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martes, 24 de mayo de 2011

Un Facebook Para Estimular a Estudiar a los Niños

El fundador y CEO de Facebook, Mark Zuckerberg, ha sugerido que los niños menores de 13 años puedan unirse oficialmente a las redes sociales.

Los términos de Facebook establecen que los usuarios de la red social deben tener, como mínimo, 13 años de edad para abrir una cuenta. "Los chicos podrían reunirse a estudiar online, para convencer a más de que estudien para las pruebas", dijo Zuckerberg. "Habrá una pelea sobre esto en algún momento. Mi filosofía es que para la educación, hay que empezar a una edad muy, muy temprana", añadió.

Según PCWorld, una encuesta indica que en torno a 7.5 millones de usuarios de Facebook son menores de 13 años, y dos tercios de estos, menores de 10.

Además, MDZonline informa de que Facebook ha adquirido un programa llamado PhotoDNA, que es capaz de detectar imágenes susceptibles de ser catalogadas como pornografía infantil.

viernes, 6 de mayo de 2011

Para lo que Sirve la Eso

Desarrollar más tu propia personalidad: La Tuya
Avanzar por la Escala de tu interes y de tu identidad
Ganar Confianza en tus recursos y tu persona
Cómo se centren intensamente en un problema hasta que sea resuelto. Aprender por tu cuenta a resolver problemas más Complejos
Lidiar con Tu Organización
El beneficio de posponer la satisfacción a corto plazo a cambio de éxito a largo plazo.
Cómo leer la crítica.
El poder de ser capaz de liderar grupos de compañeros sin recibir la autoridad delegada claro.
La comprensión de la extraordinaria potencia del método científico, en casi cualquier situación o tarea.
¿Cómo presentar persuasivamente ideas en múltiples formas, sobre todo por escrito y ante un grupo.
Gestión de proyectos. La autogestión y la gestión de ideas, proyectos y personas.
Las finanzas personales. Conocer la verdad sobre el dinero y la deuda y el apalancamiento.
Un insaciable deseo (y la capacidad) para aprender más. Para siempre.
Por encima de todo, la auto-confianza que viene de la comprensión que el trabajo duro implacable se puede aplicar para resolver los problemas vale la pena resolver.

domingo, 1 de mayo de 2011

Evita Relaciones Tóxicas

Relaciones tóxicas

Una relación tóxica es aquélla en la cual una o las dos personas sufren mucho más de lo que experimentan dicha y placer por estar juntos.

Si estás inmerso (o inmersa) en un vínculo de pareja que te produce mucha pena y desdicha y poca alegría y buenos momentos, que en ciertos momentos te hace sentir que de algún modo llegas a desdibujarte como persona en pos de mantener una armonía o una comunicación ficticias, es bien probable que formes parte de una relación tóxica.

Determinarlo te será de suma utilidad para desactivarla y acceder a una vida emocional más satisfactoria.

Una relación tóxica es aquélla en la cual una o las dos personas sufren mucho más de lo que experimentan dicha y placer por estar juntos. Uno de los integrantes (y en algunos casos ambos) se ven sometidos a un gran desgaste por tratar de sostener la relación.

Este tipo de vínculos provocan más insatisfacción que felicidad, y la sensación de bienestar que pueden proporcionar en escasos momentos es muy efímera ya que para vivenciarla es necesario silenciar o pasar por alto ciertas cosas que, de darles la importancia que efectivamente tienen, causarían un profundo dolor e incluso llegarían a poner en peligro la continuidad de la pareja. Ten presente que nada bueno puede surgir de uniones entre personas que generan actitudes y emociones lacerantes que nublan tu capacidad de alcanzar la plenitud emocional que te mereces.

Las relaciones ideales entre las personas son ganar-ganar. Una relación tóxica nunca puede catalogarse como tal, son de ganar-perder y, en muchos casos, las dos personas involucradas pierden. Si tú eres quien en estos momento se está planteando si el vínculo que te causa insatisfacción y momentos desagradables es de esta índole, piensa si hay comportamientos tóxicos involucrados. Si de a ratos preferirías no estar con esa persona porque te hiere y te entristece visceralmente, si utiliza mecanismos tales como la culpa, el sarcasmo y la burla para manipularte, si mina tu autoestima y tu capacidad de que decidas de manera individual lo mejor para ti, si has llegado al punto de no reconocerte a ti mismo, entonces eres parte de una relación tóxica y eres tú quien sin dudas pierde en esta forma de comunicación despareja.



¿Qué nos lleva a involucrarnos en relaciones tóxicas? Hay diferentes razones, a continuación detallo las más usuales:



• La baja autoestima:

Si nuestras creencias están basadas en sentir que no somos merecedores de la atención, el respeto o el amor de otra persona, quien aparezca será considerado (o considerada) nuestra tabla de salvación, a la que nos aferraremos con uñas y dientes porque sin esta persona, ¿quién nos querrá? O ¿quién pagará nuestras cuentas? O ¿quién nos cuidará?



• El creernos salvadores.

Fantasear que nosotros podemos cambiar a esa persona, que hemos llegado a su vida para que se transforme en otra clase de ser humano, mejor, más como nosotros queremos que sea, suponer que con nosotros se comportará de una manera diferente a la que suele hacerlo, que lograremos que se operen modificaciones impensadas, son caminos de ida hacia el sufrimiento. Podemos ayudar a que otras personas cambien rasgos de su personalidad que les molesten, siempre y cuando se den cuenta de que este cambio los favorecería, decidan hacerlo y además quieran que los ayudemos. Lo que sí tenemos es la capacidad concreta de lograr que se produzcan cambios asombrosos en nosotros mismos si así lo deseamos: esta capacidad es innata, por lo que nada ni nadie podrá privarnos de ella nunca. Es sólo cuestión de tomar la decisión de hacerlo y poner manos a la obra.



• Asumir el rol de víctimas.

Quién nos va a querer o a aceptar como esta persona que se digna a darnos ratos de su tiempo, o a convivir con nosotros, en definitiva, a darnos momentos su (mala) compañía cuando le place. El asumir este rol implica que estaremos generando (o aceptando) a una persona que se comportará como victimario.



• La urgencia de muestras de cariño:

Este tipo de deseo imperioso es muy mal consejero, y se suma a la necesidad de suplir carencias profundas. A veces da como resultado el tolerar cualquier cosa por un poco de lo que atisbamos como cariño (una demostración de afecto, sexo, un regalo), pero que en realidad encubre otro comportamiento de fondo (uso, abuso, egoísmo, maltrato, falta de respeto, etc.).



• Estar acompañado a cualquier precio:

El miedo a la soledad es el paso preliminar hacia una posible relación tóxica ya que, vuelvo a mencionarlo, toleraremos literalmente cualquier cosa con tal de no estar solos. Considero que no hay mayor sensación de soledad agobiante que el creer que uno está acompañado por alguien que le va a hacer bien cuando esto en realidad no es así y esa persona no sólo no cumple con nuestras expectativas más esenciales sino que atenta (con marcado éxito) contra nuestra calida de vida.

¿Cómo confiar en alguien que demuestra que no quiere nuestro bien? (Aunque diga otra cosa).



• El aburrimiento:

La búsqueda de nuevas sensaciones, de una manera de alejarnos de la monotonía o de la rutina puede hacer que sólo veamos una faceta de la personalidad de quien nos atrae, la divertida y agradable que nos saca del letargo en el que estábamos, y no logramos visualizar el resto de la personalidad de quien nos atrae, en la cual hay comportamientos tóxicos que en un principio no identificamos. Encontrar a alguien que tiene gustos similares a los nuestros es muy bueno – ¡enmascarar una relación tóxica no lo es! Una vez inmersos en un vínculo de esta índole, se nos dificulta salir porque creemos falsamente que volveremos al aburrimiento inicial…. ¡esto depende enteramente de nosotros! Hay muchas personas que comparten nuestros gustos y sueños que no precisan crear un vínculo tóxico para relacionarse.



• El rol social:

La necesidad imperiosa de cumplir algún rol social, como por ejemplo el de esposa/o, madre o padre tal vez pueda llegar a hacernos priorizar el fin antes que ver a la persona que elegimos como realmente es. Algunas veces tratamos por todos los medios posibles de enmascarar la realidad para seguir manteniendo las apariencias y la estructura social, aunque el costo interno suele ser demasiado alto.



