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lunes, 3 de noviembre de 2014

Como Motivar a Alguien desencantado

Cómo motivar a alguien desencantado

Cuando un joven se estanca en una situación de inactividad hay que intentar motivarle para que reaccione. Aunque si la situación se prolonga cada vez es más difícil hacerlo. Mara Cuadrado, psicóloga de infancia, juventud y familia, dice que diferencia entre dos grupos de ninis, los que dejan los estudios a partir de los 16 años y los que tienen entre 22 y 23 años, la mayoría de ellos licenciados. “Los primeros están desorientados y los segundos desencantados. Ambos han crecido en un sistema de bienestar en el que lo que quiero, lo tengo. Es fundamental evitar que se apalanquen. Hay que inculcarles una cultura del esfuerzo, que no dejen de formarse, de hacer entrevistas. En última instancia, emigrar. Todo menos cronificarse”.
Para Amado Benito, psicólogo de jóvenes, es importante que su entorno “dé señales de que haciendo cosas pueden cambiar su realidad. Si les están ayudando a subsistir, no luchan, se rinden, por eso es importante que entiendan que para sobrevivir hay que pelear”.
Manuel García Sedeño, psicólogo y profesor de la Universidad de Cádiz (con experiencia en el pasado en el INEM), cree que para ayudar a los jóvenes que ya están fuera del sistema, lo mejor es que hagan un curso de FP con prácticas en empresas donde vean la realidad”. “Además yo soy muy partidario de la formación ocupacional”, continúa. “Son cursos con una finalidad concreta, como construir una vivienda. Y eso es muy motivante”. García se queja de que la despreocupación de las autoridades por este colectivo es muy elevada.
Entre sus amigos hay tres jóvenes en su misma situación. Tienen entre 22 y 24 años y todos han logrado empleos temporales en algún momento por esa vía. Uno de ellos trabajó durante unos meses de camarero en un bar de su padre. Otro en un astillero gracias a su suegro. El último es el sobrino del dueño de la empresa de seguridad en el que confía Selu. Los tres esperan que les vuelvan a llamar algún día.
Flores pasa su tiempo puertas adentro. Entre su cuarto y el salón. Apaciblemente. Se acuesta tarde. Se levanta tarde. Ve la televisión —el lunes comió viendo Deportes Cuatro seguido de dos episodios de La que se avecina, tres de The Big Bang Theory y uno de Cómo conocí a vuestra madre— y sigue gratuitamente programas en webs como Seriesly, donde terminó hace poco Breaking Bad, o Biophobia, donde ve partidos de fútbol. De vez en cuando sale al exterior. Los lunes echa un partido de fútbol con sus amigos en San Fernando. Y también va dos veces a la semana a Body Fitness, un gimnasio cercano en el que ha esculpido sus brazos levantando pesas. “No me sale ir buscando trabajo por ahí”, dice en el salón de su casa. “Por vergüenza, por flojera, por una mezcla rara. Veo mi futuro muy negro. Sin trabajo ni estudios, imagínate. Pero no lo quiero pensar demasiado”.

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