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jueves, 22 de julio de 2010

Los Estudios La clave

El colectivo en peor situación laboral es, sin duda, el que carece de estudios. Casi la mitad de los activos -personas en edad de trabajar- sin formación está en paro. En concreto, un 47,3%, el doble que la tasa media de desempleo (20,1%) en el primer trimestre.





El 72% de los españoles quiere ser funcionario
Tan sólo un 2% de los estudiantes se anima a crear un negocio
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La generación ni-ni triunfa: España, primer país de la UE en jóvenes que no hacen nada
2010-07-22ImprimirEnviarCorregirComentar
M. LLAMAS
El nivel de formación es clave para encontrar trabajo. Esta es la principal conclusión que se extrae del último informe sobre el mercado laboral español elaborado por la Asociación de Grandes Empresas de Trabajo temporal (Agett).

El colectivo que no posee estudios sufre una tasa de paro del 47,3%, más del doble que la media nacional en el primer trimestre del año (20,1%, según los la Encuesta de Población Activa). Es decir, casi la mitad de los activos que no poseen estudios se encuentran en situación de desempleo.

"Las personas con baja cualificación (sin estudios y con educación primaria) son los que más han visto crecer su número de parados" durante la crisis, indica el documento. Por el contrario, los trabajadores con unos niveles de formación elevados son los que menos están sufriendo el drama del desempleo: los que poseen un título de doctorado registran una tasa de paro del 2,1%; seguidos de los que cuentan con educación superior (11,4%); el colectivo con título de secundaria o equivalentetambién posee una tasa por debajo de la media, con un 18,8%.

Por otro lado, en España tan sólo 788.200 de los 4,6 millones de desempleados registrados en el primer trimestre de 2010 realiza algún tipo de formación, esto es, el 17,1% de los parados. Aún así, se han incrementado en un 160% desde que comenzó la crisis (485.000 personas más). Tan sólo en los últimos seis meses 244.700 desempleados han decidido formarse para poder conseguir un empleo.



"La formación es un elemento estratégico para conseguir un empleo y fundamental para lograr un mayor grado de empleabilidad", destaca el estudio. Ante tales datos "parece que los desempleados han interiorizado la importancia que adquierela formación para la mejora y el reciclaje profesional. Desde el tercer trimestre de 2009, el porcentaje de parados que realizan algún tipo de formación se ha visto incrementado desde el 13,2% hasta el 17,1% en el primer trimestre de 2010".



De todos modos, "aunque el porcentaje de parados que se forma va en aumento en los últimos trimestres, aún está lejos del nivel anterior a la crisis. En el segundo trimestre de 2007 en torno al 22% de los desempleados realizaban algún tipo de formación con la finalidad de aumentar sus posibilidades de inserción laboral". Para llegar a dicho 22% sería necesario que un millón de desempleados estuvieran formándose, bien con el objetivo de aumentar su diversificación profesional o de mejorar su nivel de cualificación.

"Lo óptimo sería que el 100% de los desempleados recibiese algún tipo de formación y en especial, aquellos que llevan más de 12 meses en esta situación", según alerta Francisco Aranda, presidente de Agett. "Esta formación no debe ser genérica, sino enfocada a un puesto de trabajo concreto y que le proporcionase al desempleado las herramientas necesarias para poder incorporarse de manera inmediata a un puesto de trabajo", indica.

Por edades

Si se analiza la formación de los desempleados por edades, se observa que son los más jóvenes los que más optan por formarse. En concreto, un 32,8% de los parados que cursa algún tipo de formación son menores de 25 años, mientras que los que menos se forman son los comprendidos entre los 35 y los 44 años, ya que su peso es inferior al 10%. Por último, sólo 13 de cada 100 desempleados que está cursando algún tipo de formación es mayor de 45 años.

"Esto evidencia que cuanto mayor sea la edad del desempleado menos predisposición tiene a formarse para aumentar su abanico de posibilidades de encontrar empleo, quizás apoyando su versatilidad en la mayor experiencia. Mientras, los más jóvenes, sin una carrera profesional todavía definida, son más proclives a aumentar su empleabilidad", según el informe.

Aranda concluye que "en los países europeos con una menor tasa de paro vemos que la formación está más que asimilada por sus ciudadanos. Hay países que superan el 30% de la población entre 25 y 64 años que realiza formación continua (life-long learning), mientras España apenas alcanza el 11%, lo que nos hace intuir que la menor incidencia de la crisis en sus mercados laborales no ha sido fruto de la casualidad sino, más bien, de una mayor protección de sus empleos gracias al aprendizaje continuo de los trabajadores".

domingo, 11 de julio de 2010

Transmitir Valores

. ¿En qué sentido hacer deportes entre padres e hijos ayuda a mejorar los vínculos y transmitir valores?

El deporte es la escuela ideal donde se aprende a aprender. Se interiorizan reglas, se aprende a ser solidario, a hacer amigos, a pasarla bien, se aprende a perder y a tener nociones de que las cosas no siempre salen como uno quiere y a ganar, Porque el que no sabe ganar tampoco sabe perder. Por eso es importante remarcar que no es válido ganar de cualquier manera. Respecto de hacer deporte con los padres, por ejemplo, con pelota, si partimos de que la familia es un equipo, y la pelota la portadora de un mensaje, se establecen interesantes canales comunicación que cohesionan y superan los esperables “ruidos” en la comunicación. Hay pases que son caricias y otros que son insultos….Se fortalecen los vínculos, sin dudas. Se comparte en un balcón, una terraza, un departamento (con una media) o un club….

2. ¿Con las madres sucede lo mismo?

Por supuesto. No es una cuestión de género por más que existe un trasfondo machista donde parece que los hombres y deporte son sinónimos. Pero lo que sucede a mi entender es que el deporte femenino está sub-valorado, cada vez menos, pero no es tan negocio en alto rendimiento como el de hombres….Todo depende del lugar que tenga el deporte para los padres. ¿Cómo se puede transmitir, aquello que no se tiene? Me preguntaba yo en el evento organizado por ALA. La clave es transmitir un hábito para una vida más sana, en el que primero uno tiene que creer. No sirve llevar al hijo a hacer 5 deportes y uno estar todo el día frente al televisor (o computadora) comiendo papas fritas o roscas como Homero. Se incurre en un doble mensaje.

3. ¿Se han hecho estudios/encuestas al respecto?

El estudio de GALLUP es muy aleccionador al respecto. Aquí se práctica casi la mitad de deporte en horas semanales que en España. ¿Por qué? Y el 41 por ciento de los padres dice que va a ver a sus hijos a practicar deporte…pero hay que preguntarles a los hijos si disfrutan el deporte ante la atenta y muchas veces “mortífera” mirada de sus padres. Todos los padres coinciden en que en la escuela se practica menos deporte del que ellos quisieran. Es verdad, pero la escuela no nos puede resolver todo…hay que buscarlo en otro lado… Pero en España los padres realizan 5 veces más deporte con sus hijos que acá…o sea que no pasa por la plata o el tiempo…pasa por el convencimiento y poder apagar el celular y disfrutar con y de tus hijos….

¿Qué pasa con los padres que sin querer queriendo, empujan a sus hijos a abandonar el deporte? ¿Cómo los agentes de motivación en 1ª instancia, terminan siendo estresantes, luego? ¿Por qué les cuesta tanto acompañar sin presionar? El 57 por ciento son influenciadores pero luego se vuelven “presionadores”…, ahí está el problema, todos creen tener un Maradona en su casa…

En encuestas e investigaciones que nosotros, como psicólogos del deporte realizamos, los niños empiezan hacer deporte porque quieren pasarla bien, quieren hacer amigos, porque los padres así lo desean o porque hay una búsqueda de estatus social (obviamente alimentado por los padres sobre todo en un país del 3er mundo como el nuestro y con la mitad de la población debajo de la línea de la pobreza…)

4. ¿Qué pasa con los padres que empujan a los chicos a hacer deportes como carrera? ¿No les provoca, a los chicos, alto nivel de estrés y frustración?

Exactamente. Nosotros con Fenili y Giscafré escribimos un libro que obsequio por los organizadores en el Foro mencionado llamado “Mi hijo el campeón: las presiones de los padres y el entorno” (3ª edición, Lugar editorial) en el que nos posicionamos justamente en contra del modelo de campeonismo y describimos 8 tipos de padres: 1 para armar y siete (si 7) para des-armar…los sobre-protectores, indiferentes, agresivos, elitistas, etc...Por eso decimos que si quieren un campeón en su casa que vayan y se entrenen pero que dejen que sus hijos jueguen felices…el problema somos los adultos que creemos que los niños son adultos en miniatura y no es así. Los malogramos nosotros. Y el cementerio del deporte de alto rendimiento está lleno de talentosos que luego esta sociedad de ganadores y perdedores los hace fracasados…el alto rendimiento es muy cruel…llegan muy pocos…y a veces son los padres los que quieren colgarse la medalla de su hijo. Hay un capítulo excelente de los Simpson donde Homero presiona a Bart a quien dirigía y Marge interviene pidiendo piedad y Homero responde con una pregunta: “¿Tienes alguna otra manera en que le transmita mis propias frustraciones?”.

Más claro imposible, por eso hay que trabajar con los padres….orientarlos. No tienen que preguntar ¿ganaron? ¿Cuántos goles hiciste? Y si tienen que preguntar ¿cómo la pasaste? ¿Disfrutaste?

5. Qué diferencia habría entre practicar deportes en familia y simplemente “jugar”? O en este caso son sinónimos?

Muy buena pregunta. No es lo mismo. Jugar en su etimología significa humor. Hay juegos de azar y hay otros tipos de juegos de mesa. La familia puede jugar al Juego de la Oca, al Scrabel, al Teg, etc. en familia y pasarla bien. Hay un inicio, un desarrollo y un fin. Hay un orden y hay libertad, aunque, por ejemplo en la escondida o el poli ladrón hay más libertad y espontaneidad. Jugar es hacer define Winnicott. En cambio para que haya deporte debe haber agonística y movimiento.
Por eso decíamos lo de la pelota. Yo me pregunto cuantos padres tienen la pelota o las paletas en el baúl del auto y paran con los hijos en cualquier momento en una plaza….Para Huizinga el juego es anterior a la cultura. Y el deporte tiene su origen en las luchas grecorromanas, por eso se puede jugar a determinadas edades sin contar los goles o los puntos para no fomentar la competencia y menos con la familia…Iván Lendl, número 1 del mundo, citado en el libro, dijo que en un momento dejó de jugar al tenis CONTRA la madre y empezó a jugar CON la madre…sin importarles los tantos….Un niño chico que no juega o no hace deporte es un niño enfermo…
.
6. ¿Conoce casos puntuales donde la práctica del deporte con sus padres mejoró alguna patología o problema de un niño? ¿Cómo fue el caso?