• El miedo a seguir avanzando en la vida:

Si tenemos un vínculo con una persona que nos pone frenos o nos cercena en nuestro crecimiento y nos estancamos en cierta área de nuestra vida (ya sea personal, laboral, espiritual o profesional) ¿no somos nosotros mismos quienes aceptamos quedarnos en una zona conocida en vez de crecer, desarrollarnos, cambiar y superarnos? Tal vez ésta ha sido tu ganancia secundaria y por eso has sostenido este tipo de comunicación por más tiempo del que quisiste o creíste poder soportar.

Reconocer la Agresividad: Se revelan a Madurar

En el presente trabajo analizaremos las “Influencias biológicas y ambientales sobre la agresión” con la intención e interés de comprender las causas básicas de este comportamiento en particular.

A pesar de los muchos tratados, ideas, corrientes y teorías, a la fecha, los entendidos en la materia no se ponen de acuerdo al respecto, sin embargo muy a pesar de ello y, quizás precisamente por esto tenemos la obligación de formarnos nuestra propia opinión o como hacemos ahora inclinarnos hacia una de las corrientes.

De todos los problemas de la humanidad, la agresividad es con certeza uno de los más urgentes, pues sabemos que si no aprendemos a comprender y a dominar nuestra agresividad, no estaremos aquí por mucho tiempo.

Instintos, capacidades biológicas, herencia, medio ambiente, sistema cerebral, normas sociales, aprendizaje, frustraciones, maltratos, etc., etc., es lo que analizaremos como aspectos influyentes en la conducta agresiva.

En años recientes un grupo de bien conocidos escritores afirmaron que “los seres humanos son inevitablemente asesinos: que por su herencia animal son genéticamente e instintivamente agresivos y no puede ser de otro modo”...

Qué tan cierta puede ser esta afirmación, lo veremos en las próximas páginas.

METODOLOGIA

La metodología utilizada para la elaboración de este trabajo fue la investigación bibliográfica. Consultamos diferentes fuentes de información donde quiera que la encontramos: en libros, revistas, exposiciones de psicólogos, la internet, entre otros.

El tema es abundantemente estudiado, lo que nos podría sugerir la importancia que actualmente las ciencias biológicas y sociales le atribuyen.

Finalmente, éste es el producto de esa investigación.

CONTROVERSIA

AGRESIVIDAD: Carácter agresivo. Desequilibrio psicológico que provoca la hostilidad de una persona a las otras que lo rodean. Definición del Pequeño Larousse Ilustrado, 1987.

¿Qué se entiende exactamente por agresión y/o conducta agresiva? Decimos que existe agresividad cuando provocamos daño a una persona u objeto (acción de agredir). Este daño puede ser físico o psíquico.

Es muy fácil agrupar gran número de acciones humanas bajo la rúbrica de agresión pero lo cierto es que para estudiar y comprender este tipo de conducta humana lo que hace falta es justo lo opuesto: intentar separar los diferentes hilos que constituyen esa conducta que denominamos agresiva.

En su libro La anatomía de la destructividad humana, Erich Fromm contempla dos tipos de agresión: describe uno como biológicamente adaptativo y al servicio de la vida; un tipo de agresión, según él, filogenéticamente programado y, común tanto a los animales como a los hombres. Ejemplo de ello, de acuerdo con Fromm, es el impulso a atacar o a huir cuando se encuentran amenazados intereses vitales. El otro tipo, la agresión maligna, como son la destructividad y la crueldad, no es biológicamente adaptativa. Este tipo de agresión se observa específicamente en la conducta de hombres como Hitler, Himmler, Goebbels y otros semejantes; es común únicamente a los hombres y brota de las condiciones de la existencia humana.

La popularidad de los escritos de quienes nos cuentan que el hombre es instintivamente agresivo, por herencia de sus ancestros prehistóricos y animales, proviene de que la mayoría de nosotros deseamos una explicación categórica de la “bestialidad” humana, capaz de relacionarla con nosotros mismos y con la conducta de los demás. Difícilmente podría haber una razón mejor para buscar explicación semejante.

La guerra es lo primero que viene a la mente cuando pensamos en la violencia. Como horror institucionalizado, racionalizado y sancionado estatalmente, la guerra es la forma final de la violencia a gran escala.

Incluso en tiempos de paz oficial, la violencia nos rodea.

El ataque a seres humanos por sus propios congéneres no es nada nuevo. Testimonios de violencia entre personas los hay tan antiguos como el hombre mismo. Uno de los actos iniciales de una de nuestras mitologías mayores es el asesinato de un hermano. Era tras era, siglo tras siglo, hasta la actual versión del periódico de esta mañana, la realización humana se ha visto casi siempre acompañada por la violencia humana.

Entonces ¿a qué tomarse el trabajo de preguntar, por qué hemos sobrevivido hasta ahora? Hemos recorrido una larga distancia como especie ¿por qué no seguir sencillamente como hasta ahora, viviendo nuestras vidas y protegiéndonos cada cual como mejor pueda? ¿Por qué preocuparse?

Hay dos razones. Una es que, como especie, queremos comprender. Una de las cualidades de los seres humanos en general es su ansia de comprender

llámese curiosidad, mente inquisitiva, sed de conocimiento o lo que fuere-, comparable solo con su voluntad de hacer un esfuerzo notable con ese fin, aún cuando en ese momento no sea clara su futura utilidad práctica.

La otra razón para intentar comprender nuestra agresividad es que ha llegado el momento de hacerlo. Tras 5 ó 6 millones de años de existencia humana sobre este planeta, la violencia de los hombres amenaza con arrebatar las riendas al espíritu cooperador e inventivo y conducirnos a la extinción. Hasta ahora nos hemos equilibrado bastante bien como especie, y de hecho no hemos dejado de crecer y desarrollarnos. Pero hoy, trabajando nuestro ingenio a toda máquina, hemos creado modos de borrarnos con una velocidad y un rigor antes desconocidos. Si queremos que este agradable planeta lo habite alguno de nuestros descendientes, no hay otra elección que la de conseguir una mejor comprensión de nuestras naturalezas.

Algunos deploran nuestra huida de Dios y predican al resto que la fe traerá la paz al mundo y a cada uno en particular. Otros ven la violencia como expresión de inadecuaciones psicológicas individuales. Otros culpan de ese hecho al crecimiento de la permisividad, al declive de la educación clásica, a la existencia del impuesto progresivo sobre la renta, a la desaparición de las diferencias de clase, a las iniquidades del sistema social, etc., etc.

Algunas ideas nos informan que la agresividad es un instinto heredado de nuestros ancestros prehumanos remotos; que está profundamente metida en nuestros genes y que, por eso mismo, es imposible de erradicar. Que nosotros por nuestra naturaleza fundamental, somos criaturas violentas; somos asesinos por naturaleza.

Los escritores más importantes que han adoptado esta teoría de la agresividad innata durante la última década han sido Konrad Lorenz, Robert Ardrey, Raymond Dart, Desmond Morris, Anthony Storr y Niko Tinbergen. Entre sus libros más conocidos están: Sobre la agresión, African Genesis, El contrato social, Aventuras con el eslabón perdido, El zoo humano, El mono desnudo y Acerca de la guerra y la paz en los animales y el hombre.

PUNTOS DE VISTA CONTRAPUESTOS

Otro punto de vista de la naturaleza de la agresión, interpreta los datos de modo muy diferente a como lo hacen los autores de todas esas obras populares. Sin negar para nada un componente genético en la agresión humana, ni que los hombres prehistóricos fuesen capaces de agresión, tanto la determinación genética de la agresión como su práctica prehistórica se han exagerado mucho, obviando que los seres humanos han vivido sujetos a ideas altruista y pacíficamente durante la mayor parte de su historia evolutiva de lo que esos escritores pretenden hacernos creer. Incluso hoy, cuando la violencia a gran escala amenaza con poner fin a nuestro mundo, la mayoría de los humanos no tenemos nada de violentos, y hay sociedades enteras donde aún hoy la violencia es mínima o inexistente.

Esta observación nos confirma el reconocimiento de que los seres humanos somos capaces de todo un amplio repertorio de conductas, y que no estamos inclinados a matar más que a socorrer. Hacemos ambas cosas. El desafío para nosotros, como sociedad, no es encontrar una explicación singular y simplificada de por qué un hombre mata a otro, sino por qué bajo provocaciones semejantes un hombre mata, otro socorre y otro pasa de largo por la otra acera de la calle.

La explicación no se encuentra en supuestos instintos humanos, que tenderían a empujarnos a todos los hombres y mujeres siempre en una dirección, sino que depende principalmente de las experiencias de nuestras vidas enteras, que varían ampliamente de una persona a otra.

