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lunes, 6 de octubre de 2014

La educación en el asombro, ya es una teoría educativa

La educación en el asombro, ya es una teoría educativa

La revista internacional Frontiers in Human Neuroscience, publicación de alto impacto científico asociada a Nature Publishing Group, publica un artículo en el que Catherine L'Ecuyer presenta su teoría educativa, "The Wonder Approach to learning". (Para ver artículo entero sin coste, clickear arriba a la derecha en la página de Frontiers: "PDF")



Ideas claves del artículo:
  • El mito educativo “más es mejor” proviene de malas interpretaciones de la neurociencia, que han fomentado el uso de productos como Bain Gym, Baby Einstein, bits, los llamados juguetes y vídeos "educativos", etc. Ese mito ha reforzado la tesis conductista, lo que ha contribuido a apagar el interés por aprender de nuestros hijos.
  • El asombro es el mecanismo a través del cual los niños desean aprender. Lo que asombra es la belleza. La persona está hecha, no solo desde un punto de vista filosófico, sino también neurocientífico, para conectar con la belleza de la realidad. Hoy nuestros hijos tienen un déficit de realidad.
  • Para que el aprendizaje tenga sentido, se necesita asombro, belleza, sensibilidad y apego seguro. Sin esas condiciones,  el  aprendizaje se reduce a la mera repetición (hábitos sin fin) y se convierte en una rutina mecánica que aliena al niño y no le permite vivir una existencia verdaderamente personal.
  • El aprendizaje ocurre a través de la puesta en marcha del "triángulo del asombro", que consiste en 1) el niño; 2) el educador y 3) la realidad. El educador no causa la realidad y la realidad existe al margen de si el niño la conoce o no. Asistido por el educador, el niño la va descubriendo, no construyendo.
  • El bombardeo de estímulos en los niños, a través de las pantallas, del multitasking tecnológico, del consumismo exagerado o de algunos métodos educativos conductistas, satura los sentidos y lleva a la pérdida de sensibilidad para percibir la realidad, por lo que el niño necesita cada vez más estímulos para “sentir” la realidad. Cuando eso ocurre, se vuelve pasivo y pasa a depender de los estímulos externos.
  • La importancia desproporcionada que se ha dado a la sobreestimulación podría arrojar luz sobre los problemas del fracaso escolar, desmotivación, adicciones y dificultades de aprendizaje, en los cuales el entorno puede jugar un papel importante.

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