Conozco casos de chicos que por tener asma el médico les indicó natación y luego lo practicaron toda la vida en forma electiva y sana u otros casos donde el padre quiso que el hijo practique fútbol a los 5 años, porque se enfermaba siempre y hoy está en la Selección Juvenil….Hay muchos de esos casos pero no puedo dar nombres. El aire libre, oxigenar los pulmones, restando estrés y pensándolo desde la integridad mente- cuerpo siempre aporta…

7. Comentarios generales

El eje planteado está en la disputa entre Niño sano que hace deporte (con padres equilibrados) vs. Niño enfermo que abusa de la tecnología (play station, computadoras, televisor, etc.).
El deporte permite encuentros relajados, tolerantes y maduros cuando se sabe para que se juegue (para pasarla bien y no para ganar)

8. Datos profesionales del entrevistado

Lic. Marcelo Roffé MN 16699 / Psicólogo recibido en la UBA (1990)
psicologia@marceloroffe.com

Master en Psicología del Deporte en la Universidad Complutense de Madrid / Ex Psicólogo Responsable Departamento de Psicología del Deporte en las Selecciones Nacionales AFA del año 2000 al 2006

Presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina

Su último libro “Alto rendimiento, Psicología y Deporte” Tendencias actuales (2005) de Lugar Editorial. / www.marceloroffe.com

9. Datos de entidad donde el lector pueda pedir más información y asesorarse.

A .P. D. A. ASOCIACION DE PSICOLOGIA DEL DEPORTE ARGENTINA
14 AÑOS DE VIDA- ENTIDAD SIN FINES DE LUCRO

Transmitir Valores

. ¿En qué sentido hacer deportes entre padres e hijos ayuda a mejorar los vínculos y transmitir valores?

El deporte es la escuela ideal donde se aprende a aprender. Se interiorizan reglas, se aprende a ser solidario, a hacer amigos, a pasarla bien, se aprende a perder y a tener nociones de que las cosas no siempre salen como uno quiere y a ganar, Porque el que no sabe ganar tampoco sabe perder. Por eso es importante remarcar que no es válido ganar de cualquier manera. Respecto de hacer deporte con los padres, por ejemplo, con pelota, si partimos de que la familia es un equipo, y la pelota la portadora de un mensaje, se establecen interesantes canales comunicación que cohesionan y superan los esperables “ruidos” en la comunicación. Hay pases que son caricias y otros que son insultos….Se fortalecen los vínculos, sin dudas. Se comparte en un balcón, una terraza, un departamento (con una media) o un club….

2. ¿Con las madres sucede lo mismo?

Por supuesto. No es una cuestión de género por más que existe un trasfondo machista donde parece que los hombres y deporte son sinónimos. Pero lo que sucede a mi entender es que el deporte femenino está sub-valorado, cada vez menos, pero no es tan negocio en alto rendimiento como el de hombres….Todo depende del lugar que tenga el deporte para los padres. ¿Cómo se puede transmitir, aquello que no se tiene? Me preguntaba yo en el evento organizado por ALA. La clave es transmitir un hábito para una vida más sana, en el que primero uno tiene que creer. No sirve llevar al hijo a hacer 5 deportes y uno estar todo el día frente al televisor (o computadora) comiendo papas fritas o roscas como Homero. Se incurre en un doble mensaje.

3. ¿Se han hecho estudios/encuestas al respecto?

El estudio de GALLUP es muy aleccionador al respecto. Aquí se práctica casi la mitad de deporte en horas semanales que en España. ¿Por qué? Y el 41 por ciento de los padres dice que va a ver a sus hijos a practicar deporte…pero hay que preguntarles a los hijos si disfrutan el deporte ante la atenta y muchas veces “mortífera” mirada de sus padres. Todos los padres coinciden en que en la escuela se practica menos deporte del que ellos quisieran. Es verdad, pero la escuela no nos puede resolver todo…hay que buscarlo en otro lado… Pero en España los padres realizan 5 veces más deporte con sus hijos que acá…o sea que no pasa por la plata o el tiempo…pasa por el convencimiento y poder apagar el celular y disfrutar con y de tus hijos….

¿Qué pasa con los padres que sin querer queriendo, empujan a sus hijos a abandonar el deporte? ¿Cómo los agentes de motivación en 1ª instancia, terminan siendo estresantes, luego? ¿Por qué les cuesta tanto acompañar sin presionar? El 57 por ciento son influenciadores pero luego se vuelven “presionadores”…, ahí está el problema, todos creen tener un Maradona en su casa…

En encuestas e investigaciones que nosotros, como psicólogos del deporte realizamos, los niños empiezan hacer deporte porque quieren pasarla bien, quieren hacer amigos, porque los padres así lo desean o porque hay una búsqueda de estatus social (obviamente alimentado por los padres sobre todo en un país del 3er mundo como el nuestro y con la mitad de la población debajo de la línea de la pobreza…)

4. ¿Qué pasa con los padres que empujan a los chicos a hacer deportes como carrera? ¿No les provoca, a los chicos, alto nivel de estrés y frustración?

Exactamente. Nosotros con Fenili y Giscafré escribimos un libro que obsequio por los organizadores en el Foro mencionado llamado “Mi hijo el campeón: las presiones de los padres y el entorno” (3ª edición, Lugar editorial) en el que nos posicionamos justamente en contra del modelo de campeonismo y describimos 8 tipos de padres: 1 para armar y siete (si 7) para des-armar…los sobre-protectores, indiferentes, agresivos, elitistas, etc...Por eso decimos que si quieren un campeón en su casa que vayan y se entrenen pero que dejen que sus hijos jueguen felices…el problema somos los adultos que creemos que los niños son adultos en miniatura y no es así. Los malogramos nosotros. Y el cementerio del deporte de alto rendimiento está lleno de talentosos que luego esta sociedad de ganadores y perdedores los hace fracasados…el alto rendimiento es muy cruel…llegan muy pocos…y a veces son los padres los que quieren colgarse la medalla de su hijo. Hay un capítulo excelente de los Simpson donde Homero presiona a Bart a quien dirigía y Marge interviene pidiendo piedad y Homero responde con una pregunta: “¿Tienes alguna otra manera en que le transmita mis propias frustraciones?”.

Más claro imposible, por eso hay que trabajar con los padres….orientarlos. No tienen que preguntar ¿ganaron? ¿Cuántos goles hiciste? Y si tienen que preguntar ¿cómo la pasaste? ¿Disfrutaste?

5. Qué diferencia habría entre practicar deportes en familia y simplemente “jugar”? O en este caso son sinónimos?

Muy buena pregunta. No es lo mismo. Jugar en su etimología significa humor. Hay juegos de azar y hay otros tipos de juegos de mesa. La familia puede jugar al Juego de la Oca, al Scrabel, al Teg, etc. en familia y pasarla bien. Hay un inicio, un desarrollo y un fin. Hay un orden y hay libertad, aunque, por ejemplo en la escondida o el poli ladrón hay más libertad y espontaneidad. Jugar es hacer define Winnicott. En cambio para que haya deporte debe haber agonística y movimiento.
Por eso decíamos lo de la pelota. Yo me pregunto cuantos padres tienen la pelota o las paletas en el baúl del auto y paran con los hijos en cualquier momento en una plaza….Para Huizinga el juego es anterior a la cultura. Y el deporte tiene su origen en las luchas grecorromanas, por eso se puede jugar a determinadas edades sin contar los goles o los puntos para no fomentar la competencia y menos con la familia…Iván Lendl, número 1 del mundo, citado en el libro, dijo que en un momento dejó de jugar al tenis CONTRA la madre y empezó a jugar CON la madre…sin importarles los tantos….Un niño chico que no juega o no hace deporte es un niño enfermo…
.
6. ¿Conoce casos puntuales donde la práctica del deporte con sus padres mejoró alguna patología o problema de un niño? ¿Cómo fue el caso?

Conozco casos de chicos que por tener asma el médico les indicó natación y luego lo practicaron toda la vida en forma electiva y sana u otros casos donde el padre quiso que el hijo practique fútbol a los 5 años, porque se enfermaba siempre y hoy está en la Selección Juvenil….Hay muchos de esos casos pero no puedo dar nombres. El aire libre, oxigenar los pulmones, restando estrés y pensándolo desde la integridad mente- cuerpo siempre aporta…

7. Comentarios generales

El eje planteado está en la disputa entre Niño sano que hace deporte (con padres equilibrados) vs. Niño enfermo que abusa de la tecnología (play station, computadoras, televisor, etc.).
El deporte permite encuentros relajados, tolerantes y maduros cuando se sabe para que se juegue (para pasarla bien y no para ganar)

8. Datos profesionales del entrevistado

Lic. Marcelo Roffé MN 16699 / Psicólogo recibido en la UBA (1990)
psicologia@marceloroffe.com

Master en Psicología del Deporte en la Universidad Complutense de Madrid / Ex Psicólogo Responsable Departamento de Psicología del Deporte en las Selecciones Nacionales AFA del año 2000 al 2006

Presidente de la Asociación de Psicología del Deporte Argentina

Su último libro “Alto rendimiento, Psicología y Deporte” Tendencias actuales (2005) de Lugar Editorial. / www.marceloroffe.com

9. Datos de entidad donde el lector pueda pedir más información y asesorarse.

A .P. D. A. ASOCIACION DE PSICOLOGIA DEL DEPORTE ARGENTINA
14 AÑOS DE VIDA- ENTIDAD SIN FINES DE LUCRO

Aprender a Perder

Hace años cuando yo era estudiante de Ciencias Económicas comencé a jugar al tenis, me apasionó tanto que durante los tres últimos años de carrera , enseñe tenis. Me divertía, me permitía estudiar y mantenerme en forma, y me sentía extraordinariamente feliz .

Una vez terminé mis estudios decidí dedicarme a la enseñanza del tenis. Realicé todos los cursos de formación existentes y hace 12 años comencé a impartir cursos para entrenadores y profesores de tenis.

Este nuevo reto me ayudó a desarrollar un método de enseñanza que denominé Agílibus Tenis. Este método es un compendio de las experiencias acumuladas durante los 26 años que llevo dedicado a la enseñanza. No es un método inamovible, se va enriqueciendo con nuevas informaciones y es actualizado constantemente.

Estoy convencido de que siempre se puede aprender algo más , incluso de personas con mucho menos experiencia y éxito. Así pues, te doy la posibilidad de que colabores con tus artículos o experiencias acerca de la enseñanza del tenis para que todos podamos aprender algo más.

Durante los últimos 10 años he estado desarrollando y mejorando mi método de enseñanza Agílibus Tenis para buscar soluciones al problema más grande con el que me he enfrentado en mi carrera: el abandono del deporte en general y en especial del tenis por la gran parte de los adolescentes (13 a 17 años) y el abandono del tenis tanto en niños, jóvenes y adultos después de sus primeras clases.

En este tiempo he impartido ponencias, conferencias y cursos para profesores. He charlado y compartido experiencias con los grandes entrenadores y jugadores españoles, Manuel Santana, Manuel Orantes, William "Pato" Alvarez, Miguel Margets, Alvaro Margets, Eduardo Osta, Emilio Sánchez Vicario, Sergio Casal, Javier Duarte, Josep Perlas, Antonio Martinez Cascales, Javier Piles, Pancho Alvariño, José Altur, Tommy Robredo, Carlos Moyá, David Ferrer y Alex Corretja entre otros muchos.

Todos ellos han contribuido en gran parte a dar respuestas a mis preguntas. Me han dado la clave para poder crear un método de enseñanza, dirigido al desarrollo integral del adolescente, que pueda potenciar al máximo las aptitudes de aprendizaje óptimo en cada etapa para formar a un deportista completo, que a la vez tenga opción de desarrollarse intelectual y socialmente.

Me han ayudado a comprender mejor al deportista, para permitirle ser el mejor que pueda ser, que aprenda a competir contra otros y lo más difícil: consigo mismo, ya que lo más importante es superarse a sí mismo sin importarte lo que hagan o digan los demás y aplicar estos principios tanto a jugadores de iniciación como a profesionales.

Pretendo brindar a los adolescentes en general una oportunidad única para crecer y desarrollarse, ya que el deporte ayuda a llevar una vida ordenada (sin alcohol, tabaco,.....), enseña a aprender a ganar y a perder, puesto que el verdadero deportista aprende de las victorias y de las derrotas.

En definitiva, proporcionar a los alumnos, sin distinción de categorías o nivel de juego unos valores que les haga crecer como personas y les sirvan en todos los aspectos de la vida..

Mariano Peinado
Director

El Arte de Aprender a Perder

La Revista Colegio Tecnológico que dirige mi querida amiga Tamara Palacios, siempre tiene interesantes artículos de reflexión educativa. En esta ocasión, quiero presentarles la columna “Aprender a perder”, que publicó Javier Martínez hace algunos meses y que yo acabo de leer.

Los invito a reflexionar sobre este interesante punto de vista:

“He fallado más de 9.000 tiros a lo largo de mi carrera, he perdido casi 300 partidos, 26 veces he errado el último tiro que decidía un partido. He fracasado una y otra vez durante mi vida y esa es, precisamente, la razón por la que he sido exitoso.
Michael Jordan (posiblemente el mejor jugador de baloncesto de la historia)

Cada vez estoy más convencido de que si hay algo importante en la vida es saber perder. El mundo del deporte ofrece multitud de ejemplos al respecto. Valentino Rossi, aclamado como el mejor piloto de motos de todos los tiempos, reconocía, después de pasar 2 años sin ganar títulos “He debido aprender a perder”.

Todos los deportistas saben que perder no sólo forma parte del juego sino que hay más posibilidades de perder que de ganar, a fin de cuentas sólo hay un campeón. Evidentemente, el objetivo es ganar, saborear el placer de la victoria, para muchos alcanzar la gloria. A nadie le gusta perder pero como hemos comentado en otras columnas anteriores, las derrotas ofrecen oportunidades mucho más enriquecedoras que los triunfos. Cuando pierdes, pueden pasar básicamente 2 cosas:

1. Que te enfades, te culpes o culpes a otros/s, te autoengañes, te desmoralices y tires la toalla.

2. Que decidas no resignarte ni darte por vencido por nada del mundo sino al contrario, ser más persistente, perseverante e insistente. Que consideres que has perdido una batalla, pero no la guerra y que examines lo que debía haber ocurrido, lo que realmente ocurrió, por qué se dieron las diferencias y qué cambios hay que hacer la próxima vez para que te vaya mejor. Es decir, reconocer con humildad que otro fue mejor que tú y asumir qué necesitas aprender para mejorar. De hecho, hay situaciones donde lo mejor que puede pasar es que pierdas para aprender una lección que seguro te resultará muy útil en el futuro.

En 1996, la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet perdió abultadamente la primera elección en que la se presentó (a Alcaldesa donde obtuvo un 2,35% de los votos) pero parece que sacó lecciones muy valiosas. En enero de 2006, ganó una elección presidencial en la que, entre otros, había competido el mismo adversario que la había derrotado una década antes.

El aprendizaje nunca ocurre en el aula o cuando fracasas ante un problema sino que se demuestra en la vida real o la siguiente vez que debes enfrentar ese mismo problema y eres capaz de resolverlo. Los padres tienen una especial responsabilidad en este sentido y por eso es incomprensible el discurso contradictorio de reconocer, por un lado, que se aprende sobre todo “en la cancha”, que hay que saber convivir con la derrota y por otro lado, exigir a los niños aprender multitud de cosas inútiles y teóricas y ser siempre el mejor, sobre todo en un entorno, el escolar, que a los niños apenas les interesa. Cuando juego con mis hijos, a veces les dejo ganar y otras veces no porque no quiero acostumbrarlos a ganar siempre, a creer que las cosas ocurren sin esfuerzo sino que se eduquen sabiendo que surgen obstáculos, aparecen sinsabores que hay que saber sortear sin frustrarse ni rendirse. ¿Por qué unas personas se rinden y otras no? Si quieres despertar en alguien el deseo de superarse y mejorar, necesitas situar a esa persona frente a desafíos que le interesen pero que se sitúen un poco por encima de sus capacidades actuales de modo que tenga que esforzarse pero vea que el objetivo es alcanzable.

En el mundo de los negocios, la realidad no es muy distinta. Cuando un cliente busca un producto o un servicio, muchos son los llamados pero sólo uno es el elegido.

Sin embargo, nadie nos enseña a perder (algo que no se puede hacer directamente), más bien al contrario, nos educan para ganar, los mensajes que recibimos a todas horas tienen cómo máxima premisa el éxito a toda costa. El sistema educativo castiga el fracaso (las malas notas) que se convierte en un tabú y convierte la educación en una competición donde lo único que importa es ganar y quienes mejores resultados obtienen son admirados, recompensados y tomados como el modelo a seguir. Estresamos a los niños convirtiéndolos, desde temprano, en esclavos del triunfo lo que les conduce a sufrir lo indecible cuando no logran estar a la altura de las expectativas. Está dinámica produce una fractura en 3 grupos:

1. Los alumnos brillantes (los ganadores), acostumbrados a conseguir siempre las metas que se proponen, que en muchos casos continúan su inmaculada carrera en el mundo profesional desempeñando puestos de responsabilidad en las empresas e instituciones más importantes.

2. Los alumnos mediocres, que pasan sin pena ni gloria por el colegio y la universidad y que ingresan al mundo laboral sin una noción clara de lo que quieren para sus vidas.

3. Los malos alumnos (los perdedores), a quienes las malas notas los condenan desde el principio a penar durante toda su trayectoria con el estigma de vagos, tontos, etc.

Es interesante observar lo qué ocurre cuando los ganadores, educados para vencer, deben probar el amargo sabor de la derrota. Aparecen elementos desconocidos para ellos: la frustración, el miedo, la depresión, la destrucción de la autoestima, la negación de la responsabilidad, las excusas. Mi experiencia es que cuanto más exitosa ha sido la trayectoria de una persona, más pánico le tiene a demostrar debilidad, a equivocarse, en definitiva, a la caída y la razón estriba en que nunca aprendieron a perder. El verdadero talante de las personas se muestra cuando pierden, no cuando ganan. La victoria tiene muchos padres, la derrota suele ser huérfana.
Por ejemplo, resulta patético observar las reacciones de los políticos cuando analizan los resultados electorales: Nunca pierden. Al igual que existe el problema de negar el fracaso, existe en la misma medida el riesgo del conformismo, ser incapaz de sobreponerse, acostumbrarse a perder, el famoso calificativo de “Perdedor”.

Si llevamos esa reflexión a la actualidad, no estoy muy seguro si estamos enfrentando una crisis económica, una desaceleración o solamente los efectos de una burbuja pasajera. Lo que si me preocupa es quien sale perdiendo con esta espiral de inestabilidad. Me temo que una vez más, pierden los mismos y ganan (parece que en tiempos de crisis es donde se labran las grandes fortunas) los de siempre.

¿Qué relación tiene esta crisis con la gestión del conocimiento?. Las ventajas competitivas de una organización están directamente relacionadas con el conocimiento que tienen sus miembros. Es evidente que en épocas de crisis, a lo único que puedes agarrarte es a tu conocimiento. Puede que te quedes sin recursos, sin infraestructura, sin clientes, sin acceso a información, sin equipo incluso sin trabajo pero de lo que nadie puede despojarte es de tu conocimiento. Lo único que tienes siempre es tu conocimiento y tu capacidad de aprender. ¿Tal vez a esto se refería el Yes we can de Obama?

No hay nada más barato que gestionar tu propio conocimiento. La respuesta a la crisis es ser más eficiente, más competitivo, es decir, sacar todo el partido posible del conocimiento y los que obtienen más resultados con menos recursos son los que suelen salir adelante. Cada venta, cada persona, cada habilidad, cada actividad son esenciales. Sólo tenemos que abrir los ojos, tenemos el conocimiento frente a nuestras narices, no se nos ha olvidado, no lo puedes perder. Sin embargo, esto que resulta tan simple de escribir, no sucede tan fácilmente en la vida real.

Ocurre que las personas gestionan su Conocimiento cada segundo, inconscientemente. No saben que lo hacen, ni como lo hacen pero les da buenos resultados. Las empresas también gestionan conocimiento cada segundo pero no se pueden permitir que ese proceso sea inconsciente porque su objetivo es ganar dinero. Cada paso que se ejecuta en una empresa debiese tener un propósito bien calculado: Tiene que ser una tarea concreta (y no otra) ejecutada por una persona concreta (y no otra) en un determinado momento del proceso (y no otro). Cada persona debe saber Qué hacer, Cómo (mejor práctica) y Por qué y la Organización debe saber qué hace cada persona. Pero, ¿Sabe cada persona lo Qué debe hacer, Por Qué y cuál es la Mejor manera? ¿Sabe la organización Qué hace cada persona, si es la Adecuada, si cuenta con el Conocimiento necesario, si dispone de toda la Ayuda que le va a hacer falta? En realidad no lo saben y, a fin de cuentas, cada persona no tiene otro remedio que actuar a partir de su conocimiento en lugar de aprovechar el enorme caudal de experiencia que acumula su empresa.

La Gestión del Conocimiento persigue que la organización será más INTELIGENTE (casi siempre para ser más rentable). ¿Cuál es el Cerebro de la empresa? ¿Dónde está? ¿No debería traerme lo que necesito para este cliente/proyecto/problema que estoy tratando de gestionar? Y no estamos hablando precisamente de procedimientos, artículos o presentaciones. Hay que tener en cuenta que las personas no piensan en términos de Documentos/Datos/Cifras, sino que más bien piensan en Objetivos, Planes, Expectativas, Conflictos, Fracasos, Explicaciones.

El objetivo de la gestión del conocimiento es que las personas sepan lo que necesitan para hacer bien su trabajo. Esto exige anticiparse, saber qué está haciendo siempre cada persona y qué ayuda necesita en ese momento (Just In Time). Se trata en definitiva de llevar la información adecuada a la persona correcta en el momento que lo necesita para resolver un problema o tomar la mejor decisión. Si lo que buscamos es lograr que nadie reinvente la rueda, comience desde cero ni cometa 2 veces el mismo error, entonces el mejor camino es aprovechar el conocimiento de miles de cerebros que han hecho antes que yo lo mismo que estoy tratando de hacer. Para saber esto, es necesario haber “perdido” unas cuentas veces anteriormente y sobre todo, haber hecho un muy buen trabajo de análisis y aprendizaje de esa derrota.

Las empresas se hacen una pregunta clave: ¿Cuanto mejoraría mi empresa si todos los comerciales fuesen como mi mejor comercial, todos los Directores de Sucursal fuesen como mi mejor Director de Sucursal, todos los Jefes de Proyecto, o programadores, o …fuesen como el mejor? Sin embargo hay una pregunta mágica que olvidan: ¿Y por qué todos no rinden como el mejor? No existe explicación para que todos no rindan como el número 1. La razón es que son incapaces de gestionar el conocimiento porque ese es un problema de conocimiento. ¿Cómo se soluciona el problema? ¿Explicitando el conocimiento de esos vendedores y almacenándolo en bases de datos, gestores documentales, manuales o procedimientos? Claramente no.

¿Cómo diseñamos un sistema de Gestión del Conocimiento que, al igual que en el caso de las personas, te traiga el conocimiento sin pedirlo? Parece lógico pensar que ese sistema necesita un modelo bastante detallado del mundo en que transcurre el trabajo de las personas que lo utilicen. Necesita saber qué está pasando: que hace cada persona y por qué para llevarle el conocimiento en momento justo. Tiene que entender que la experiencia que acaba de vivir Pedro le sirve de ayuda a María para el problema que está enfrentando.

De estas reflexiones surgen algunas preguntas interesantes:
¿Cuál es el conocimiento que tienes y por el que tu empresa te paga y del que a su vez obtiene rendimiento económico? ¿Cómo lo adquiriste? ¿Cómo lo gestionas?
Resulta imposible vivir sin gestionar el conocimiento. A su vez, la fuente de producción del Conocimiento es el Aprendizaje. Tu inteligencia depende de los desafíos que has enfrentado (y has resuelto) a lo largo de tu vida. ¿Qué has aprendido en tu vida hasta ahora y cuanto de ello se lo debes a cosas o situaciones en que has perdido? ¿Sabes cómo aprendes?
Estos temas los abordaremos en columnas sucesivas.”

Articulo enviado por: Javier Martinez

Aprender a perder Por Javier Martínez Aldanondo

Aprender a perder
Por Javier Martínez Aldanondo
“He fallado más de 9.000 tiros a lo largo de mi carrera, he perdido casi 300 partidos, 26 veces he errado el último tiro que decidía un partido. He fracasado una y otra vez durante mi vida y esa es, precisamente, la razón por la que he sido exitoso”

Michael Jordan (posiblemente el mejor jugador de baloncesto de la historia)

Cada vez estoy más convencido de que si hay algo importante en la vida es saber perder. El mundo del deporte ofrece multitud de ejemplos al respecto. Valentino Rossi, aclamado como el mejor piloto de motos de todos los tiempos, reconocía, después de pasar 2 años sin ganar títulos "He debido aprender a perder".

Todos los deportistas saben que perder no sólo forma parte del juego sino que hay más posibilidades de perder que de ganar, a fin de cuentas sólo hay un campeón. Evidentemente, el objetivo es ganar, saborear el placer de la victoria, para muchos alcanzar la gloria. A nadie le gusta perder pero como hemos comentado en otras columnas anteriores, las derrotas ofrecen oportunidades mucho más enriquecedoras que los triunfos. Cuando pierdes, pueden pasar básicamente 2 cosas:

Que te enfades, te culpes o culpes a otros/s, te autoengañes, te desmoralices y tires la toalla.
Que decidas no resignarte ni darte por vencido por nada del mundo sino al contrario, ser más persistente, perseverante e insistente. Que consideres que has perdido una batalla, pero no la guerra y que examines lo que debía haber ocurrido, lo que realmente ocurrió, por qué se dieron las diferencias y qué cambios hay que hacer la próxima vez para que te vaya mejor. Es decir, reconocer con humildad que otro fue mejor que tú y asumir qué necesitas aprender para mejorar. De hecho, hay situaciones donde lo mejor que puede pasar es que pierdas para aprender una lección que seguro te resultará muy útil en el futuro.
En 1996, la actual Presidenta de Chile, Michelle Bachelet perdió abultadamente la primera elección en que la se presentó (a Alcaldesa donde obtuvo un 2,35% de los votos) pero parece que sacó lecciones muy valiosas. En enero de 2006, ganó una elección presidencial en la que, entre otros, había competido el mismo adversario que la había derrotado una década antes.
El aprendizaje nunca ocurre en el aula o cuando fracasas ante un problema sino que se demuestra en la vida real o la siguiente vez que debes enfrentar ese mismo problema y eres capaz de resolverlo. Los padres tienen una especial responsabilidad en este sentido y por eso es incomprensible el discurso contradictorio de reconocer, por un lado, que se aprende sobre todo "en la cancha", que hay que saber convivir con la derrota y por otro lado, exigir a los niños aprender multitud de cosas inútiles y teóricas y ser siempre el mejor, sobre todo en un entorno, el escolar, que a los niños apenas les interesa. Cuando juego con mis hijos, a veces les dejo ganar y otras veces no porque no quiero acostumbrarlos a ganar siempre, a creer que las cosas ocurren sin esfuerzo sino que se eduquen sabiendo que surgen obstáculos, aparecen sinsabores que hay que saber sortear sin frustrarse ni rendirse. ¿Por qué unas personas se rinden y otras no? Si quieres despertar en alguien el deseo de superarse y mejorar, necesitas situar a esa persona frente a desafíos que le interesen pero que se sitúen un poco por encima de sus capacidades actuales de modo que tenga que esforzarse pero vea que el objetivo es alcanzable.
En el mundo de los negocios, la realidad no es muy distinta. Cuando un cliente busca un producto o un servicio, muchos son los llamados pero sólo uno es el elegido.

Sin embargo, nadie nos enseña a perder (algo que no se puede hacer directamente), más bien al contrario, nos educan para ganar, los mensajes que recibimos a todas horas tienen cómo máxima premisa el éxito a toda costa. El sistema educativo castiga el fracaso (las malas notas) que se convierte en un tabú y convierte la educación en una competición donde lo único que importa es ganar y quienes mejores resultados obtienen son admirados, recompensados y tomados como el modelo a seguir. Estresamos a los niños convirtiéndolos, desde temprano, en esclavos del triunfo lo que les conduce a sufrir lo indecible cuando no logran estar a la altura de las expectativas. Esta dinámica produce una fractura en 3 grupos:

Los alumnos brillantes (los ganadores), acostumbrados a conseguir siempre las metas que se proponen, que en muchos casos continúan su inmaculada carrera en el mundo profesional desempeñando puestos de responsabilidad en las empresas e instituciones más importantes.
Los alumnos mediocres, que pasan sin pena ni gloria por el colegio y la universidad y que ingresan al mundo laboral sin una noción clara de lo que quieren para sus vidas.
Los malos alumnos (los perdedores), a quienes las malas notas los condenan desde el principio a penar durante toda su trayectoria con el estigma de vagos, tontos, etc.
Es interesante observar lo qué ocurre cuando los ganadores, educados para vencer, deben probar el amargo sabor de la derrota. Aparecen elementos desconocidos para ellos: la frustración, el miedo, la depresión, la destrucción de la autoestima, la negación de la responsabilidad, las excusas. Mi experiencia es que cuanto más exitosa ha sido la trayectoria de una persona, más pánico le tiene a demostrar debilidad, a equivocarse, en definitiva, a la caída y la razón estriba en que nunca aprendieron a perder. El verdadero talante de las personas se muestra cuando pierden, no cuando ganan. La victoria tiene muchos padres, la derrota suele ser huérfana.

Por ejemplo, resulta patético observar las reacciones de los políticos cuando analizan los resultados electorales: Nunca pierden. Al igual que existe el problema de negar el fracaso, existe en la misma medida el riesgo del conformismo, ser incapaz de sobreponerse, acostumbrarse a perder, el famoso calificativo de "Perdedor".

Si llevamos esa reflexión a la actualidad, no estoy muy seguro si estamos enfrentando una crisis económica, una desaceleración o solamente los efectos de una burbuja pasajera. Lo que si me preocupa es quien sale perdiendo con esta espiral de inestabilidad. Me temo que una vez más, pierden los mismos y ganan (parece que en tiempos de crisis es donde se labran las grandes fortunas) los de siempre.

¿Qué relación tiene esta crisis con la gestión del conocimiento?. Las ventajas competitivas de una organización están directamente relacionadas con el conocimiento que tienen sus miembros. Es evidente que en épocas de crisis, a lo único que puedes agarrarte es a tu conocimiento. Puede que te quedes sin recursos, sin infraestructura, sin clientes, sin acceso a información, sin equipo incluso sin trabajo pero de lo que nadie puede despojarte es de tu conocimiento. Lo único que tienes siempre es tu conocimiento y tu capacidad de aprender. ¿Tal vez a esto se refería el Yes we can de Obama?

No hay nada más barato que gestionar tu propio conocimiento. La respuesta a la crisis es ser más eficiente, más competitivo, es decir, sacar todo el partido posible del conocimiento y los que obtienen más resultados con menos recursos son los que suelen salir adelante. Cada venta, cada persona, cada habilidad, cada actividad son esenciales. Sólo tenemos que abrir los ojos, tenemos el conocimiento frente a nuestras narices, no se nos ha olvidado, no lo puedes perder. Sin embargo, esto que resulta tan simple de escribir, no sucede tan fácilmente en la vida real.

Ocurre que las personas gestionan su Conocimiento cada segundo, inconscientemente. No saben que lo hacen, ni como lo hacen pero les da buenos resultados. Las empresas también gestionan conocimiento cada segundo pero no se pueden permitir que ese proceso sea inconsciente porque su objetivo es ganar dinero. Cada paso que se ejecuta en una empresa debiese tener un propósito bien calculado: Tiene que ser una tarea concreta (y no otra) ejecutada por una persona concreta (y no otra) en un determinado momento del proceso (y no otro). Cada persona debe saber Qué hacer, Cómo (mejor práctica) y Por qué y la Organización debe saber qué hace cada persona. Pero, ¿Sabe cada persona lo Qué debe hacer, Por Qué y cuál es la Mejor manera? ¿Sabe la organización Qué hace cada persona, si es la Adecuada, si cuenta con el Conocimiento necesario, si dispone de toda la Ayuda que le va a hacer falta? En realidad no lo saben y, a fin de cuentas, cada persona no tiene otro remedio que actuar a partir de su conocimiento en lugar de aprovechar el enorme caudal de experiencia que acumula su empresa.

La Gestión del Conocimiento persigue que la organización será más INTELIGENTE (casi siempre para ser más rentable). ¿Cuál es el Cerebro de la empresa? ¿Dónde está? ¿No debería traerme lo que necesito para este cliente/proyecto/problema que estoy tratando de gestionar? Y no estamos hablando precisamente de procedimientos, artículos o presentaciones. Hay que tener en cuenta que las personas no piensan en términos de Documentos/Datos/Cifras, sino que más bien piensan en Objetivos, Planes, Expectativas, Conflictos, Fracasos, Explicaciones.