Esto no supone negar que existe una contribución genética en casi toda forma de conducta. Pero sí niega que ninguna conducta específica de los seres humanos esté determinada genéticamente. Las potencialidades son genéticas en origen. El talento para la música, por ejemplo, parece ser heredado. Las habilidades para tocar el piano, que constituye una forma específica de conducta humana, ya no lo es; es aprendida. Naturalmente, a menudo es difícil separar ambas cosas.

Un niño con talento musical en una familia de músicos tiene excelentes probabilidades estadísticas de llegar a ser un músico. Pero es imposible establecer qué parte de esa conducta se debe al talento heredado de los padres; qué parte proviene de una actitud familiar hacia la música como “única base razonable para la vida”; qué parte proviene del deseo de destacar entre personas que creen en el éxito; y qué parte se debe enteramente a otras causas, como una cualidad temperamental o el deseo de complacer a un familiar. Lo que sí es seguro en esta situación es que el talento musical heredado, por grande que sea, no hará a un músico a menos que se combine con muchos años de muy diversas experiencias. Y en esta situación, como en la mayoría de aquellas donde se encuentran mezclados ambos factores, el factor cultural es claramente más importante que el genético. Es decir: la herencia sólo suministra la potencialidad; el resultado específico estará determinado por los años de experiencias cotidianas.

La agresividad o la conducta agresiva , al igual que tocar el piano, es en gran medida un resultado de la aprobación y del apoyo activo, lo mismo que, según las teorías, la conducta pacífica se produce porque es estimulada mediante recompensas.

Estos dos puntos de vista opuestos acerca de la agresión humana -el de que la conducta agresiva es innata y el de que, aún admitiendo las influencias genéticas, resulta básicamente aprendida- constituyen algo más que un debate académico expuesto con lenguaje culto. Las dos perspectivas no sólo definen dos modos absolutistas de percibir a los seres humanos, sino también dos modos de adjudicar características al máximo dualistas a los humanos. Y eso posee implicaciones para nosotros como individuos, como sociedad y como sobrevivientes.

Las soluciones a todos nuestros problemas dependen de qué perspectiva acabemos adoptando. Si los seres humanos somos inevitablemente criminales, las soluciones deberán adecuarse a nuestras tendencias asesinas; por otra parte, si la conducta humana es en su mayor parte aprendida, nuestras soluciones deberán apoyarse en esta capacidad.

FORMAS DE AGRESIÓN

Entre los animales se han observado varias formas de agresión. Cada una de ellas está clasificada según la situación-estímulo que la provoca.

1.- Agresión depredadora: provocada por la presencia de una presa natural.

2.- Agresión anti-depredadora: provocada por la presencia de un depredador.

3.- Agresión territorial: defensa de un área frente a un intruso.

4.- Agresión de dominancia: provocada por un desafío al rango del animal o a su deseo de un objeto.

5.- Agresión maternal: provocada por la proximidad de algún agente amenazador para las crías de la hembra.

6.- Agresión del destete: provocada por la creciente independencia de la prole; los progenitores amenazan, o incluso atacan suavemente a su descendencia.

7.- Agresión parental disciplinada: provocada por diversos estímulos, como mamar a deshora, juegos bruscos o demasiado prolongados, alejamientos y cosas semejantes.

8.- Agresión sexual: provocada por las hembras con el propósito de apareamiento o de establecer una unión prolongada.

9.- Agresión relacionada con el sexo: provocada por los mismos estímulos que producen la conducta sexual.

10.- Agresión entre machos: provocada por la presencia de un competidor masculino de la misma especie.

11.- Agresión inducida por el miedo: provocada por el confinamiento o acorralamiento y la incapacidad de escapar, o por la presencia de algún agente amenazador.

12.- Agresión irritable: provocada por la presencia de cualquier organismo u objeto atacable.

13.- Agresión instrumental: cualquier cambio en el medio, como consecuencia de los tipos de agresión anteriormente descritos, que incrementa la probabilidad de que se produzca una conducta agresiva en situaciones semejantes.

Como destaca el profesor Kenneth E. Moyer, estos tipos no se excluyen mutuamente. Moyer opina que las bases neurales y endocrinas son distintas para cada una de ellos.

“No hay ningún tipo singular de conducta que pueda denominarse agresivo”, escribe Roger N. Johnson, profesor de zoología en el Ramapo College, en su libro Agresión en el hombre y en los animales.

Agresión

LA HERENCIA Y EL MEDIO

Los rasgos de la conducta humana no están determinados exclusivamente por la herencia ni por el medio. El hecho es que el desarrollo de prácticamente todos los rasgos de la conducta humana es el resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales. Esto no sólo se aplica a nuestro músico, que combina su talento heredado, sus rasgos de personalidad y las influencias de sus padres, maestros, amigos, críticos y público para hacer de él o de ella un concertista; lo mismo vale para el resto de los mortales, en quienes se combinan todos esos factores, y quizás otros, en toda su conducta.

Sin embargo, evidentemente que existen algunos rasgos físicos en los seres humanos que no son tan susceptibles a las influencias del medio: así, por ejemplo, el color básico de la piel y el cabello, la forma de éste, la forma de la nariz, el control de la respiración, la agudeza auditiva y visual y otras cosas semejantes.

Los genes determinan también los límites potenciales del desarrollo de cualquier rasgo en cualquier ambiente dado. Tamaño, longevidad, inteligencia y fuerza constitucional son ejemplos de este tipo de limitaciones impuestas por los genes. No es probable, pongamos por caso, que un niño con dos largas líneas de antepasados inferiores a 5'5” de estatura alcance más de 6'3”. Pero aquí nos encontramos con otra consideración. Quizás esos antepasados tenían esa estatura debido a una mala nutrición y no por su propia constitución genética. ¿Qué sucede entonces? Si una mujer encinta de esta familia recibiese una dieta nutritiva poderosa desde el comienzo mismo de su gravidez y si a su hijo se le diese comida nutritiva a lo largo de la infancia y de la adolescencia, podría fácilmente crecer hasta los 6 pies. Algo así es lo que ha sucedido con generaciones enteras: que debido a un mejor nivel de nutrición y de higiene infantil, han ido creciendo cada vez más con cada generación.

Lo mismo vale para la inteligencia. Teóricamente, cualquier individuo hereda su capacidad intelectual básica. Es decir, sus genes determinan los límites exteriores para el desarrollo de su intelecto en cualquier medio dado. Pero no podemos saber cuáles son esos límites. El ejemplo más simple y muy familiar para todos nosotros es la convicción, tan frecuente, de que “no sirvo para las matemáticas”, “jamás podré aprender francés”… Esa incapacidad de aprendizaje casi nunca es resultado de un defecto intelectual, en la mayoría de los casos son el resultado de muchas otras fuerzas, ambientales todas ellas.

El fracaso en el aprendizaje es probablemente más cultural que genético.

Los retrasados mentales o los aquejados por otros tipos de lesión cerebral son a menudo víctimas, no de una herencia deficiente, sino de fuerzas externas que han actuado sobre sus células cerebrales. Este tipo de lesión se produce frecuentemente durante el período prenatal. Una embarazada que carezca de una nutrición adecuada corre el grave peligro de lesionar las células cerebrales de su hijo. Todos sabemos que la falta de oxígeno en el cerebro de un adulto durante un breve período provoca una lesión cerebral irreversible. Lo mismo acontece con el cerebro del feto en desarrollo. Si fuma, por ejemplo, o si consume drogas de cualquier tipo, el contenido de oxígeno se reducirá y el desarrollo del niño se verá afectado.

La otra cara de la moneda es algo que también han observado innumerables profesores y encargados de la custodia de niños, incluidos los padres: en un ambiente favorable, la inteligencia de cualquier chico crecerá, sea cual fuere el metro usado para medirla.

Todo esto se resume en un único punto: los genes nunca operan en el vacío; existen siempre en un medio de algún tipo.

Sabemos por infinidad de estudios sobre cientos de miles de seres humanos que el medio prenatal constituye un factor influyente en la capacidad mental y en la salud física general del individuo. Sea cual fuere la dotación física, nuestra condición se ve siempre afectada, de un modo u otro, para bien o para mal, por la calidad de nuestras experiencias antes del nacimiento.

Las Teorías reactivas ponen el origen de la agresión en el medio ambiente que rodea al individuo. Una de sus más firmes exposiciones sostiene que “las conductas agresivas pueden aprenderse por imitación u observación de la conducta de modelos.”

INFLUENCIAS AMBIENTALES

Como las personas son excelentes aprendices, las experiencias influyen en casi toda la conducta humana, esto hace que la teoría más común explique la agresividad como consecuencia de factores ambientales o sociales.

A través de la observación enseñamos a los individuos lo que hay que hacer.

La experiencia aprendida es determinante en el comportamiento agresivo en los seres humanos. Los niños aprenden que una actitud agresiva les permite tener control sobre algunos recursos como por ejemplo los juguetes o la atención de los padres. Los niños también aprenden a ser agresivos, observando a otros comportarse agresivamente. Los niños cuyos padres usan la fuerza física para disciplinarlos, tienden a usar la agresión física cuando interactúan con otros y los padres que abusan a sus hijos, generalmente fueron niños abusados.

Una de las primeras teorías que relacionó el comportamiento agresivo a factores sociales fue la del sociólogo francés Gabriel Tarde, quien no por esto dejó de atribuir la debida relevancia de los factores biológicos en la existencia de tendencias agresivas, aunque enfatizó que las causas de la agresividad son principalmente sociales.

FACTORES INFLUYENTES

Uno de los factores influyentes en la aparición de la conducta agresiva es el factor socio-cultural del individuo. Uno de los elementos más importantes dentro de este ámbito es la familia. Dentro de la familia, además de los modelos reforzados, son responsables de la conducta agresiva el tipo de disciplina a que es sometido el niño. Se ha demostrado que tanto un padre poco exigente como otro con actitudes hostiles y que desaprueba constantemente al niño, fomentan igualmente el comportamiento agresivo.

Otro factor influyente en la agresividad en los niños es la incongruencia en el comportamiento de los padres. Esta incongruencia se da cuando los padres desaprueban la agresión castigándola con su propia agresión física o amenazante hacia el niño. Así mismo se da incongruencia cuando una misma conducta unas veces es castigada y otras ignorada, o bien cuando el padre regaña al niño pero la madre no lo hace (lo protege).

Las relaciones deterioradas entre los propios padres provoca tensiones que pueden inducir al comportamiento agresivo.

Dentro del factor socio-cultural, tanto el tipo de sector donde se viva como expresiones “no seas cobarde”, “defiéndete”, “pelea”, etc., fomentan la agresividad.

NORMAS SOCIALES

En algunas culturas, la agresión es bien aceptada. Unas encuestas realizadas en 1970, en E.U.A., revelaron que los norteamericanos aprueban el lastimarse entre sí. Un alto porcentaje opinó que la guerra era justificable, que los niños deben pelear y que los policías deben usar la fuerza física; igualmente opinan que los cónyuges tenían igual autorización el uno hacia el otro, y se permitía a padres y a maestros que disciplinaran a los niños por medio de castigos físicos (Stark y McEvoy).

Las comedias que a diario vemos por el cable nos presentan a la familia como algo amable, sano y divertido; pero el hogar puede ser peligroso (en cualquier parte del mundo).

La encuesta Gelies 1982 sugiere que para ese año, 4 de cada 100 estadounidenses fueron severamente maltratados. ¿Causas de los maltratos? Cadena de maltratos transferidas de generación en generación; problemas económicos, el alcohol, las drogas, entre otros.

Es una situación como esta la que lleva a Rap Brown, activista en pro de los derechos civiles a afirmar que:

“La violencia es tan estadounidense como el pay de manzanas”.

Sin embargo las normas a favor de la agresión no son universales; en Malasia Central, los 13,000 Semais no tienen policías y en su comunidad se desconoce el asesinato. En Montana, los huteritas han vivido en relativo aislamiento durante cerca de 150 años; son propietarios comunitarios de sus tierras y trabajan básicamente como granjeros. Para mantener esta forma de vida, le enseñan a sus niños a reprimir todo signo exterior de ira. A pesar de que quizás este no sea el modo ideal para manejar la agresión, ha conducido a niveles muy bajos de asesinatos, robo, ataques y violaciones.

FRUSTRACIONES EN LA ESCUELA

“La frustración y el fracaso en la escuela

parecen contribuir a la agresión”

Dr. Dunivant.

La investigación sobre las historias de hombres delincuentes violentos aportó información acerca de la función que desempeña la escuela:

a) En los años preescolares presenta problemas para concentrarse, a menudo son hiperactivos y exhiben dificultades perceptuales y de aprendizaje.

b) Tienen un concepto muy pobre de sí mismos y carecen de habilidades adaptativas.

c) Culpan a otros de sus dificultades y se comportan de manera desafiante y perturbadora.

A pesar de que los futuros delincuentes pueden mostrar importantes talentos no académicos, es probable que los maestros consideren que estos niños son una molestia y los castiguen y los pongan en ridículo. Este tratamiento áspero genera más hostilidad y enajenación. Para manejar la vergüenza de los constantes fracasos aumentan su nivel de “payaseo”, travesuras y perturbación. Cuando llegan al 4to. ó 5to. grado, los pequeños que caen en esta categoría se asocian con otros que tampoco son buenos estudiantes. Tarde o temprano, estos chicos son suspendidos, les cambian de escuela una y otra vez y, muchas veces, hasta dejan los estudios. Es frecuente que al llegar a la secundaria (si es que llegan) estos jóvenes estén vagando por las calles, odiando a todo el mundo.

CONDICIONES SOCIALES

Ciertas condiciones sociales provocan que la agresión sea más probable, entre ellas:

*

El anonimato: las modernas ciudades proporcionan grandes cantidades de estimulación sensorial, quizás demasiada para que muchas personas la manejen de manera cómoda. Esta sobrecarga sensorial o cognoscitiva genera un clima impersonal: no hay con quien hacer verdaderas relaciones (solo contactos superficiales), por lo que es muy difícil mantener una estabilidad emocional; la tecnología es tan avanzada y cambiante que no da tiempo pensar en el futuro, hay que vivir lo inmediato, estar a la moda, estar “IN” siendo uno más del montón.

¿Implicaciones prácticas? Los estudios de laboratorio demuestran que cuando se vive de forma impersonal, el individuo se siente anónimo, por lo que se vuelve más resentido y agresivo.

*

La pobreza: una serie de condiciones que van junto con la pobreza aumenta la posibilidad de la agresión. Los medios masivos enaltecen la riqueza y alimentan fantasías con respecto a un estilo de vida lujoso,... cuando en realidad lo que hay es desempleo, insalubridad, hacinamiento, hambre, aburrimiento... y un camino que sólo parece estar abierto para la delincuencia.

EL CEREBRO Y LA AGRESION

La agresión está muy difundida en el mundo occidental, los estudiosos del sistema nervioso se han aplicado a investigar la posibilidad de que exista algo en la estructura del cerebro humano, capaz de explicar quizá esa conducta. En años recientes se ha incrementado el número de estudios proyectados para iluminar posibles bases neurológicas de la agresión. Muchos investigadores de neurología experimental y neurociencias en general pretenden actualmente haber localizado áreas cerebrales que representan bases neurológicas o sustratos de la conducta agresiva. La parte del cerebro asociada más generalmente con la agresión se denomina “Sistema Límbico”. Esta parte del cerebro, llamada también “cerebro visceral”, se considera estructuralmente primitiva en comparación con el estrato denso de células conocido como materia gris, el neocórtex, que rodea todo cuanto contiene como la cáscara de una naranja.

El sistema Límbico es, por así decirlo, un anillo sobre el aspecto interno del cerebro, cuya parte antero-inferior es conocida como la amígdala.

La amígdala está situada profundamente en cada lóbulo temporal y ha sido fuertemente identificada con la conducta agresiva. Diversas partes del sistema límbico se han asociado una y otra vez con la agresión, aunque hay quienes discuten la existencia misma de tal sistema. Sin embargo, hay acuerdo general a la hora de afirmar que tal sistema es observable como entidad morfológica.

Existen áreas en el cerebro que al ser estimuladas dan lugar a una conducta violenta o agresiva con independencia de situación, contexto o experiencia previa. En consecuencia, se extrae la conclusión de que esas áreas del cerebro constituyen las bases o substratos neuronales de la violencia

INFLUENCIAS BIOLÓGICAS SOBRE LA AGRESION

Las teorías del comportamiento agresivo, a veces llamados “instintos agresivos”, que sostienen que la agresividad es innata, es decir que se nace con ella, son llamadas “teorías activas”.

Ha sido realmente difícil encontrar pruebas fehacientes que apoyen esta, a pesar de que la noción no ha sido abandonada.

