces más que los niños, que están compitiendo el 65% de su tiempo.

–De todas maneras, por más tranquilo que sea un niño, cuando llega la pubertad se satura de testosterona y se convierten en un monstruo.
A los 5 años, un niño adora a su madre, se quiere casar con ella. Y luego, gradualmente, entre los 9 y los 15 años los niveles de testosterona suben un 250%. Esto pasa por sus circuitos cerebrales y la consecuencia es que se aleja de su madre. Necesita poder hacer lo que los psicólogos llaman separación-individualismo. Necesita ser su propio hombre. Necesita dejar a la madre y buscar a la novia. Es muy triste, sí.

–No soporta a su madre. Dice usted que le repele, incluso, su olor.
La madre le intenta acariciar y él no quiere ni que ella esté cerca. No sabemos por qué ocurre. La hipótesis es que los chavales se apartan así del incesto.

–¿Y qué puede hacer una madre?
Un día, cuando mi hijo tenía 14 años, le dije: «Cariño, dime lo que no te guste de mí y yo trataré de evitarlo». Él me miró y me dijo: «Tu mera existencia me molesta».

-¿Está entonces el cerebro masculino preconcebido para ser más violento?
Sí. Los hombres son 20 veces físicamente más agresivos que las mujeres.

-La violencia machista, ¿cómo explicarla?
Aquí está el aspecto territorial del cerebro masculino. Los hombres sienten que su mujer es parte de su territorio y él quiere mantenerla fuera de la intrusión de otros hombres. Si piensa que se puede ir con otro hombre, esto estimula su agresividad.

–En el libro relata usted el caso de una pareja en la que él le pide matrimonio a ella solo cuando otro chico la ronda. Una teoría un poco machista, ¿no?
El hombre quiere conservar a su mujer para él solo. Si piensa que otra persona se la va a quitar, hará todo lo que tenga en su mano para retenerla.

-Cuenta que los hombres casados viven más años, ¿por qué?
Nos encantaría saberlo. Quizá porque la mujer les cuida mejor o es menos estresante para ellos. No está triste ni solo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario