Vistas de página en total

domingo, 19 de febrero de 2012

Rumbo Alemania por José Maria Olmo

Jóvenes españoles rumbo a Alemania
19 FEB 2012 | José María Olmo
La crisis está expulsando a la mejor generación de jóvenes que ha habido nunca en España. La potencia europea es el paraíso del empleo, exactamente igual que hace cinco décadas.


Alejandro Rodríguez, de 30 años, estudió Ingeniería Industrial en la Universidad Politécnica de Madrid pero cuando terminó la carrera en 2004 tuvo que poner rumbo a Alemania. Pronto encontró un empleo en Mercedes-Benz. Tiene un contrato fijo, un buen sueldo y proyección profesional. En estos momentos, en lo último en que piensa Alejandro es en volver a España. Cuando se instaló en Karlsruhe, la ciudad en la que vive, sus amigos no comprendieron del todo su decisión. Ocho años después, en medio de una crisis que ha colocado la tasa de paro nacional por encima del 22% y el desempleo juvenil —de 16 a 25 años— en el 50%, miles de españoles están siguiendo los pasos de Alejandro en busca de nuevos futuros, después de ver cómo se truncaban los que pensaban escribir en su país. Con una tasa de paro del 7,1%, Alemania se ha convertido en el paraíso europeo del trabajo. Los sueños casi siempre se cumplen a tres horas de avión, la mitad de lo que tarda, por ejemplo, el Altaria que une Madrid y Cartagena.
Según los datos del Censo de Españoles Residentes en el Extranjero (CERA), más de 300.000 personas han abandonado el país en los últimos tres años, y Alemania se ha convertido en un destino preferente. La Embajada de España en Berlín contabilizó el año pasado la llegada de 5.000 nuevos emigrantes, un 40% más que en el ejercicio anterior. El fenómeno no es masivo pero dibuja una tendencia creciente. La fiebre por Alemania tiene efectos curiosos incluso en España. Las sedes del Instituto Goethe y los cursos de alemán de las escuelas oficiales de idiomas están este curso al límite de su capacidad. Nunca antes este idioma había cautivado tanto en España. Si no se han marchado ya más nacionales es por un problema de idioma, no de interés.
Lo cierto es que Alemania busca trabajadores y a España le urge colocarlos. Las necesidades eran patentes desde hacía tiempo pero cobraron relevancia en enero de 2011 cuando la canciller Angela Merkel anunció, unos días antes de visitar España, que a su país le urgía contratar a más de 30.000 ingenieros y que el mercado español era uno de los mejor posicionados para ficharlos. Sobre la mesa, sólo es un intercambio de intereses. Pero la transacción implica una dolorosa derrota para España, que ve cómo muchos de sus mejores profesionales, la generación más preparada que ha existido nunca, tienen que marcharse para mejorar los indicadores económicos de un colega europeo. El agujero es también financiero, porque cada joven universitario que emigra le ha costado de media al Estado unos 100.000 euros en educación pública, una inversión que aprovechará Alemania para seguir creciendo. Y una gran parte de los que se van no volverán nunca. El fracaso no admite atenuantes.
Problema demográfico
“El interés de las empresas germanas es completo”, enfatiza Walther von Plettenberg, director gerente de la Cámara de Comercio Alemana para España. “En los estados del Este, sobre todo en Brandemburgo, Mecklenburgo-Vorpommern y Turingia, hay un problema demográfico importante. Casi no hay jóvenes y los pocos que hay se están marchando a los estados del Oeste, donde las condiciones económicas son mejores. Por otra parte, los estados del sur como Baden-Wurtemberg o Baviera tienen tanto potencial económico que necesitan cubrir puestos de alta cualificación para poder seguir creciendo”, explica von Plettenberg. De momento, sostiene el director gerente de la Cámara de Comercio Alemana, el flujo migratorio no puede considerarse muy significativo, pero está convencido de que la llegada de españoles se intensificará en los próximos años.
César Castel, director de operaciones del departamento de Movilidad Internacional de Adecco, ha constatado el aumento de ofertas de trabajo en compañías alemanas. “Antes eran casos excepcionales: empresas españolas que querían enviar un empleado a Alemania durante un tiempo o profesionales que querían trasladarse allí para ganar experiencia, mejorar su currículum y aprender el idioma”, relata Castel. “Sin embargo, desde el inicio de la crisis, gestionamos muchas ofertas de empresas germanas que buscan españoles para trabajar allí de forma permanente. El incremento ha sido notable”.