FACTORES GENETICOS

La evidencia de una asociación entre la composición genética y la agresividad la encontramos en estudios empíricos de gemelos idénticos (que tienen la misma composición genética) y niños adoptados (genéticamente diferentes de los demás miembros de la familia). Estos estudios han demostrado que la herencia biológica afecta la tendencia hacia la agresividad independientemente del ambiente social en que se desarrolle el individuo.

ANORMALIDADES NEUROLÓGICAS

Estudios en el área de influencia de los factores biológicos en la agresividad enfatizan el rol de los factores neurológicos. Estos estudios hacen un enfoque en anormalidades en el funcionamiento del cerebro, que reducen las inhibiciones a la agresión.

Algunos investigadores han descubierto que existe relación entre el comportamiento agresivo y un daño en el lóbulo frontal del cerebro. Otro tipo de disfunción que puede estar relacionado a la agresión es un desbalance químico en el cerebro. Los pensamientos, el comportamiento y las emociones de los seres humanos dependen de la transmisión de impulsos eléctricos en el sistema nervioso central. Los espacios entre las células del sistema nervioso se llaman sinapsis y los químicos que permiten el flujo de impulsos eléctricos a través de las sinapsis son llamados neurotransmisores. Los científicos creen que una reducción anormal en los niveles de neurotransmisores interrumpe el flujo de impulsos eléctricos, lo que ocasiona un corto circuito en las emociones como la simpatía o la empatía, que inhiben el comportamiento agresivo. Se ha encontrado que existe una relación entre los niveles de neurotransmisores específicos, como la serotonina, y ciertos comportamientos antisociales, incluyendo la violencia.

EL INSTINTO

El instinto ha sido una de las más socorridas explicaciones en la conducta de los seres vivientes. Tiene la virtud de ser sencillo y entenderse fácilmente. Cuando circunscribimos las acciones de los seres humanos para determinar si el instinto juega un papel en la agresión humana, estamos tocando problemas verdaderamente importantes.

¿Qué es un instinto? ¿Es algo que corresponde a una realidad o es más bien un artefacto creado por quienes están demasiado dispuestos a buscar explicaciones simples para una conducta compleja?

Las complejidades de la conducta humana son tales que se prestan fácilmente a tergiversaciones de todo tipo. Precisamente porque los fenómenos de la conducta humana son tan difíciles de analizar es, en parte, por lo que se reciben tantas explicaciones fáciles. El “instinto” es indudablemente uno de esos fenómenos que han recibido la más popular de las explicaciones. Las arañas tejen por instinto, las gatas amamantan a sus criaturas por instinto, los castores construyen presas por instinto y así sucesivamente. Por consiguiente, cuando las mujeres amamantan a sus hijos y los hombres van a la guerra a “defender a su país” (matando a otros hombres), lo hacen por instinto.

Konrad Lorenz y otros etólogos (estudiosos de las costumbres) de su mismo credo mantienen que prácticamente toda la conducta animal es instintiva, es decir que para todo acto realizado por un animal existe de antemano un arreglo dentro de su sistema nervioso que determina tal acto. Ante un estímulo específico la criatura reacciona siempre de una manera específica y predeterminada, y todos los miembros de esa especie reaccionarán de la misma manera al mismo estímulo.

Según Lorenz, todos los animales tienen en su interior programas semejantes, al servicio de lo que él considera las cuatro grandes pulsiones: hambre, miedo, sexo y agresión. Naturalmente, claro está, los programas varían de especie a especie.

C O N C L U S I Ó N

Los rasgos de la conducta humana no están determinados exclusivamente por la herencia ni por el medio. El desarrollo de prácticamente todos los rasgos de la conducta humana es el resultado de la interacción entre factores genéticos y ambientales.

Las causas de la conducta agresiva son múltiples; atribuir el origen o el desarrollo de tal conducta a una causa singular va sencillamente en contra de los hechos. El desarrollo de la conducta agresiva, tanto en los animales como en los humanos, depende, durante cada fase de desarrollo, de la compleja interacción entre organismos y medio.

Podemos poner por ejemplo el niño con talento musical, que proviene de una familia de músicos; es imposible establecer qué parte de esa conducta se debe al talento heredado de los padres, qué parte proviene de la actitud de la familia hacia la música o qué parte se debe a otras causas. Lo que sí es seguro es que, por muy grande que sea el talento musical heredado por este niño, no será músico si no lo combina con muchos años de diversas experiencias.

Los seres humanos son capaces de cualquier tipo de conducta, incluyendo la conducta agresiva e incluyendo también la bondad, la crueldad, la sensibilidad, el egoísmo, la nobleza, la cobardía y la travesura; la conducta agresiva no es sino una conducta entre otras muchas.

R E C O M E N D A C I O N E S

Después de concluir que tanto los factores biológicos como el ambiente influyen en la formación de una conducta agresiva y, como señalara el sociólogo francés Tarder, el comportamiento agresivo puede ser alimentado por la imitación, nuestra primera recomendación va dirigida a motivar a los padres a desempeñar un rol más activo y comprometido, recordando que nuestro mayor competidor es la tecnología, no dejarle a ésta la función orientadora, ni permitirle ser el modelo más idóneo a imitar. Esta responsabilidad debemos asumirla y agregarle calidad al tiempo compartido con nuestros hijos: cuidando nuestro comportamiento, vocabulario, forma de conducirnos, expresiones, etc. cuando estamos con ellos. Igualmente debemos tener pendiente, a la hora de corregirlos, cómo y con cuáles palabras debemos hacerlo.

En segundo lugar, llamar la atención de la Comisión Nacional de Espectáculos Públicos en el sentido de regular el contenido y calidad de los programas de radio y televisión, especialmente los que se transmiten en el llamado “horario estelar” (de 8:00 am./8:00 pm.).

Anatomia de la agresividad

1. Introducción

Las frustraciones externas, son impuestas por el medio circundante. Por ejemplo: El niño puede desear intensamente un determinado juguete, pero las condiciones económicas de su hogar no le permiten adquirirlo.

Las frustraciones internas proceden del interior del individuo, o sea de su incapacidad física, mental o emocional para alcanzar un objetivo. Este tipo de frustración representa. para la personalidad del individuo, una amenaza más seria que las externas, pues suele producir una considerable tensión emocional con los consiguientes trastornos de la conducta.

La frustración produce agresión. Este tipo de respuesta puede dirigirse hacia la persona o personas que han causado la frustración, o bien contra un sustituto. También puede tornarse contra el propio individuo. La agresión directa es un procedimiento al que se recurre con mucha frecuencia para sostener el amor propio frustrado. Si un niño es puesto en ridículo por un compañero, lo más natural es que trate de mantener su status atacando el otro a golpes. Pero si no se atreve a contestar directamente, puede encontrar su escape en una conducta agresiva en su casa, ya sea hostilizando a su hermano menor o desobedeciendo a sus padres.

Cuando la agresión se vuelve hacia dentro es más peligrosa para la salud, mental del individuo que cuando se exterioriza. En vez de culpar a los demás, el individuo se culpa así mismo. La autocrítica es necesaria y conveniente. Todos debemos conocer y aceptar nuestras limitaciones, pero cuando la agresión contra el propio yo se lleva a extremos injustificables, el yo se destruye psicológicamente, como ocurre, por ejemplo, en la esquizofrenia.

Los datos sistemáticos más confiables acerca de las influencias de los iguales en la socialización pertenecen a la agresión, La tipificación sexual, el miedo, la conducta moral y el ajuste emocional, que son esencialmente las mismas variables que han estudiado en profundidad los investigadores sobre la socialización a través de la familia.

La presente investigación contempla el análisis de la agresión y la violencia, tanto a nivel general, como las manifestaciones en los niños, el hombre y la mujer, además de como influye la televisión en generar violencia en los niños y adolescentes.

2. La Agresión Según Sigmund Freud

Dentro de los muchos estudiosos que se preocuparon por la conducta humana, y fundamentalmente por el comportamiento agresivo de los seres humanos está Freud padre del psicoanálisis, quien escudriñó las profundidades de la psiqui, ese mundo misterioso y controvertido de los seres humanos, donde percató que existen fenómenos que se producen como resultado de las múltiples manifestaciones, acciones y reacciones del hombre, que se originaban de los instintos humanos. Ver anexo 1.