El objetivo de la gestión del conocimiento es que las personas sepan lo que necesitan para hacer bien su trabajo. Esto exige anticiparse, saber qué está haciendo siempre cada persona y qué ayuda necesita en ese momento (Just In Time). Se trata en definitiva de llevar la información adecuada a la persona correcta en el momento que lo necesita para resolver un problema o tomar la mejor decisión. Si lo que buscamos es lograr que nadie reinvente la rueda, comience desde cero ni cometa 2 veces el mismo error, entonces el mejor camino es aprovechar el conocimiento de miles de cerebros que han hecho antes que yo lo mismo que estoy tratando de hacer. Para saber esto, es necesario haber "perdido" unas cuentas veces anteriormente y sobre todo, haber hecho un muy buen trabajo de análisis y aprendizaje de esa derrota.

Las empresas se hacen una pregunta clave: ¿Cuanto mejoraría mi empresa si todos los comerciales fuesen como mi mejor comercial, todos los Directores de Sucursal fuesen como mi mejor Director de Sucursal, todos los Jefes de Proyecto, o programadores, o …fuesen como el mejor? Sin embargo hay una pregunta mágica que olvidan: ¿Y por qué todos no rinden como el mejor? No existe explicación para que todos no rindan como el número 1. La razón es que son incapaces de gestionar el conocimiento porque ese es un problema de conocimiento. ¿Cómo se soluciona el problema? ¿Explicitando el conocimiento de esos vendedores y almacenándolo en bases de datos, gestores documentales, manuales o procedimientos? Claramente no.
¿Cómo diseñamos un sistema de Gestión del Conocimiento que, al igual que en el caso de las personas, te traiga el conocimiento sin pedirlo? Parece lógico pensar que ese sistema necesita un modelo bastante detallado del mundo en que transcurre el trabajo de las personas que lo utilicen. Necesita saber qué está pasando: que hace cada persona y por qué para llevarle el conocimiento en momento justo. Tiene que entender que la experiencia que acaba de vivir Pedro le sirve de ayuda a María para el problema que está enfrentando.

De estas reflexiones surgen algunas preguntas interesantes:

¿Cuál es el conocimiento que tienes y por el que tu empresa te paga y del que a su vez obtiene rendimiento económico? ¿Cómo lo adquiriste? ¿Cómo lo gestionas?

Resulta imposible vivir sin gestionar el conocimiento. A su vez, la fuente de producción del Conocimiento es el Aprendizaje. Tu inteligencia depende de los desafíos que has enfrentado (y has resuelto) a lo largo de tu vida. ¿Qué has aprendido en tu vida hasta ahora y cuanto de ello se lo debes a cosas o situaciones en que has perdido? ¿Sabes cómo aprendes?

Estos temas los abordaremos en columnas sucesivas. Mientras tanto, aquí está el acceso a la segunda parte del Artículo Gestión del Conocimiento para Peatones

El Arte de Perder y Ganar

Cuando un niño acaba de perder un partido de fútbol con sus amigos y llega enfadado a casa sus padres le tranquilizan y le dicen: "tranquilo, lo importante es participar". Qué bien suena ¿verdad?, pero ¡qué difícil de llevar a la práctica! No vale decirle al niño que no pasa nada por perder, que lo importante es participar, y luego cuando el papá ve en la tele que su equipo de fútbol va perdiendo no se cansa de soltar improperios y descalificativos. El niño se siente engañado.

Así, nos encontramos niños que si sospechan que van a perder ya ni siquiera empiezan a jugar, otros abandonan a mitad de juego. Otros no admiten que la causa de su derrota sea una equivocación suya, una falta de esfuerzo o que el otro ha sido mejor. Buscan alguna excusa que justifique esa situación o culpan a alguien de lo que ha pasado (es muy habitual oír a los niños "me han suspendido" en vez de "he suspendido") y se pillan un enfado un tanto desproporcionado.

En el otro extremo nos encontramos niños que ganan y humillan a su adversario, o que van fanfarroneando por ahí con sus éxitos. Ni lo uno ni lo otro. Hay que enseñar a los niños, lo que decíamos en el primer párrafo, que lo importante es participar y que para ello hay que prepararse y esforzarse en dar lo mejor de sí mismo.

Este aprendizaje se hace desde muy pequeño, cuando el niño empieza a jugar con sus padres. En muchas ocasiones éstos le dejan ganar para que el niño no se frustre y se sienta bien. Esto no está mal, a veces hay que dejarle ganar para que el niño tenga interés en mejorar, pero también hay que dejar que pierda para que no se crea que él todo lo puede, y luego se lleve un chasco con sus amigos que seguro no le van a dejar ganar.

El hecho de que el niño se enfade cuando pierde es una reacción normal. A nadie le gusta perder, y menos a un niño. Ellos lo viven como un fracaso, y como viven en el presente, el futuro les queda muy lejos, y por tanto les cuesta darse cuenta que "perder una batalla no significa perder la guerra". Uno siempre puede volver a intentarlo en otro momento, pero hay que estar preparado para ello.

Como padres debemos tener en cuenta una serie de aspectos:

Hay que ser consecuentes entre lo que decimos y hacemos. Tenemos que aprender también nosotros a perder y a medir nuestras reacciones. En el día a día hay que reconocer el mérito del que se esfuerza, del que mejora y no solamente del que gana (p. ej. hemos perdido el partido pero Luis lo ha dado todo).
Cuando el adulto gane o pierda con el niño o con otros, debe hacerle de modelo en sus reacciones (p. ej. "He ganado, pero no ha sido fácil, tirabas los balones con mucha fuerza", o "Felicidades, has ganado. Yo he perdido porque no he estado muy atento y me equivoqué tirando esa carta").
Es normal que tras perder uno se sienta un poco triste y decepcionado, pero no se deben permitir reacciones desproporcionadas (agresiones verbales, físicas o contra el material). Si se producen hay que dejar muy claro al niño que en esas condiciones no puede jugar y se queda fuera del grupo hasta que se calme.
Hay que mantener las formas. Se gane o se pierda hay que felicitar al adversario ("Felicidades lo has hecho muy bien") o solidarizarse con él ("Lo siento. Ha sido un placer jugar contigo").
Tanto los padres como los hijos tienen que aprender a hacer autocrítica para saber qué aspectos tiene uno que tener en cuenta para mejorar. Es más fácil criticar al otro que a uno mismo. Cuando el niño esté triste porque ha perdido, ayudadle a analizar el partido y hacedle preguntas sobre qué se podría haber evitado o qué se puede cambiar para la próxima vez, en función de su edad. Para poder hablar de la derrota a veces hay que esperar a que el niño se calme un poco y lo pueda ver con un poco de distancia. En el momento de la frustración es difícil dialogar y ver las cosas.
Se le debe enseñar a jugar limpio. Hay que establecer reglas y hay que respetarlas, por eso si son pequeños no debe haber muchas. Además, éstas no se pueden cambiar cuando a uno le interesa.
A ningún padre le gusta ver sufrir a su hijo, y a todos les gustaría que su hijo fuese el mejor, pero no puede ser. La vida no es siempre un camino de rosas y por tanto los niños tienen que aprender a tolerar la frustración y a sobreponerse de ella. Además, tienen que saber asumir la victoria, y que no se crean más de lo que son.

Alicia Banderas

Imagen de la portada del libro de Alicia Banderas 'Pequeños tiranos'



¿Cómo conseguir que los hijos sean responsables?

M. M. Ramos - COPE, 21 de enero 2010.

22-01-2010



La psicóloga Alicia Banderas ha presentado en COPE su libro “Pequeños tiranos”. En él relata cuáles son las claves para lograr que los niños desobedientes se conviertan en adolescentes responsables. En los micrófonos de La Tarde con Cristina ha realizado una consulta intensiva, analizando casos y situaciones en las que se ven inmersos los padres que tienen hijos con conductas “poco acordes a su edad”.

Los padres se ven en la tesitura muchas veces de ‘enfrentarse’ a unos hijos violentos, desobedientes e incontrolables. Este tipo de niños con actitudes “poco acordes a su edad” pueden transformarse en jóvenes obedientes si se tratan a tiempo. La psicóloga Alicia Banderas ha realizado una consulta intensiva en La Tarde con Cristina para mostrar lo que se debe o no se debe hacer.
“Hay claves e indicadores para saber cuando un niño está desarrollando la tiranía”, dice Banderas. Y es que, como ha explicado en COPE, hay unas cualidades básicas en la enseñanza de padres a hijos para conseguir este fin: “educar en la empatía”, para que los niños se den cuenta del daño que causan, y en “culpabilidad”, para que sus peticiones de perdón sean sinceras. Según la psicóloga, la falta de ambos aspectos, de la empatía y de la culpabilidad, provoca que tengan los niños “actos de crueldad poco acordes con su edad”.
Además de esto, y lo más importante y fundamental, “es la parte de la educación de los padres, el poner límites, establecer normas y ponerles en el lugar de los demás, que es el antídoto de la tiranía”, ha terminado Alicia Banderas. Todo esto se encuentra en su libro “Pequeños Tiranos”.

Sinopsis del libro
Cómo lograr que tus hijos pasen de ser niños desobedientes a adolescentes responsables. Agresividad, manipulación, falta de responsabilidad, escaso autocontrol, egoísmo, poca tolerancia a la frustración… son algunas de las conductas que exhiben cada vez más los niños y los adolescentes en la sociedad actual. En este libro, Alicia Banderas se vale de su amplia experiencia en el programa de televisión “Escuela de padres... en apuros” y hace un análisis del comportamiento de éstos y su repercusión en la educación de sus hijos. Ilustrado con numerosos casos prácticos tratados por la autora, Pequeños tiranos ofrece al lector las claves del problema, las técnicas y las estrategias de la psicología para aplicarlas de forma sencilla y efectiva. El libro trata un tema de plena actualidad: cómo evitar y reeducar el comportamiento dictatorial que cada vez presentan más niños. Para ello la autora se apoya en numerosos casos prácticos y reales, provenientes de su experiencia en el programa de TVE “Escuela de Padres... en apuros” y en su consulta privada.

Obedientes y Empáticos

Autoritarismo Vs. Dictadura
Los padres confunden autoritarismo con ejercer su autoridad. El autoritarismo es lo más parecido a una dictadura, asegura Banderas, ‘esto es así porque yo lo digo y se acabó’. Y esa actitud se equivoca con la de autoridad, que es la manera de ser reconocido desde el respeto. “Si quieres tener la autoridad como madre no hay que irse a una dictadura. Se puede conjugar la firmeza con el cariño”, afirma.
La psicóloga también advierte que querer ser ‘colega’ de los hijos es una actitud imprudente, “no tienes los mismos intereses que ellos”. Si no se les ‘entrena’ para asumir responsabilidades, al final sus decisiones no las asumen como propias y aunque las tomen, si no sale como esperan consideran que su efecto es culpa de otros.

“Toman decisiones como ejercicio de capricho, que luego no asumen como si fueran su responsabilidad. Ansían cosas en beneficio propio y deciden de forma inconsciente, sin meditar”.







Con claridad
Lo ideal, comenta Alicia Banderas, es que los niños aprendan a asumir responsabilidades casi como un juego, de tal manera que parezca que no suponen un esfuerzo, “eso le proporcionará autoestima y una gran autonomía”, comenta.
Según su experiencia, hay que transmitir de forma clara y específica lo que queremos. Si se trata de que vaya asumiendo tareas en el hogar, lo que nos puede parecer un mensaje simple como: “recoge tu habitación”, puede resultar ambiguo y poco preciso, ya que no sabe dónde está el límite para terminar. “Además, seguramente nuestra percepción del orden no se corresponde con la suya. Hay que estar con él e indicarle qué queremos”, añade.

¿Cuándo es demasiado tarde para darse cuenta de que la relación con nuestros hijos se nos ha ido de las manos? “Siempre estamos a tiempo de cambiarla. Siempre es más fácil empezar manejando las primeras rabietas de los niños. Evitar justificaciones diciendo: ‘es pequeño’. A partir de los seis años se ve que apuntan maneras. Pero si la comunicación ha llegado a un punto en el que está desestructurada, aunque sea difícil reconducirla, con tesón se logra”.

Un exceso de atención provoca situaciones de chantaje incluso de los más pequeños. Lo quieren tener todo y lo quieren ya. En un momento de rabieta, si “lo coges en brazos refuerzas su actitud para conseguir las cosas de ese modo. Al crecer pide cosas y vamos cediendo. Un hijo caprichoso es producto de un padre irresponsable y comodón”, dice Banderas.



Demasiados caprichos
La psicóloga añade que su experiencia le ha permitido observar que hay una desproporción entre el esfuerzo de los hijos y recompensa que dan los padres. “Se quejan de que no estudia ni pone la mesa, pero no le falta la recarga del móvil

Por contra, los adolescentes se quejan de falta de atención de los padres. “Un hijo tiene que saber que es querido y sentirlo”. En la conversación debe existir contacto visual, el niño tiene que ver que realmente es escuchado, no basta con oírle mientras se teclea en el ordenador.

“Por ejemplo, cuando se plantea el tema de las drogas o el sexo los padres se apresuran a juzgar y a dar consejo antes que a escuchar y convierten una conversación en un interrogatorio policial. A pesar de que ahora hay mayor comunicación no se ejercita de la mejor manera”, indica Banderas.

El hecho de que la edad para asumir la paternidad se haya elevado no implica, según la psicóloga, que hayan aumentado este tipo de conflictos familiares. Los problemas radican en las trabas emocionales como la culpabilidad o la sobreprotección. “Queremos hacer todo por ellos y estudiar pasa a ser su única responsabilidad. ‘Ya saldrán al mundo real. Mientras vivan en casa, que vivan como reyes’, dicen algunos padres. El cansancio también influye, la educación se resiente, todo acaba en ‘haz lo que quieras”, concluye

Entrevista a Alicia Banderas, autora de Pequeños tiranos

Entrevista a Alicia Banderas, autora de Pequeños tiranos
Hablamos con la psicóloga sobre su libro y los problemas que representa para los padres controlar a un niño tirano
Por María Arribas, en 3 de Febrero de 2010



Cúpula 2010
Agresividad, manipulación, falta de responsabilidad, escaso autocontrol, egoísmo, poca tolerancia a la frustración… son algunas de las conductas que exhiben cada vez más los niños y los adolescentes en la sociedad actual. En Pequeños Tiranos (Cúpula, Planeta 2010), la psicóloga Alicia Banderas se vale de su amplia experiencia en el programa de televisión «Escuela de padres… en apuros» y hace un análisis del comportamiento de éstos y su repercusión en la educación de sus hijos. Ilustrado con numerosos casos prácticos tratados por la autora, Pequeños tiranos ofrece al lector las claves del problema, las técnicas y las estrategias de la psicología para aplicarlas de forma sencilla y efectiva.
En Leergratis hablamos con la autora sobre su libro y sobre las calves para manejar a estos adolescenbtes y nuños problemáticos.
Leer gratis: Pequeños tiramos es un título muy representativo de la realidad que quiere transmitir, aunque no siempre sabemos muy bien de que estamos hablando cuando usamos esta expresión. ¿Qué se entiende realmente por un pequeño tirano?
Alicia Banderas: Bueno, hay que tener en cuenta que no todos los niños que son rebeldes son tiranos. Las pistas o cnsejos que puedo darte para reconocerlo, se podrían resumir de la siguiente forma:
Los que yo defino como pequeños tiranos, son niños que se muestran incapaces de percibir el daño que causan a los demás, entre ellos, a sus padres. Es decir, muestran falta de empatía. No hay cabida para la pena, ni la compasión. Por lo general, son niños que actúan con agresividad, violencia, amenazas, y que manipulan y desafían a sus padres pero no tienen ningún remordimiento de conciencia ni culpa tras el daño que les ha causado. La culpa es siempre de los demás.
Los niños tiranos mienten y se comportan de un modo vengativo. No tienen lágrimas de vergüenza, ni piden un perdón sincero por sus maléficas acciones. Muestran una crueldad poco acorde con la edad que tienen hacia sus padres, hermanos, compañeros, animales… Se sienten mejores a través del poder y de someter a los demás, sobre todo a al más débil, a su victima, que pueden ser sus padres (sobre todo su madre). Así creen que se ganan atención y respeto, una falsa autoestima, a través de la violencia de la que a veces llegan hasta disfrutar haciendo daño.


Otro punto importante para reconocerlos es que son niños que no entienden el sentido de la amistad real, simplemento no saben qué es eso. Se juntan con otros niños como compañeros de andanzas, pero no hay ningún vínculo de cariño que le una a ellos.
En cuanto al cumplimieno de las normas, los tiranos suelen transgredirlas. Los castigos apenas surten efecto porque no sienten miedo ni ansiedad ante estos. Es más, no atienden cuando se les llama la atención por sus malas conductas. Cuando son pequeños, cogen rabietas desproporcionadas para conseguir lo que quieren y por mucho que los padres intenten calmarles y entrar en razón, de poco vale, puesto que , al no aceptar ni respetar la autoridad de sus padres, tampoco cren que estos tengan derecho alguno a reprenderles.
De hecho, los niños tiranos no buscan la aprobación de sus padres. Esto hace, por ejemplo que se revelen contra el cumplimiento de las tareas que otros niños usan como elemnto de aprobación y valoración paternal como ordenar o recoger sus cosas … Sienten gran ansia por conseguir lo que se proponen sin anticipar las consecuencias y llevándose por delante a quien sea. El caso más claro es el de un niño que viene y te dice , refiriéndose a su madre; “la insulté porque no me dejaba dormir en casa de un amigo. Es decir, para los tiranos ,”el fin justifica los medios”. Se muestran impulsivos y con escaso autocontrol, saltan ante cualquier nimiedad que los enfurece y además son niños caprichosos que no toleran la frustración y qiue lo quieren todo y lo quieren ya.
LG: Asusta pensar que puede llegar a habr niños así… La pregunta es ¿Qué hace que un niño se convierta en un pequeño tirano? Quiero decir que, es obvio, que cualquier padre intenta hacer siempre aquello que es mejor para su hijo, ¿en qué estamos fallando?
AB: Como dices, está claro que un niño, de la noche a la mañana; no se convierte en un niño tirano, lo que sí es lógico es que muestre su rebeldía según va creciendo, rebeldía que tiene que ser bien canalizada y manejada por su padres. Pero hay niños con escasa empatía, es decir, que no perciben el daño que causan, ni tienen culpabilidad cuando se portan mal. Estos niños, de temperamento difícil, si son educados en base a un estilo permisivo, a un “todo vale” o “me tienes harta, haz lo que quieras” desencadena un explosivo que termina dando rienda suelta a toda su tiranía.
Es importante dejar caro en este punto que, por supuesto, los padres intentan hacer lo mejor para sus hijos, pero en nombre del amor también se cometen fallos como concederles cosas sin apenas esfuerzo y que no se han ganado.
Además, en los últimos años, estamos viviendo una tendencia de los padrews hacia el sentimiento de culpabilidad. Sienten que no pueden conciliar la vida familiar con la laboral y cuando llegan cansados y no han visto a sus hijos en todo el día, no quieren discutir ni reprender les por los malos comportamientos. En otras ocasiones, la sobreprotección les lleva a no delegar responsabilidades acordes con la edad del niño, y terminan viviendo en un mundo de algodones, y cuidado! Esto lo hacemos en nombre del amor, quizá la mayor muestra de amor es ponerles límites, aprender a decirles “no” y establecer normas en casa.
LG: En su libro presenta casos muy ejemplificativos de lo que pasa en muchos hogares. Me llama la atención, por ejemplo, el casi de Omar, un niño que tiene a su madre completamente esclavizada. ¿Cómo se revierte una situación así?
AB: Par evitar que esto suceda los padres demos ser conscientes de que hay que tomar las riendas, aunque nos cueste. Frecuentemente, hay padres y madres que normalizan la agresividad, se introducen en un círculo vicioso de gritos, amenazas e insultos como forma de relacionarse y son tratados por sus hijos con violencia. Hay que darse cuenta de que esa forma de relacionarse es muy peligrosa y hay que ejercer tolerancia cero ante las primeras faltas de respeto. Uno tiene que cambiar el rol, el padre o madre es la autoridad en casa. En casos tan extremos como el de Omar hay que pedir ayuda porque ellos actúan echándote un pulso mayor cuando te rebelas y gobiernas con firmeza y autoridad. Pero si unos padres continúan en el papel de víctima y siguen permitiéndolo, esto será el alimento para que sus hijos sigan retándoles, amedrentando, desafiando y llegando incluso a la agresión física (igual de importante que la psicológica). Estos adolescentes, normalmente tienen un temperamento agresivo e impulsivo difícil de manejar, por lo que supone un mayor reto para estos padres, que con esas mismas acciones en otro hijo podría haber servido para tener una muy buena relación.
LG: Pero, ¿qué pasa por la cabeza de un niño para llegar a comportarse de ese modo?