Castel subraya que Alemania está buscando trabajadores con todo tipo de cualificación, desde altos directivos a operarios técnicos. En general, detalla, “se necesitan muchos ingenieros químicos e industriales, pero también hacen falta médicos y enfermeros”. De hecho, la sociedad teutona sufre un grave déficit de personal sanitario por la baja cifra de graduados que sale de sus universidades y la emigración de estos profesionales a Suiza, Reino Unido, Estados Unidos y Australia, con condiciones más favorables que las que les ofrece Alemania.
Las necesidades de la economía germana también abarcan a empleados de perfil técnico con titulaciones de Formación Profesional, unos estudios que en la gran potencia europea gozan del prestigio y la retribución que no tienen en España.
La economía española sólo parece señalar el camino de la emigración. Con más de cinco millones de parados y la tasa de desempleo más alta de toda la UE, el 46% de los españoles estaría dispuesto a trabajar en estos momentos en el extranjero, según una reciente encuesta de Ipsos, aunque la gran mayoría de estos potenciales emigrantes sólo se marcharía si esa fuera su única salida para encontrar empleo. De hecho, el 68% de los encuestados considera que el mayor aliciente por el que aceptaría una oferta en el exterior sería poder regresar a los dos años. La nueva oleada de emigración está mucho más cerca de un drama inevitable que de una opción profesional voluntaria.
El supermercado de la mano de obra
En opinión de Castel, España es el proveedor perfecto de mano de obra. “Es cierto que tenemos una de las mayores tasas de fracaso escolar de Europa”, recuerda el director de operaciones de Adecco, “pero al mismo tiempo, también tenemos una de las más altas en formación universitaria de todo el continente. Además, el prestigio internacional de las universidades técnicas españolas es indudable y nuestro modelo productivo es similar al germano, dos factores que no cumplen países como Grecia o Italia, donde tiene más peso la pequeña y mediana empresa”. Todos esos factores convierten al mercado laboral nacional en el más atractivo de Europa. En pocos países del mundo se pueden encontrar tan buenos ingenieros por sueldos que no superan los 1.000 euros mensuales, o directamente en el paro.
Según las cifras que maneja Adecco, los demandantes de empleo en el extranjero se han duplicado desde que comenzó la crisis, y representan ya el 10% del total, un fenómeno que no se producía desde el tardofranquismo. Canarias, Baleares y La Rioja son las comunidades que más han incrementado su número de expatriados. Su perfil es el de jóvenes de 25 a 35 años con alta cualificación y sin cargas familiares, que demandan “responsabilidad en el puesto de trabajo, autonomía profesional y perspectiva de hacer carrera”, algo que hoy sólo parece posible en Alemania. De hecho, pese a que los españoles trabajan de media casi 300 horas más que los germanos (1.650 horas frente a 1.380) estos cobran 42.400 euros anuales de media, casi el doble que los españoles, con 23.200 euros. Los impuestos son mayores (alrededor de un 40% de la renta, frente al 20% que se aplica de media en España), pero los salarios netos siguen siendo más altos, el coste de la vida es por lo general menor y los servicios públicos son de primera calidad.
Las condiciones son apetecibles, pero el traslado no siempre es fácil. Susana Peri, consejera de Trabajo de la Embajada de España en Berlín, ha apreciado un incremento en las solicitudes de información de españoles que están planteándose trasladarse, sobre todo, “desde las palabras de Angela Merkel”. Sin embargo, Peri puntualiza que, pese a que “Alemania tiene unos datos económicos envidiables y hay muchas ofertas de trabajo que no se cubren, no es tan fácil acceder a ellas”. Sostiene que “desde España, es difícil conseguirlo. En primer lugar, porque es necesario tener un buen nivel de alemán. Incluso para trabajar en una obra, hace falta saber al menos lo suficiente como para entender las órdenes básicas. De lo contrario es imposible que te contraten”. “Además”, prosigue la consejera de Trabajo, “hay que conocer bien el país. Al contrario de lo que ocurre en España, la industria está en los pequeños pueblos y también en las zonas del Oeste. Hay que conocer bien el país para poder encontrar un trabajo”.