Después de haber vivido los horrores de la primera guerra mundial, y de haber analizado un centenar de pacientes neuróticos, llegó a la indiscutible conclusión que el hombre tiene dos fuerzas contrapuestas o instintos que llevan al individuo a la conservación de la vida uno, y a la destrucción y muerte el otro. Igualmente señalaba en torno al comportamiento humano, que el hombre es un campo de batalla en la que se enfrentan esta dos fuerzas biológicas poderosas, que él denominó impulsos de la vida contra el impulso de la muerte.

La primera guerra mundial fue el punto de partida, el motivo fundamental y la línea divisoria en la formación de su teoría de la agresividad.

Tal como expresa Erich Fromm en su obra Anatomía de la Destructividad Humana, haciendo alusión a la teoría de Freud, dice que el mismo consideraba la agresividad como uno de los instintos componentes del instituto sexual. Por otro lado decía: (Fromm, 1979), "El sadismo correspondería así a un componente agresivo del instinto sexual independizado y exagerado, y por desplazamiento usurpador de la posición principal".

En un principio Freud pensó y así lo expresó que el instinto sexual es el componente primario de la agresividad, posteriormente en sus investigaciones se percató de que la agresividad no sólo provenía del instinto sexual, sino también de los instintos del ego.

La explicación que hace Freud de esta nueva concepción teórica de la agresividad y que no es una tesis absoluta como veremos más adelante se expresa por sí sola cuando en sus posteriores concepciones: nos decía:

La relación de odio con los objetos es más antigua que la del amor, procede del repudio primordial narcisista por parte del ego del mundo externo con su efusión de estímulos. En su calidad de manifestación de la reacción de disgusto provocado por los objetos que da siempre una relación íntima con los instintos conservadores del individuo; de modo que los instintos sexuales y del ego pueden fácilmente formar una síntesis en que se repite la de amor y odio.

Freud, se percata posteriormente y después de haber tenido algunas evidencias clínicas sobre el hecho de que el niño no necesariamente repudia al estímulo y odia al mundo por su intrusión sino que "puede afirmarse que los verdaderos prototipos de la relación de odio se derivan no de la vida sexual, sino de la lucha del ego por conservarse y mantenerse.

En su obra más allá del principio del placer escrita en 1920, Freud hace una nueva revisión e interpretación de sus teoría de los instintos en recapitulación, por primera vez hace una dicotomía para diferenciar lo que él consideraba y denominaba EROS o instinto de conservación de la vida en donde la sustancia viva u orgánica es el fundamento y el objeto de conservación mientras el otro instinto que él denomina tanato o instinto de la destrucción y muerte en la eliminación de la materia orgánica por materia inorgánica partiendo de las especulaciones acerca del principio de la vida y de paralelos biológicos saqué la conclusión de que aparte del instinto de conservar la sustancia viva y de unirla en unidades cada vez mayores, debe haber otro instinto contrario que trata de disolver esas unidades y de hacerla regresar a su estado primigenio inorgánico.

Por otra parte, Freud en su concepto dualista sobre el instinto de la vida y el instinto de la muerte, se percata profundizando en sus estudios psicoanalíticos que existe cierta tendencia del individuo a autodestruirse, a lo que él denomina masoquismo o la internalización de la energía de la líbido, derivado de narcicismo o de la autodestrucción primaria, de igual forma sostiene que existe la tendencia del individuo de destruir a sus semejantes o al mundo exterior, como consecuencia de la líbido objetiva; es decir, cuando la líbido se dirige hacia el objeto externo constituyendo así el denominado narcicismo secundario o lo que Freud denomina sadismo.

Esta relación de conceptos explicada en su obra El malestar en la cultura. Cuando Freud habla del instinto de muerte desviado hacia el mundo exterior y que sale a la luz en forma de instinto de agresividad y destructividad. En las nuevas aportaciones el psicoanálisis habla de la autodestructividad, manifestación de un instinto de muerte que no puede faltar en ningún proceso vital. En la misma obra expone Freud su pensamiento de modo más explícito.

Nos vemos conducido a opinar que el masoquismo es más antiguo que el sadismo y que el sadismo es el instinto destructivo dirigido hacia el exterior, adquiriendo así la característica de la agresividad.

Sobre su concepción teórica respecto a las relaciones sociales de los individuos Freud plantea la tesis de que en el proceso de socialización un individuo buscará salida a sus deseos instintivos. Este proceso se llama desplazamiento. El desplazamiento es el mecanismo de defensa por la cual un individuo desplaza su hostilidad hacia otro, implica la búsqueda de una víctima propiciatoria. La psiqui se fija en los individuos sobre los cuales se puede desahogar el odio porque no cumplen con lo que se requiere en alguna esfera de la vida social; el individuo o los individuos sobre los cuales puede desahogar el odio porque no cumplen con lo que se requiere en alguna esfera de la vida social; el individuo o los individuos pueden no tener nada que ver con el destinatario básico de hostilidad.

Freud manifiesta que este mecanismo puede llevar a una batalla contra la injusticia, la pobreza de la discriminación practicada con los grupos minoritarios. Pero si la experiencia traumática ha sido excesiva, la sublimación puede no ser lo suficientemente efectiva como para permitir al individuo alcanzar objetivos aceptados socialmente por otros y emocionalmente por él.

Según el padre del psicoanálisis existen otros mecanismos en el individuo, que impiden que salga a flote la agresión. Estos mecanismos denomina: identificación, sustitución y compensación. El primero se reúne al odio inconsciente que tiene un individuo contra otro y que mediante este mecanismo se puede sublimar esta situación y evitar que el hijo odie a su padre o la madre odie a su madre. Mediante el mecanismo de la sustitución, los individuos pueden revelar su odio contra una figura distinta al prototipo, sin embargo, este será siempre más débil y de menos intensidad que el odio dirigido al objeto original. Por otro lado, la compensación tiene un alto valor social, ya que los individuo tienen ocupaciones exitosas o realizan actividades creativas con el fin de superar sus desventajas reales o imaginarias. Ver anexo 2

3. Agresión En Los Niños

Según Freud, citado por Mussen y otros, "entre los monos, las interacciones de los iguales en la infancia y la niñez proporcionan al animal un repertorio de reacciones agresivas afectivas, así como de técnicas para hacer frente a los choques agresivos con otros". Algo semejante ocurre entre los humanos. La mayor parte de la agresión patente del niño tiene lugar durante el juego libre en la escuela o en los patios, unas veces más que durante las interacciones en el seno de la familia y los padres de todas las sociedades confían en los coetános de los niños par que los ayuden en la tarea de socializar la expresión de la agresión. Ver anexo 3

De acuerdo con una autoridad en materia de relaciones entre iguales, los niños especialmente los varones, aprenden muchas cosas a través de actividades desordenadas o irrestrictas con sus compañeros de edad que no podrían darse en la relación adulto-niño.

a. Técnicas efectivas de agresión: cómo golpear para defenderse y cómo hacer enojar a otra persona;
b. controles de la agresión: cómo apagar la ira que uno siente y hacer resistencia a la tentación de atacar a otro... los niños pueden aprender reacciones agresivas adecuadas sólo en contactos con individuos que son sus coetáneos en tamaño y grado de desarrollo.

Desde el período de asistencia a la guardería, los iguales recompensan frecuentemente la conducta agresiva de un niño, así como ceden también a la agresión. Las observaciones naturalistas de niños de las guarderías muestran que las acciones agresivas, ataques corporales, ataques con objetos, invasión de territorio, son reforzadas frecuentemente por otros niños de la guardería, incluyendo entre éstos a las víctimas de la agresión.

Estas últimas refuerzan la conducta del agresor al ceder a sus deseos, de huir del conflicto, llorar o dar al agresor la prenda codiciada (un juguete, o un lugar en la fila). En interacciones posteriores, el agresor propende a producir las mismas respuestas (golpear o patear, por ejemplo) ante la víctima de nuevo. De esta manera, opina Morris y Bigge que "los iguales proporcionan un apoyo considerable al mantenimiento de conductas agresivas ya existentes". Y por consiguiente.

"...es poco probable que el ambiente de la guardería proporcione una base para la extinción de conductas agresivas en niños que ingresan a la escuela con dichas conductas ya bien establecidas y vigorosas".

De hecho, la guardería puede ofrecer un programa eficiente para aumentar la conducta agresiva de algunos niños. Muchos niños que eran pasivos o tan solo medianamente agresivos cuando ingresaron a la guardería se hicieron más agresivos durante el período de su asistencia a la misma.

Al principio, estos niños fueron blancos frecuentes de la agresión, pero llegó el momento en que contrataron y a veces sus contrataques tuvieron éxito (fueron reforzados); es decir, los agresores fueron derrotados o alejados y el niño se convirtió en víctima menos frecuente de las agresiones de los demás.

