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jueves, 12 de abril de 2012

Escuche a su Hijo y a su entorno


A mi hijo no le gusta la escuela Primero lo más importante: a los niños no les gusta todo lo que es bueno para ellos. Asimismo, todo lo que les gusta no es bueno para ellos. Por ejemplo, los vegetales y los churros o tendiendo la cama y el videojuego Grand Theft Auto. En la escuela, los niños se están desarrollando además de aprendiendo. La socialización y la educación ocurren bajo el mismo techo. En cualquier dado momento, pueden haber múltiples razones por las cuales su hijo no disfrute la escuela. . . y las razones parecen ir por turnos. Pero basta de hablar de lo obvio. Si está suficientemente preocupado por este asunto como para estar buscando información, entonces su hijo ha expresado este sentimiento más de una o dos veces. Y probablemente ya sabe lo que debe hacer. • Hablar con su hijo/a • Hablar con la escuela • Evaluar la realidad Hablar con su hijo no significa interrogarlo. “¿Qué problemas tienes en la escuela? ¿Te están tratando mal los maestros? ¿Cómo que nadie quiere jugar contigo? ¡Nombres, dame nombres!” Tampoco significa que debe simpatizar con ella: “¡O pobrecita! ¿Quieres decir que te he estado mandando a la escuela todos los días y no te gusta? ¿Qué puedo hacer? ¡Lo siento mucho!” Claro que tiene que averiguar qué es lo que no le gusta de la escuela. ¿Es algo personal?: ¿otro estudiante, un maestro en particular? ¿Es algo académico?: ¿tiene dificultades su hijo con la historia o la aritmética? ¿Es algo general?: ¿simplemente no le gusta ir a la escuela? Ponga mucha atención cuando su hijo esté hablando y tenga cuidado de no ponerle palabras en la boca. Mamá, es posible que no le haya gustado los cursos de inglés, y por lo tanto no le caía bien su maestro de inglés, pero usted no es la que está en la escuela ahora. No suponga que el problema es académico aún si su último boletín de calificaciones demostró que tiene un problema en alguna de sus clases. Para ella, eso puede ser lo que menos le preocupa a su hija. Póngale atención a lo que dice. También tiene que determinar qué es lo que sí le gusta a su hijo con respecto a la escuela. De hecho, esto puede ser un buen lugar para empezar. Es posible que tenga que recordarle algunas cosas: a ella le cae bien la Srta. Smith, allí conoció a su amigo Frankie en esa clase, ella le enseño todo sobre la fotosíntesis la semana pasada. Si encuentra lo que sí le gusta, quizás pueda resolver lo que no. Hasta puede descubrir que el problema no es tan grave como temía cuando originalmente proclamó que lo gustaba la escuela. También pregúntele a su hija qué cree que les gusta o disgusta de la escuela a los otros estudiantes/compañeros de clase. Si parece que Mary es muy creída y no hace nada más que hablar de como su padre le compró cosas, o que la va a llevar a África para ir de safari durantes los exámenes finales - nada de lo que tiene que ver con qué le guste o no de la escuela, en sí, usted sabrá más sobre los asuntos implicados. Si Johnny recibió una medalla por una historia que escribió y su hijo también escribió una historia maravillosa para esa tarea pero no recibió la medalla – pues entonces... Una de las cosas que los niños aprenden en la escuela es que no son el centro del universo. La escuela es el lugar donde los ponen en un cuarto lleno de otras personas a las que les están haciendo las mismas preguntas y que están recibiendo las mismas tareas. Es el primer lugar en donde son comparados con otras personas y evaluados contra sus propias capacidades. Esto es parte de “hacerse mayor” y no puede proteger a sus hijos de esto. Si eso es lo que no le gusta a su hijo de la escuela, entonces recuerde que usted tiene la responsabilidad de formar el carácter de su hijo. La escuela puede ser el medio de transmitir las diferencias en el dinero, el poder cerebral, el estatus, pero usted es el mensajero y el mensaje tiene que ser sencillo: “Aprovecha al máximo lo que tienes. Haz lo mejor que puedas con lo que tienes. Tus dotes son únicas y son suficientes. Tienes personas en tu vida que te quieren mucho.” El resto del mensaje puede ser más enfocado: “. . . pero eso no tiene nada que ver con el hecho de que todavía tienes que escribir otra historia, o hacer tu tarea de matemáticas, o aprender a conjugar los verbos en el pasado imperfecto.” En la vida, muchas cosas suceden alrededor de nosotros que tenemos que enfrentar o ignorar para seguir por nuestro propio camino. Los niños aprender a hacer eso en casa – y cómo distinguir uno de otro - pero el primer