Peri también recuerda que en Alemania se demanda habitualmente una cualificación más específica que en España, donde es más común saber un poco de todo. A los que se plantean emigrar, les recomienda que consulten antes la web de la Red Eures, la plataforma que centraliza las ofertas de todos los servicios de empleo de la UE.
Walther von Plettenberg cree que este año se marcharán aún más españoles a Alemania. “Es un fenómeno que hace dos años quizá no se hubiera planteado, pero ahora hay un gran interés entre las compañías germanas por contratar españoles”, explica el director gerente de la Cámara de Comercio Alemana para España. “Tenemos contacto continuamente con estas empresas preocupadas por encontrar profesionales aunque”, admite, “es cierto que los españoles tienen que competir con profesionales de otras nacionalidades”.
En estos momentos, las diferencias entre las economías española y germana son abrumadoras. Alejandro Rodríguez cuenta que en su compañía no se ha notado la crisis. “De hecho”, relata, “Mercedes-Benz sigue contratando gente de forma regular, y con la aspiración de conformar una plantilla cada vez más diversa y multicultural. Hay un interés por contratar fuera de las fronteras germanas. Y los estudios de ingeniería de España están muy bien vistos”. Alejandro subraya lo decisivo que resulta conocer el idioma. “Excepto en algunas compañías muy concretas, aquí un buen nivel de inglés no suele ser suficiente, y tampoco cualquier nivel de alemán”. Recomienda emigrar con la menor edad posible. “Cuanto más se tarde en venir, más va a costar integrarse y hacer carrera”.
Mejores sueldos y cosas más baratas
María Baños, 25 años, experta en marketing y moda, contó al llegar con la ayuda de su novio, Janek Andre, natural de Alemania. “Hablaba muy poco alemán cuando llegué a Berlín”, recuerda entre risas. Eso fue en enero de 2010, después de dar muchas vueltas sin encontrar el trabajo que buscaba. Pero a las tres semanas de pisar Alemania, ya tenía había encontrado el empleo perfecto. “Estoy muy contenta. Tengo un gran trabajo y me encanta Berlín. Recomiendo a la gente que venga. La crisis está haciendo que muchos nos tengamos que ir de España para luchar por nuestros sueños, y eso es lo que he hecho yo”, relata María, animando a superar “el miedo a lo desconocido”. “Es cierto que me acuerdo mucho de España, sobre todo cuando hace mal tiempo, pero me encanta vivir en Alemania”. María y Janek han creado incluso su propia empresa, una plataforma web (whataboutinterior.com) que a partir de marzo comercializará los proyectos de jóvenes diseñadores de interiores de toda Europa.
Andrés García Martín, auxiliar de vuelo de 34 años, también llegó a Berlín después de probar suerte en varias compañías. “Se me terminó el último contrato y me quedé sin trabajo”, cuenta. “Entonces, decidí venirme a Alemania para aprender el idioma. Al poco tiempo, en la primera entrevista, me ficharon en una agencia de viajes”. Andrés pensaba quedarse sólo un año, pero el plazo está a punto de expirar y no tiene intención de volverse. “Berlín es increíble. Tengo un buen sueldo y buenas condiciones. Me hicieron fijo enseguida, igualito que en España”, critica con sorna. “Además, las casas cuestan la mitad que en Madrid. De hecho, yo vivo en uno de los mejores barrios de la ciudad”. Una casa de 90 metros cuadrados en la mejor zona de Berlín cuesta alrededor de 250.000 euros, mientras que la misma vivienda en los mejores barrios de Madrid o Barcelona puede superar los 600.000. El precio de los alquileres se mueve en una proporción similar. “El sueldo es más alto y encima todo es mucho más barato. No sólo está bien, sino que es increíble”, remacha Andrés.
El fracaso también existe
Por si acaso, la consejera de Trabajo de la Embajada de España, Susana Peri, rebaja la euforia. Puntualiza que no todos los emigrantes pasan por experiencias tan exitosas. Peri insiste en que sin formación adecuada y homologable por las autoridades teutonas, y sin conocimientos básicos del idioma encontrar un trabajo puede ser una misión imposible. Lo último que quiere la Embajada es que se produzca una ola migratoria bajo la falsa creencia de que en Alemania hay excelentes trabajos con independencia de quien sea el demandante. “Eso no es así, y la gente debe saberlo”, precisa Peri de nuevo. “Merkel dio la sensación de que aquí es fácil conseguir un empleo, pero no lo es tanto”.