Subsecuentemente, comenzaron a iniciar acciones agresivas y su producción de tales respuestas aumentó significativamente. De tal modo, es verdad, como se quejan muchos padres, que sus hijos manifiestan mucha más agresión después de haber asistido a la guardería que antes del ingreso a la misma.

Sin embargo, niños que originalmente fueron pasivos y, además, no interctuaban con otros no mostraban aumentos significativos en las iniciaciones de agresión; tampoco lo hicieron los niños que no tuvieron éxito al contratacar las agresiones de sus coetáneos.

Quizás más potente que su reforzamiento de actos agresivos sea el papel de modelamiento de la agresión desempeñado por los iguales, ya que sus respuestas son observadas atentamente y fácilmente imitadas. El poder del igual modelo quedó claramente demostrado en un experimento en que se mostró a un grupo de niños de guardería una película de un niño modelo que producía muchas respuestas agresivas, como las de golpear con un bate a una muñeca inflada de plástico, lanzar contra la muñeca pelotas de plástico, pegarle con un mazo o golpearle la nariz.

4. La Agresión En El Hombre

La agresividad humana es el producto de un instinto alimentado por una energía biológica e inagotable que en muchas ocasiones no necesitaba de un estímulo externo para que se produjera una reacción violenta, sino que esta reacción podría producirse en la medida que hubiere suficiente acumulación de esa energía biológica, sin la necesidad de la presencia de un estímulo externo.

El hombre dice Freud, citado por Morris y Bigge (1989), crea los partidos políticos para hallar estímulos que le hagan soltar la energía acumulada, y no son los partidos políticos para hallar estímulos que le hagan soltar la energía acumulada, y no son los partidos políticos la causa de la agresión, pero en los casos en que no puede hallarse ni producir el estímulo externo, la energía del impulso agresivo acumulado es tan grande que reventará y se aplicará in vacuo, o sea sin estimulación externa demostrable.

La actividad en el vacío, realizada sin objeto, manifiesta una semejanza verdaderamente fotográfica con el funcionamiento normal de las acciones motoras de que se trate. Esto demuestra que las pautas de coordinación motora de la norma de comportamiento instintivo son determinadas por herencia hasta en los menores detalles.

Considera Freud que la agresión en el hombre adulto es el producto de un impulso interno que podía desencadenarse independientemente de que existiera o no un estímulo externo, capaz de provocar dicha conducta. En otras palabras nos dice que ese impulso o excitación interna es consustancial, es decir, independiente del estímulo.

La otra tesis que plantea el mencionado autor sobre la conducta agresiva, está relacionada con la conservación de la especie, la supervivencia del individuo y la preservación de la vida. Esta tesis sustentada en base a un mal que hemos heredado de nuestros antepasados, a través del tiempo y que se remonta al primer período de la edad de piedra, o a la aparición del Homo-Sapiens sobre la tierra hace más de 40 a 50 mil años A.C. por encima de todo nos dice, es más que probable el que la intensidad destructora del impulso agresivo, todavía un mal hereditario de la humanidad, sea la consecuencia de un proceso de selección intraespecífica que operó en nuestros antepasados durante unos cuarenta mil años aproximadamente, o sea el primer período de la edad de piedra.

Sobre lo expuesto encontramos un punto de coincidencia en los que Fromm denomina el modelo hidráulico; es decir, en que la agresión humana se origina igualmente que la presión del agua o del vapor cuando están dentro de un recipiente herméticamente cerrado y sometido a un intenso calor.

El conductivismo y el concepto de agresividad

Después de haber expuesto las teorías de los instintivistas, sobre el comportamiento agresivo en el ser humano, vamos a pasar a otros enfoques y tesis sobre el estudio de la conducta agresiva y que tiene base la experimentación, el razonamiento objetivo y mecanicista; es decir, un estudio hecho sobre la base de la ciencia, y al ingeniería del comportamiento.

Los conductistas tienen un concepto diferente de la conducta agresiva que los instintivistas Freud y Lorenz. Ellos manifiestan que la agresión, como cualquier tipo de comportamiento se aprende simplemente sobre la base de buscar la ventaja óptima posible para uno.

A Buss, (1961) señala, que los más importantes comportamientos agresivos es, ante todo la naturaleza de las consecuencias reforzadoras que afectan al acaecimiento y la fuerza de las reacciones agresivas, es decir, lo que importa es saber qué clase de reforzadores afecta al comportamiento agresivo.

Por otro lado B. Skinner (1961), como los demás partidarios del conductismo, afirman que su método de estudio es científico porque no tratan de lo visible, o sea el comportamiento declarado, para los conductistas, la conducta agresiva es producto de un aprendizaje previo que ocurre a través del condicionamiento operante y mediante el reforzamiento positivo.

Skinner, por ejemplo manifiesta que la respuesta de una conducta se debe al control de dicha conducta por medio de un condicionamiento operante, del mismo modo la respuesta agresiva se logra a través de un reforzador o de un estímulo que lo refuerza para Skinner un reforzador no es nada más que un estímulo que se refuerza; es decir, fortalece una respuesta a un estímulo reforzador es la conducta agresiva, y si queremos mantener esa respuesta simplemente reforzamos positivamente dicha conducta y tendremos un individuo agresivo u hostil frente a su ambiente, hasta que eliminemos el reforzador positivo.

Según Skinner, la conducta humana en general incluyendo la violenta está condicionada a otros reforzadores que él denomina reforzadores secundarios y generalizados. Estos reforzadores desarrollan su poder reforzante, cuando se presentan o se aplican junto al reforzador original; sin embargo, para que esto suceda, el estímulo discriminativo es para algunas respuestas.

Para comprender mejor la relación entre el aprendizaje previo y la conducta agresiva tendríamos que preguntarnos: ¿porque la gente se comporta agresivamente? según el condicionamiento operante, un individuo se comporta agresivamente, porque ha tenido un aprendizaje previo en algún momento de su vida o cuando se era pequeño que es cuando se empieza a moldear la personalidad del niño.

Encontramos en muchas ocasiones a niños que son estimulados conscientes o inconscientemente por adultos proyectándole a los mismos conductas violentas. Esta situación la encontramos con mucha frecuencia en el medio familiar y social; en los medios de comunicación fundamentalmente la televisión se observan con mucha frecuencia programas de mucha violencia que los niños perciben y repiten en su medio social.

En muchas ocasiones el medio familiar es hostil, se le castiga y se trata al niño con violencia, produciéndose un condicionamiento operante, mediante un esfuerzo que a su vez fortalece la conducta violenta, según los conductistas, la respuesta a un estímulo reforzador es la conducta agresiva; u sí deseamos mantener esa respuesta, simplemente reforzamos positivamente dicha conducta y tendremos un individuo violento hasta eliminar el reforzador positivo.

La Neurofisiología y el comportamiento agresivo

Los estudiosos de la neurofisiología manifiestan que el comportamiento agresivo es el producto de las estimulaciones que se producen en los diferentes sistemas y zonas subcorticales del cerebro humano.

Ellos han demostrado que las reacciones afectivas de la rabia y su correspondiente formas de conductas violenta se ha debido a la activación por estimulación eléctrica directa de diversas regiones como las amígdalas, la parte lateral del hipotálamo o alguna parte del mesoencéfalo y la materia gris central; y puede enhibirse estimulando otras estructuras como el tabique, la circunvolución del cígulo y el núcleo caudal. Por otro lado, la implementación de electrodos de bajo voltaje en alguna parte del cerebro humano permitió cambios significativos en el comportamiento.

W. Hess J. y J. Delgado, consiguieron demostrar que el comportamiento violento se origina de la estimulación eléctrica directa cierta parte del cerebro, y la inhibición de la agresión al estimular otras zonas.

Ello pudieron medir la actividad eléctrica de diversas partes del cerebro cuando los estímulos ambientales suscitaban emociones como la rabia, el miedo, el placer, etc. También pudieron observar los efectos permanente producidos por la destrucción de ciertas partes del cerebro, llevado a cabo por experimentos realizados tanto a animales como a humanos.

J. Delgado (1969), señala que:

...el aumento relativamente pequeño en la carga eléctrica de un electrodo implantado en no de los subestratos neurales de la agresión puede producir un súbito acceso de rabia incontrolada y asesina, a igual que como la reducción de la estimulación eléctrica o la estimulación de un centro inhibidor de la agresión puede detener esa agresión de un modo menos súbito.

Aunque Erich Homm tiene un enfoque diferente de lo que es la conducta agresiva; no deja de mencionar a los investigadores de la neurofisiología J.P. Scott y a Leonar Berkowitz, uno de ellos Scott que según Fromm hace alusión a que si una persona no está expuesta a la estimulación para el combate no sufrirá daños fisiológicos o nerviosos, porque nunca pelea. Por otra parte Brkowitz (1967) habla de un esquema de conexiones eléctricas de un estar siempre preparado para reaccionar agresivamente a ciertos estímulos, y no de energía agresiva que pueda transmitirse genéticamente.

A este respecto nos dice Erich Fromm (1980) que los datos que nos proporcionan los neurocientíficos, contribuyen a aclarar el concepto de un tipo de agresión conservadora de la vida, biológicamente adaptativa y defensiva, más adelante manifiesta que dichas teorías nos han sido útiles porque han podido demostrar que el hombre está dotado de una agresión potencial que se moviliza ante las amenazas a su interés vital.

Pero sin embargo, alude que ninguno de estos datos proporcionado por los neurofisiólogos está relacionado con la forma de agresión que caracteriza al hombre y que no comparte con otros mamíferos; su propensión a matar y torturar a otros sin ninguna razón, como un fin en sí un objetivo que se persigue no para defender la vida, sino deseable y placentero en si.

5. Agresión En La Mujer

La mujeres son sensibles a las agresiones y la mayoría de las veces son ellas las agredidas, pues el sexo opuesto las somete a su voluntad.

Ante la agresión la mujer es capaz de emitir respuestas agresivas y se encuentran en una actitud defensiva constante, porque percibe el medio externo muy hostil y peligroso.

Sus agresiones generalmente son abiertas y de tipo verbal, aunque tampoco son menos frecuentes las agresiones físicas, pues siempre se siente en peligro y pierde el control.

En algunos casos, hay también dificultad para responder a las agresiones del exterior, esta incapacidad también favorece las respuestas explosivas, una vez que la carga de agresión hacia algo o alguien se ha acumulado.

Esta situación en la mujer se debe quizás a la forma en que es educada en el hogar.

6. Diferentes tipos de violencia

Evidentemente la violencia está presente en la vida real; es un hecho que no podemos soslayar. Se encuentra a nuestro lado; muchas veces en casa del vecino. Cada día hay seres humanos que son asesinados, torturados o maltratados. No podemos actuar delante de nuestros hijos como si la violencia no existiera, pues, en cualquier caso. Ellos siempre acaban descubriendo que la violencia existe realmente. Esto no significa, sin embargo, que tengamos que poner delante de sus ojos las más crudas imágenes de violencia, dejándolos solos frente a ellas.

La búsqueda de la violencia como diversión ha sido emprendida de manera especial en los Estados Unidos de Norteamérica. La cuestión que divide a los investigadores es la de saber si la violencia como diversión o distracción provoca o, por el contrario, disminuye la agresividad. Una escuela de psicología afirma que los individuos se vuelven menos agresivos después de haber visto, oído y leído relatos de violencia en los medios de comunicación (teoría de la catarsis). La escuela opuesta sostiene, en cambio, que los individuos se vuelven más agresivos después de tales relatos de violencia (teoría de la agresividad, de la estimulación o de la excitación). Actualmente, la mayor parte de los científicos, psicólogos, sociólogos, criminólogos, educadores aceptan como válida la segunda teoría.

La violencia puede ser presentada como justa y buena y también puede serlo como injusta y mala. Todo depende de las motivaciones que lleven a cometer actos de violencia.

La violencia, ¿ha sido practicada por los buenos o por los malos? Dicho de otro modo: ¿Qué se pretende? ¿que la violencia sea aprobada o rechazada por los espectadores o lectores? Un investigador se dedicó a contar el número de muertes producidas por los buenos y los malos, en las películas autorizadas para su exhibición durante un período de tiempo determinado y pudo constatar que los buenos habían matado a más personas que sus malvados adversarios.

Es necesario preguntarse qué criterios se aplican para definir el bien y el mal ¿Quién es el bueno, y quien el malo? Es el indio o el vaquero.

Los niños desfavorecidos: blanco principal

Se puede dividir al público en tres categorías, según el nivel de madurez real de los individuos.

Los niños y adolescentes con problemas aprecian más las películas de violencia y sobre todos las de una violencia más cruel y brutal, que los muchachos y muchachas estables y equilibrados.

Podemos ir todavía más lejos. Son precisamente los chicos que tienen poco contacto con su padre u otro hombre adulto, los que muy a menudo encuentran en los héroes de los telefilmes la imagen del padre, y un ídolo a quien admirar y a quien parecerse. Se ha comprobado también que, los jovencitos más inclinados a contemplar espectáculos violentos en la televisión, son aquellos que de algún modo se ven menos favorecidos desde el punto de vista social y que ya tienen tendencia a ser más agresivos que el promedio.

Para estos pequeños que inician la vida de modo poco favorable, la televisión es la escuela de la vida. La pequeña pantalla es su principal fuente de información sobre la manera de comportarse con los demás y de enfrentar sus propias dificultades. Ver anexo 4

Con frecuencia la televisión sugiere a los menores que la violencia es un medio para resolver los problemas. Además, en los medios de comunicación, la violencia da buenos resultados.

Ver Anexo 5

Los niños y adolescentes inestables y desfavorecidos son los que más aprecian la violencia, y los que también se dejan

influenciar en mayor grado por la que contemplan.

Desde luego que, los niños que se sienten solos, que están convencidos de que nadie se interesa por lo que ellos dicen y que carecen de confianza, están más marcados por la violencia que los que mantienen unas relaciones afectuosas y armónicas con sus padres con quienes pueden hablar prácticamente de todo, y con el resto de la gente.

Los efectos de la violencia

Desde que se llevan a cabo investigaciones sobre las cuestión, la opinión mayoritaria viene oscilando entre el hecho de que una confrontación permanente con violencia en la pantalla constituye un peligro y la constatación de que dicha confrontación puede suponer una descarga de las tendencias agresivas del espectador.

Este debate no es de hoy ni de ayer, pues refleja en muchos aspectos el conflicto entre Platón, que consideraba las piezas macabras como peligrosas para los espectadores y Aristóteles, apoyado mucho más tarde por la teoría de la ab-reacción de Freud, quien sostenía que tales experiencias podían constituir una catarsis, un medio de sembarazarse por poderes de los sentimientos inhibidos o que no conviene manifestar.

Sin embargo, después de numerosos estudios, investigadores de renombre han publicado sus conclusiones, según las cuales se confirma la teoría de la agresividad. Uno de los principales defensores de esta tesis es el doctor Suymour Fleshbach, quien se ha ido convenciendo progresivamente, a través de sus propias investigaciones, del carácter nefasto de la violencia en la televisión. Ver anexo 6

7. Conclusiones y recomendaciones

El estudio realizado permite formular las siguientes conclusiones:

1. La violencia existe y ha existido en la mayoría de las culturas, tanto en la realidad como reproducida o incorporada.
2. Suprimir la violencia de modo completo en los medios de comunicación ni es razonable ni deseable.
3. La agresión humana es el producto de un impulso interno que podía desencadenarse independientemente de que existiera o
no un estímulo externo, capaz de provocar dicha conducta.
4. La personalidad puede variar de acuerdo al modelo cultural común a la sociedad a que se refiera; sin embargo, existe una unidad psíquica de la humanidad.
5. El sadismo corresponde a un componente agresivo del instinto sexual independizado y exagerado, y por desplazamiento usurpador de la posición principal

Después de haber emitido las conclusiones, presentamos las siguientes recomendaciones:

1. Es necesario que padres de familia y educadores comprendan la magnitud de la agresión, ya que un niño agredido, cuando sea adulto será agresor.
2. La agresión en el ser humano se debe a un impulso motivado por un estimulo externo, pero se debe enseñar a controlarlo.
3. Es necesario que los hogares controlen los programas que pueden ver sus hijos, ya que la mayoría de ellos están cargados de violencia y odio.
4. Se deben cultivar los valores, practicarlos, para que el niño de hoy que será el hombre del mañana no sea agresivo y no cultive la violencia dentro de su personalidad.
5. Es necesario que se deje comercializar la violencia y agresión a través de programas y videojuegos.

8. Bibliografía

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COHEN, José.
Psicología de los movimientos sociales. México Editorial Trillas, 1980.

ENGELMEYER, Otto.
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MARTINEZ, Guillermo.
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