Facilitada por Planeta
AB: En la cabeza de estos chicos y chicas con estos indicadores hay una forma distorsionada de ver el mundo y de percibir su entorno. Piensas erróneamente que “la culpa siempre es de los demás” y se muestran fríos y egocéntricos. Para conseguir lo que desean y por su ansia en lograr lo que se proponen hacen “lo que les venga en gana” y “el fin justifica los medios”, capaces de ignorar o llevarse por delante a amigos, hermanos, profesores, o a sus propios padres, con tal de salirse con la suya.
LG: Otro de los casos que presenta es el de Alba, una niña a la que sus padres critican constantemente por su mal comportamiento. ¿Dónde está la frontera entre una reprimenda y el llegar a auto convencer a un niño de que es malo?
AB: Para que un niño obedezca no hay que amenazarle ni hacerle sufrir, ni avergonzarle o acomplejarle. Tenemos la manía de hacer sentir mal a la gente para que cambie y esto es un error. En mi opinión hay que elogiar los buenos comportamientos y reprender los malos. También hay que utilizar el diálogo, hablar con tu hijo, porque detrás de un niño que se porta mal hay muchas cosas que observar. Portarse mal es la inflamación visible pero la causa está en el interior, que es la verdadera “infección”.
LG: En los últimos meses hemos visto en las noticias varios casos de padres a los que se les ha apartado de sus hijos, o que han sufrido un proceso judicial por utilizar el famoso “cachete”. Hay quién piensa que lo estamos llevando todo demasiado a los extremos… ¿Cuál es su opinión en este sentido? ¿Está justificado el cachete en algún caso?
AB: Creo que la sentencia fue desproporcionada y se sacó de quicio. Aunque yo no soy partidaria de pegar ni del castigo físico. Si tu pegas cuando te sientes frustrada, le estás enseñando a tu hijo que cuando el se sienta frustrado, pegue. Los niños aprenden por imitación. De hecho, mi experiencia me dice, que los padres que utilizan el cachete o castigo físico, al final no lo ejercen de manera aislada, sino como una herramienta educadita habitual y a mí esto me parece peligroso e imprudente.
LG: Me pongo en la piel de una madre que no es capaz de conseguir que su hijo le obedezca…¿Qué se siente en una situación así? ¿Qué le dicen cuando llegan a su consulta?
AB: Los padres suelen sentir mucha impotencia y frustración, pero también culpabilidad que queda reflejada en frases como “¿qué he hecho yo para que mi hijo me trate así?”, indefensión “Yo no me merezco esto”. Normalmente la verdadera realidad de lo que sucede en sus hogares te la cuentan en la segunda o tercera sesión. Primero, comentan que su hijo no les hace caso, se salta las normas, que ha bajado el rendimiento en los estudios, porque se avergüenzan de lo que les está pasando. Mi primera actuación va encaminada en eliminar la vergüenza y disminuir la culpabilidad, ya que desde la culpa no ven salida y se encuentran hundidos y no se puede ejercer la autoridad, intento cambiarla por responsabilidad ya que esto si lleva a la acción sin sentimientos negativos.
LG: Si el proceso es duro para los padres, tampoco para los hijos debe de ser fácil asumir que su comportamiento debe cambiar… ¿Cuál es el proceso que sigue, como experta en este tipo de problemas, para lograr la cooperación de los menores?
AB: Es una intervención ardua y difícil. Lo que hago es ganarme su confianza, no les juzgo y trato de ponerme en su piel para saber qué les lleva a pensar así. A partir de ahí, intento que conecten con el dolor ajeno (generar empatía poniéndose en el lugar de la otra persona), les ayudo a pensar en otras alternativas para comportarse de otra manera. Les enseño habilidades de comunicación y relación, así como a que sus actos no les salgan gratuitos, esto lo hago con la ayuda e intervención de sus padres. También pacto con ellos que hagan actividades que les motiven, pero sobre todo, en las que se sientan poderosos y válidos pero nunca a través de la violencia.
LG: Usted no es nueva en la psicología ¿ha notado mucho cambio en la conducta de niños y adolescentes desde que comenzó a ejercer?
AB: Hace aproximadamente diez años que comencé a ejercer y he notado un cambio en el estilo educativo que ha pasado del autoritarismo “por que yo lo digo!” al permisivo “haz lo que quieras”, se ha manejado imprudentemente esta libertad. Ahora para ganarse la confianza de sus hijos quieren ser amigos, en vez de padres. Un padre o una madre nunca puede ser amigo de sus hijos para eso ya se los sabe buscar ellos.
LG: Muchas veces se habla de la influencia que pueden estar ejerciendo los medios de comunicación en todo este proceso. Ciertamente, los mismos dibujos animados han cambiado, quiero decir que yo recuerdo mi infancia hablando de Heidi y Marco o de la Abeja Maya y no de Pokemon que luchan unos contra otros, por no hablar de los programas que, inadecuadamente, se exhiben sin pudor en horario infantil ¿Cuál es su opinión en todo este asunto?
AB: La agresividad se aprende por imitación pero eso no quiere decir que aunque la aprendan luego lleguen a actuar con violencia. Ejercer la violencia depende de más variables, unas que son personales y otras del entorno, más que del hecho en sí de observar modelos violentos en los medios o en sus juegos. Aún así, claro que influye pero no determina.
Es cierto que para un niño habituado a ver violencia, a veces no sepa diferenciar lo que es agresivo de lo que no. Esa línea es muy delgada, y sobre todo, no suelen estar acompañados de los padres para filtrar esa información y decirles lo inapropiado de estos modelos agresivos para poder cuestionarlos.

Alicia Banderas co-presenta el programa Escuela para Padres
LG: Después de ver tantos casos de menores que acaban manipulando a sus padres y a sus amigos, ¿no se siente uno un poco defraudado con la sociedad que tenemos?
AB: Yo soy muy optimista porque veo cómo con ayuda (que es lo que hace falta) las familias salen adelante. Y porque estos casos extremos no son los habituales, tan sólo son los que mayor ruido hacen y mayor escándalo social provocan. Hay chicos y chicas estupendos con un gran sentido de la responsabilidad y solidaridad, y estos son los más.
LG: Finalmente, qué aconsejaría a un padre o madre que crea que su hijo está empezando a convertirse en un pequeño tirano?
AB: Que no caiga en el error de pensar que cuando madure pasará todo. Plantearse retomar su autoridad. No hay que dejarlo pasar, si no se frena, va a más. Si uno no puede solo tiene que pedir ayuda a un psicólogo, al médico de familia, a Servicios sociales, etc.
LG: Muchas gracias por responder a nuestras preguntas y mucha suerte con Pequeños Tiranos.

Eduard Punset pide “cambiar de opinión” para lograr la innovación y, en tiempos de crisis, “aprovechar el cerebro