En el Centro Cultural Hispano-Alemán de Colonia asesoran a los españoles que aterrizan perdidos en la ciudad. Conocen historias marcadas por el fracaso. Es uno de los centenares de centros que se crearon para dar acogida a las oleadas de españoles que emigraron en los años cincuenta y sesenta. José Antonio Gayarre, periodista, llegó al país hace 12 y forma parte del Centro de Colonia. Ha lidiado con historias de emigrantes que llegaron confiando en localizar pronto un empleo y que, tras un tiempo buscando, tuvieron que volver a España con menos dinero del tenían cuando se fueron. José Antonio aprovecha para denunciar el poco apoyo que reciben del Ministerio de Exteriores, pese a la labor que hacen. “Muchos centros han tenido que cerrar porque se han ido quedando sin gente. Nosotros hemos decidido revitalizarlo para ser de utilidad a los jóvenes que están viniendo ahora”, relata orgulloso. El de Colonia es de hecho uno de los que mejor funciona de todos los repartidos por la vasta geografía teutona. Tiene web propia, grupo de amigos en Facebook y un portal de asesoramiento (destinoalemania.com) creado por varios miembros de su junta directiva que informa a potenciales emigrantes. “Queremos facilitar a los recién llegados la búsqueda de empleo y vivienda. Vamos a organizar cursos de alemán para ayudarles en su integración”, anuncia José Antonio. Dice que allí no se habla de otra cosa. “Todos los días hay noticias sobre los españoles que están viniendo”.
Elena Grandal, 27 años, también decidió irse a Alemania. Se marchó en abril de 2010. En España le costaba llegar a final de mes con sus colaboraciones como fotógrafa. “Empecé a enviar el currículum para hacer prácticas en cualquier lugar del mundo, y siempre me respondían afirmativamente desde Alemania. Así que al final me vine”, explica Elena, que cada día está más satisfecha con el traslado. “Esto es como un paraíso, sobre todo Berlín. Todo es divertido, muy barato y hay muchas cosas que hacer. Hace unos días estuve en la ópera por sólo 10 euros. A ver dónde puedo hacer eso en España”. Al poco de terminar las prácticas, encontró trabajo. Y se quedó. Ahora es autónoma y trabaja para varias empresas. Incluso expone su obra en una galería de Berlín. Cuenta que no todo el mundo aguanta el clima germano, y que muchos se vuelven a España en cuanto empiezan a caer los primeros copos de nieve. “Yo misma estoy cansada de tanto frío, me conformo con que el termómetro no baje de los -7º C, pero no me volvería. Ni de broma. Aquí me quedo”.
‘Europa habla alemán’
Belén Palancar, periodista de 25 años, únicamente lleva un mes instalada en Berlín. Sólo en la Comunidad de Madrid, la crisis ha enviado al paro a más de 3.000 periodistas, pero en Alemania este sector sigue creciendo. Belén tenía trabajo en España, pero llegó a Alemania con otro bajo el brazo. En marzo comenzará a presentar un programa para la cadena de televisión Deutsche Welle (La Ola Alemana), un proyecto del ente público RTL con el que emite en castellano para todo el planeta.
Su viaje comenzó con una breve estancia en Berlín durante el pasado verano para aprender el idioma. “Conocí a una presentadora de televisión inglesa en un autobús y hablando me dijo que buscaban periodistas españoles para la ampliación de la cadena Deutsche Welle”. Pasó todas las pruebas y la ficharon. “La oferta era inmejorable y la experiencia de trabajar en un país extranjero es enriquecedora para todo periodista. Mientras en España muchos medios penden hoy de un hilo y es imposible encontrar trabajo, Alemania está apostando por la ampliación de su canal internacional público”. También en el sector de los medios de comunicación, explica Belén, “los salarios son mucho más altos y las condiciones son mejores que en España”. No ha sido la primera en irse y no será la última. Cuenta que “no hay día que no escuche a alguien hablando español, ya sea en una tienda, en el autobús o en una cafetería”. “El otro día”, recuerda, “el diario Die Welt titulaba en portada: ‘Europa aprende alemán’, y los españoles somos el porcentaje más alto en las academias de idiomas”. Esperemos que ni Belén ni el resto de jóvenes emigrantes de su generación olviden nunca el español, por si algún día su país les da motivos suficientes como para plantearse la vuelta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario