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lunes, 4 de enero de 2016

La Violencia de los Hijos Esther Calvete

Narcisista, con aires de grandeza y con la sensación de tener derecho a todo, éste es el perfil del hijo que, sobre todo llegada la adolescencia, tiene actitudes violentas hacia sus padres. Lo dice un estudio elaborado por, entre otros, la investigadora de la Universidad de Deusto Esther Calvete y que se acaba de publicar en la revista especializada Developmental Psychology.
A lo largo de tres años, el equipo liderado por Calvete ha trabajado con 591 adolescentes vizcaínos y también con sus padres, con el objetivo de averiguar cuál es el caldo de cultivo de las agresiones de hijos a padres, una cuestión en sí difícil de estudiar porque, según se lee en el informe, "hijos abusadores y padres abusados son reacios a admitir que está ocurriendo este tipo de agresión". Hay pocos estudios al respecto y éste es el primero que examina el enlace entre el narcisismo y la violencia de hijos a padres.
Dos grandes escenarios son los que influyen en la posibilidad de que un niño se convierta en un adolescente agresivo. El primero, un ambiente violento, un hogar en el que el niño se ve expuesto directamente a la violencia. Por ejemplo, cuando los padres se agreden entre ellos o cuando uno agrede al otro. El segundo tiene que ver con la ineficiencia de los padres, con progenitores "excesivamente permisivos" o con "carencias afectivas".
"Donde la agresión es algo común, los hijos desarrollan un alto concepto de sí mismos, al tiempo que se sienten alejados, desconectados y rechazados a la vez. Hemos comprobado que, en quienes detectamos un ambiente violento durante el primer año de investigación, hubo agresiones de hijos a padres en el tercer año de estudio", se lee en el informe.
En aquellas familias en las que se detectó, durante ese primer año de investigación, un entorno en el que el calor humano era prácticamente inexistente, a lo largo del segundo año se observaron las consecuencias de esa falta de afecto ambiental en el desarrollo narcisista y en sentimientos de sentirse desconectado y poco querido de los adolescentes. Finalmente, hay diferencias en el desarrollo de la conducta agresiva entre chicos y chicas.. "El narcisismo pronostica la agresión de hijos a padres sólo en los chicos", sostiene el informe. En cambio, en las chicas es mas importante el desarrollo de sentimientos de desconexión y de no ser querido por los demás. La exposición a la violencia familiar, como agresiones del padre a la madre, es un indicador de violencia hacia los padres y madres tanto en chicos como en chicas.

La exposición a la violencia

Vivir en un entorno violento, o donde con cierta asiduidad hay episodios de agresividad, predispone a la violencia, incluída aquella que pueden acometer los hijos contra sus padres. Si esa violencia se dirige del progenitor al hijo o se desarrolla entre los padres, existen más posibilidades de que el hijo pueda heredar el gesto y ser violento en poco tiempo, según este estudio.

Estilo familiar

Hay dos tipos de familia que pueden influir en el posible carácter de los hijos a medida que se conviertan en adolescentes. Uno es aquel que se caracteriza por la permisividad y, otro, aquel en el que falta calor. "Los progenitores permisivos se asocian a las agresiones de hijos a padres, algunos estudios afirman que cuando los padres son demasiado permisivos y no se ocupan de sus hijos éstos tienden a adoptar el rol de padre. Este cambio de roles puede producir conflictos entre padres e hijos y, en última instancia, agresiones. Por ejemplo, los hijos pueden enfadarse y ponerse agresivos con los padres cuando éstos no cumplen sus funciones para con ellos"
Allí donde escasea el apoyo, el afecto y una comunicación positiva también hay posibilidad de que se generen escenarios de agresividad entre hijos y padres. "Los progenitores perceptivos y cariñosos pueden influir a sus hijos a la hora de adoptar estrategias no violentas para conseguir logros y expresar indignación o enfado. Por el contrario, en hogares fríos donde los integrantes viven distantes puede provocar en los hijos mala adaptación y la imitación de sus estrategias agresivas, así como sus patrones de interacción".

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