La motivación exterior es buena, un abrazo, una palabra de aliento, una caricia, siempre levanta el ánimo y devuelve las ganas de vivir, Pero la motivación interior es más poderosa aún. La persona que aprende a automotivarse ya no necesitará que la alienten, ayuden, feliciten o acompañen. Hay una motivación que tiene que ver con uno mismo, y es el resultado de usar nuestra propia imaginación y estar conectados con lo que nos apasiona.
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