lugar en donde lo enfrentan en la “vida real” es en la escuela. Cuando hable con “la escuela”, por supuesto que tiene que hacerlo en partes para que sea más fácil. Hable con el maestro o los maestros de su hijo. Hable con los administradores – el consejero, el subdirector, el director - hasta la enfermera de la escuela. No tiene que tomar un día libre del trabajo para hablar con las personas que son tan importantes en la vida de su hijo. Hasta el director tiene correo electrónico hoy en día. Las reuniones informativas para los padres se pueden organizar por teléfono. Estas personas ven a su hijo todos los días en un contexto que usted no, y sus observaciones pueden sorprenderlo. Es posible que vean un niño agresivo mientas usted sólo ve un niño muy animado. Pueden ver un niño tímido, mientras usted sabe que su hermana mayor siempre ha hablador por él - él está esperando a que alguien exprese lo que está pensando. Quizás ven un niño que está luchando para entender la aritmética cuando usted ve un niño que no quiere hacer su tarea – usted ve que “no quiere” en vez de que “no puede”. Es posible que vean un niño que no quiere participar en actividades de grupo, mientas su hijo ve las actividades a las que nunca lo escogen para participar. No se ponga a la defensiva – por lo menos todavía no. Cuando pregunte, esté preparado para escuchar las respuestas. Es posible que descubra un problema serio: un maestro injusto, abusivo o un estudiante que está amenazando a otros para robarles el dinero para la comida. Puede descubrir que su hijo tiene una discapacidad de aprendizaje como dislexia. Estas cosas pueden considerarse casi un alivio porque puede tratarlas directamente, satisfaciendo su deseo de ayudarle a su hijo para que disfrute de la escuela. Por otro lado, y mucho más probable, puede descubrir que su hijo simplemente está pasando por los dolores del crecimiento: unos éxitos, unos fracasos, unos fáciles, unos difíciles. Los zapatos que le quedan a un niño esta semana posiblemente no le queden la próxima semana. Eso no quiere decir que existe algún problema con su hijo o los zapatos – o la tienda que le vendió los zapatos. La educación supone esfuerzo y esfuerzo requiere perseverancia y fortaleza. Estos son cualidades que pueden y deben animar a su hijo. Los niños no aprenden todas las fracciones de una día para el otro. Sin embargo, una vez que los aprenden, tienen la base para hacer matemáticas más complejas. Tenga cuidado de no dejar que su hijo identifique “no entender” con “no disfrutar”. Usted conoce a su hijo – sus fortalezas, sus debilidades. Debe saber, puesto que lo hace una prioridad, lo que está estudiando en la escuela y lo que ella está aprendiendo de esos estudios. Las escuelas están más en sintonía con los padres y sus inquietudes, en parte porque su desempeño en impartir conocimientos ha sido tan pésimo (cuando se mide por los exámenes estandarizados). Si a su hijo no le gusta la escuela, tome los pasos sugeridos anteriormente. Junte la información que obtiene con la información que ya tiene y evalúe las acciones que debe tomar, si las hay. La realidad es que usted es el educador principal de su hijo. Si está satisfecho que la escuela está enseñando las materias de manera apropiada, entonces es su responsabilidad enseñar los valores que su hijo necesita para distinguir (y apreciar) la diferencia entre algo que es “agradable” y algo que “vale la pena”. Más consejos… Si parece que a su hijo no le gusta la escuela, puede haber una infinidad de razones: Puede ser por sus compañeros de clase o sus amigos. Puede ser un problema de familia o autoestima. Observe a su hijo, escuche lo que tenga que decir. Hágale preguntas abiertas que lo requiere que hable más sobre lo que le está molestando. Escúchelo con cuidado antes de ofrecer cualquier solución. Hágale preguntas que la ayudarán a su hijo a llegar a una solución. Con su orientación, deje que su hijo resuelva su problema. También realice estas acciones sugeridas por el programa Parent-Driven Schools (Escuelas dirigidas por los padres). • Participe. Visite la escuela. Hable con el maestro. Los niños cuyos padres participan en su educación tienen mejores calificaciones y actitudes más positivas. • Comprenda la personalidad de su hijo y refléjelo al maestro. Proporcione pistas de motivación al maestro. Trabaje en conjunto con ellos. • Hable con el maestro o el consejero de la escuela sobre asuntos no relacionados con el trabajo escolar. Desarrolle estrategias realistas que apoyarán al desarrollo social de su hijo.

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