Eduard Punset pide “cambiar de opinión” para lograr la innovación y, en tiempos de crisis, “aprovechar el cerebro”
escrito por Atala Martín el 02.Feb, 2010, categoría Entrevistas
El divulgador científico Eduardo Punset recomendó que para innovar hay que “estar dispuesto a cambiar de opinión” como lo hacen los simios y no emular a los homínidos que “no lo hacen ni muertos”. Este consejo, indicó que se hace más necesario precisamente en tiempos de crisis que es, a su juicio, cuando se debe “aprovechar el cerebro“.
Durante la entrega de los II Premios Innovación de la revista ‘Muy interesante’, Punset señaló que para innovar es preciso emplear, en primer lugar, lo que está disponible al alcance de cada uno. “Los homínidos habéis utilizado las interacciones desde que habéis nacido. No se puede innovar hoy en día sin la multidisciplinareidad“, apostilló.
Punset dirigió la gala de entrega de los galardones que, según el director de la publicación, José Pardina, premian esa “chispa de genio” que hace a la humanidad evolucionar en vez de extinguirse.
Así, los premiados fueron: City Safety del Volvo XC60 (Volvo), en la categoría de automoción; Untable de soja de Vivesoy (Grupo Pascual), en la categoría de alimentación; Project Nadal Xbox (Microsoft), en la categoría Imagen y Sonido; HP Photosmart Premium (HP), en Informática; Sea Touch (Tissot), en la categoría de Moda.
Además, en la categoría de Medio Ambiente, el premio recayó en el secador de manos de Dyson (Dyson); en Electrónica Doméstica, fue premiado Braun Satine Brush (Procter & Gamble); la aplicación Colaborad@ (Unidad de Grandes Empresas de Telefónica España) ganó la categoría de Telecomunicación; mientras que el premio en la categoría de Salud fue a parar a Textil Inteligente (Scutum) y, por último, el galardón en materia de Cosmética se destinó a Eye Magic (Veld’s).
Asimismo, los seguidores de ‘Muy Interesante’ otorgaron el premio especial de los lectores al televisor Samsung Led serie 8000, de Samsung. Los finalistas al galardón –cuatro por cada una de las diez categorías– fueron seleccionados entre más de 200 propuestas de participación.
El jurado estuvo compuesto por el periodista y divulgador Eduardo Punset; el director del Museo Nacional de Ciencia y Tecnología , Ramón Núñez Centella; la consejera delegada del DDI, Elisa Sáinz; el diseñador José María Cruz Novillo; la escritora Angela Vallvey; el experto en tecnologías de consumo Chema Lapuente; la experta en belleza de ‘El País Semanal’ Beatriz Peña y por los directores de ‘Muy Interesante’, José Pardina, y de ‘Autopista’, Juan Carlos Payo
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Newton manipulaba números y Galileo no probó la rotación de la Tierra
escrito por Atala Martín el 25.Jan, 2010, categoría Aprende a vivir
El académico Alfonso Velasco ha expuesto en Valladolid algunos ‘fraudes’ de la historia de la ciencia, como que Isaac Newton manipulaba los números para conseguir el resultado deseado o que Galileo Galilei, padre del método experimental, nunca probó el movimiento rotatorio de la Tierra.
Velasco ha pronunciado en Valladolid el discurso inaugural del nuevo curso de la Real Academia de Medicina y cirugía de esta ciudad, que ha versado sobre el fraude en la ciencia y en la literatura.
“Galileo, padre del método experimental, no llevó a cabo los famosos experimentos que probaban el movimiento rotatorio de la Tierra”, ha explicado el profesor, quien también ha afirmado que Newton manipulaba y adulteraba algunos cálculos “para hacer coincidir las cifras con sus conveniencias”.
“Newton escribió seis millones de palabras, de los que dos estaban dedicados a la ciencia y cuatro a la alquimia, la superstición y al unitarismo“, una corriente de pensamiento teológico que afirmaba la unidad de Dios y negaba la existencia de la Santísima Trinidad, ha destacado.
Entre los fraudes científicos más graves ha citado la falsificación de resultados, y ha puesto como ejemplo a William Summerlin, investigador que pintó manchas negras en unos ratones para demostrar trasplantes de piel imposibles en animales.
La inflación del currículum, el robo de trabajos en descubrimientos trascendentes como la insulina, el envío del mismo artículo a varias revistas con forma distinta para disimularlo o el sabotaje de experimentos son algunas de las prácticas que Velasco ha introducido en su discurso.
“Tengo un amigo que dice que en los trabajos científicos actuales hay más firmantes que cobayas”, ha ironizado el académico, quien también ha señalado como prácticas supuestamente fraudulentas llevadas a cabo por la comunidad científica la utilización tendenciosa de datos o la omisión de determinados autores en las bibliografías de los trabajos.
“Los científicos engañan desde siempre y no son sólo los mediocres quienes lo hacen“, ha resumido el profesor, quien ha opinado que los investigadores no pueden ser considerados como “sacerdotes”, pues proceden de una sociedad “enferma, con carencias, miserias y maldad”.
El consejero de Sanidad de Castilla y León, Francisco Javier Álvarez Guisasola, que ha asistido al acto, ha definido la academia como un “elemento fundamental” para articular la sociedad médica y científica, pues mantiene el espíritu crítico en relación con la ciencia y la docencia.
Durante la inauguración del nuevo curso académico se han entregado doce premios a trabajos de investigación destacados durante 2009.
El acto se ha celebrado en el Palacio de los Vivero, dependencia histórica construida en 1440, en la que se celebró en 1469 la boda entre los Reyes Católicos, y el cual fue desde 1475 sede de la Real Chancillería.
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Ver la televisión aumenta el riesgo de muerte
escrito por Atala Martín el 16.Jan, 2010, categoría Aprende a vivir
Pasar más de cuatro horas diarias frente al televisor aumenta el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares e incluso el de morir, revela un estudio científico divulgado por medios australianos.
Según los investigadores, las probabilidades de sufrir enfermedades cardiovasculares en los que pasan más de 240 minutos al día ante la pantalla de televisión son un 80% superior a la de quienes no lo hacen y las de morir ascienden un 46%.
En concreto, cada hora delante de un televisor representa un 11 por ciento más de riesgo de muerte, de acuerdo a la investigación realizada en 8.800 personas y que se publica en “Circulation: Journal of the American Heart Association”.
El científico David Dunstan, del Baker IDI Heart and Diabetes Institute, en la ciudad australiana de Melbourne, señaló que el problema proviene de la falta de movilidad que impide que el organismo procese de manera adecuada azúcares y grasas.
No importa que se hagan ejercicios diarios, el daño viene del tiempo prolongado que uno se pasa sentado ante una pantalla, según Dunstan.
Las 8.800 personas estudiadas, de entre 25 y 50 años de edad y que se unieron al proyecto entre 1999 y 2000, realizaban entre media hora y una hora de ejercicios diarios y, sin embargo, 284 murieron en seis años.
Dunstan indicó que se centraron particularmente en los casos de gente que vive pegado a la televisión, pero las conclusiones son aplicables a cualquier otra actividad sedentaria, como quienes se pasan el día jugando al ordenador .
El científico recordó que “el cuerpo humano está diseñado para moverse“, no para pasarse la vida en una silla.
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Una ración de frutos secos al día reduce el riesgo de sufrir diabetes
escrito por Atala Martín el 15.Jan, 2010, categoría Comida sana
La Unidad de Nutrición Humana de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de Reus (Tarragona) ha demostrado que la ingesta de una ración de frutos secos al día mejora la salud cardiovascular y reduce el riesgo metabólico de diabetes.
Hasta ahora no se había realizado ningún estudio para saber si los frutos secos podrían mejorar la resistencia a la insulina, un estadio previo a la aparición de diabetes.
Desde Reus, comenzaron a investigar el problema con un grupo de voluntarios no diabéticos con síndrome metabólico –es decir con alteraciones metabólicas que condicionan un mayor riesgo de diabetes o enfermedades vasculares– a través de un estudio llamado Efinut.
El estudio consistió en recomendarles durante 12 semanas una dieta baja en grasa y saludable desde el punto de vista de prevención cardiovascular. La mitad de los voluntarios, además, recibieron 30 gramos al día de una mezcla de frutos secos.
Los primeros resultados constataron que aquellos que incorporaron a su dieta los frutos secos mejoraron diferentes parámetros relacionados con el riesgo de desarrollar alguna enfermedad cardiovascular y redujeron significativamente su resistencia a la insulina. Esto sugiere que consumir frutos secos podría reducir el riesgo de desarrollar alguna de estas enfermedades.
El estudio ha sido financiado por el Ministerio de Educación y Ciencia, el Instituto de Salud Carlos III y el International Nut and Dried Fruit Council Fundation. Los resultados han sido publicados recientemente en la prestigiosa revista ‘Nutrition, Metabolism and Cardiovascular Disease’.
Más información en: http://www.sabormediterraneo.com/salud/tablas_caloricas.htm
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Alicia Banderas publica ‘Pequeños tiranos’ para evitar las conductas agresivas de los hijos
escrito por Atala Martín el 14.Jan, 2010, categoría Paz y reposo
La psicóloga y educadora Alicia Banderas ha publicado su libro ‘Pequeños tiranos’ (Libros Cúpula) dirigido a los padres para enseñarles a evitar en sus hijos conductas como la agresividad, manipulación, falta de responsabilidad, escaso autocontrol, egoísmo y la poca tolerancia a la frustración, entre otras.
Así, la autora analiza qué está fallando para poner freno a las conductas dictatoriales de los hijos, comparte sus reflexiones y proporciona consejos para encontrar los errores más comunes y las fisuras más frecuentes en la comunicación y mejorar así las relaciones con los adolescentes.
El libro responde a lo largo de seis capítulos a preguntas como ¿qué hacer para que los hijos obedezcan?, ¿cómo poner fin a las faltas de respeto?, ¿qué hacer para calmar su ira? o ¿cómo frenar sus exigencias?, ilustrando la información con casos prácticos como conflictos familiares y sus diagnósticos.
En concreto, la obra pretende hacer reflexionar sobre la importancia del refuerzo positivo, sobre cómo enseñar a los hijos a obedecer y a cumplir con sus responsabilidades, sobre el concepto de la responsabilidad, el autocontrol y los estilos educativos.
Alicia Banderas Sierra es licenciada en Psicología y está especializada en psicología clínica, educativa y sexológica desde un enfoque cognitivo-conductual. Además, copresenta y colabora en el programa de TVE ‘Escuela de padres… en apuros’ y ha sido galardonada con el Primer Premio de Periodismo del Colegio Oficial de Psicólogos de Madrid.
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Hallan un mecanismo que genera hiperinsulina durante tratamiento con corticoides
escrito por Atala Martín el 13.Jan, 2010, categoría Aprende a vivir
Un grupo de investigadores del Instituto de Bioingeniería de la Universidad Miguel Hernández (UMH) ha descubierto los mecanismos que conducen a la generación de hiperinsulinemia durante el tratamiento prolongado con corticoides, fármacos que se utilizan habitualmente en la práctica clínica.
La investigación, en la que también ha trabajado los Centros de Diabetes (CIBER) y de Enfermedades Metabólicas Asociadas (CIBERDEM), ha sido publicada en la revista ‘Endocrinology‘.
El estudio ha sido destacado por la revista de mayor difusión clínica y básica en endocrinología ‘Endocrine News’, ya que permite conocer en mayor profundidad la relación entre la terapia con corticoides y la diabetes, con el fin de plantear estrategias que disminuyan estos efectos secundarios.
El tratamiento con glucocorticoides, como la dexametasona, se utiliza como antiinflamatorio en múltiples enfermedades.
Sin embargo, su uso prolongado no está exento de efectos secundarios, ya que los corticoides pueden llevar a la aparición de resistencia a la insulina y a hiperglucemia, han añadido las mencionadas fuentes académicas.
En condiciones normales, las células beta-pancreáticas, responsables de la secreción de insulina, pueden compensar este efecto liberando mayor cantidad de insulina para normalizar los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, si esta compensación es insuficiente, puede desarrollarse diabetes.
En este trabajo, realizado en ratas sometidas a tratamientos farmacológicos de dexametasona, los investigadores han descubierto los mecanismos “in vivo que permiten a las células beta-pancreáticas adaptarse a esta situación generando una mayor secreción de insulina”.
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Descubren un gen que ayudará a detectar el cáncer de próstata más agresivo
escrito por Atala Martín el 12.Jan, 2010, categoría Aprende a vivir
Científicos estadounidenses han descubierto que una mutación genética puede ayudarles a detectar los casos de cáncer de próstata agresivos y, por tanto, tratarlos de manera más eficaz.
El estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, ha analizado 4.849 casos de cáncer de próstata agresivo que se había diseminado y otros 12.205 casos en los que el crecimiento del tumor era lento.
Y descubrió que en los pacientes en los que se había detectado la mutación genética previamente el riesgo de padecer un cáncer más agresivo era un 26% mayor.
Los investigadores señalan el potencial clínico de este descubrimiento para analizar la predisposición a padecer cáncer de los hombres con esta variación genética y su tratamiento temprano.
El doctor Jianfeng Xu, profesor de la escuela de Medicina de la Universidad de Wake Forest University (Carolina del Norte) y director de la investigación señaló que este hallazgo permitirá saber cómo distinguir en los primeros momentos de desarrollo del cáncer de qué tipo de tumor se trata.
“En principio, es una prueba para demostrar que hay variantes en el genoma que influyen en los diferentes tipos de cáncer de próstata”, dijo Jianfeng Xu.
De momento, el doctor reconoce que este indicador genético tiene utilidad clínica limitada pero espera que analizando otras variables genéticas sirvan para predecir a qué hombres les afecta el cáncer de próstata agresiva en un momento en el que se pueda curar.
El cáncer de próstata es el más común entre los hombres estadounidenses junto con el de piel, según The American Cancer Society’s, y es la segunda causa de muertes de cáncer entre los varones de este país. La primera es el cáncer de pulmón.
En 2009 se diagnosticaron en Estados Unidos 192.280 nuevos casos de cáncer de próstata y en ese año fallecieron 27.360 hombres por esta tipo de cáncer, según datos de esta organización.
No obstante, el estudio indica que la mayoría de los cánceres diagnosticados el tumor crece lentamente y permanece localizado, lo que permite su tratamiento. La sociedad estadounidense de lucha contra el cáncer subraya que más de dos millones de hombres que han padecido cáncer de próstata en su vida lo superaron, y la tasa de fallecimientos está disminuyendo en parte por los esfuerzos médicos en la detección temprana.

Alicia Banderas: "Los padres no pueden ser amigos de sus hijos"

Alicia Banderas: "Los padres no pueden ser amigos de sus hijos"
La psicóloga es la autora del libro 'Pequeños tiranos' con el que da a conocer que es lo hay detrás de los adolescentes que se portan mal y las claves para evitarlo
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ALBERT DOMÈNECH | Barcelona | 26/01/2010 | Actualizada a las 02:37h | Ciudadanos
Seguro que hay muchos padres y madres que en algún momento de su vida se han sentido frustrados con la actitud o determinadas acciones de sus hijos. Es el momento de hacerse preguntas como, ¿he sabido educar bien a mi hijo? O ¿qué es lo que hemos hecho mal? Alicia Banderas es licenciada en Psicología por la Universidad Autónoma de Madrid y lleva más de diez años tratando profesionalmente la conducta de los niños y adolescentes. La presentadora del programa "Escuela de padres…en apuros" da consejos teóricos y prácticos en su libro recién publicado "Pequeños tiranos", dónde explica algunas claves para lograr que nuestros hijos pasen de ser niños desobedientes a adolescentes responsables. Una tarea educativa que, según ella, corresponde en su totalidad, a los padres, que deben encontrar con sus hijos el equilibrio entre la autoridad y el cariño y saber poner unos límites a tiempo. De no hacerlo, y según los casos, los niños pueden llegar a convertirse en auténticos tiranos, mostrando insensibilidad al dolor ajeno y perdiendo completamente el respeto a sus progenitores. En el libro, Banderas aplica técnicas y estrategias de la psicología actual y aunque deja claro que "los padres perfectos no existen", también quiere lanzar un mensaje positivo y tranquilizador a muchas familias: Siempre se está tiempo de cambiar la relación con tu hijo y a los adolescentes no hay que demonizarlos por norma, "ya que la gran mayoría llegarán a ser responsables, cooperativos y con un gran sentido de ayuda y de solidaridad". Que así sea.

Alicia presenta el programa de televisión 'Escuela de padres...en apuros' / Rosanne Olson
Los dos grandes errores de los padres
La psicóloga Alicia Banderas deja claro en todo momento que no existen los padres y las madres perfectos. Todos cometemos errores. Aún así, cree que hay dos de ellos, que son los peores que pueden cometer los padres en la educación de sus hijos. Son estos:

-No delegar responsabilidades en sus hijos, sino que los tratan como en un mundo entre algodones.

-Hacen un intercambio poco proporcionado entre el esfuerzo y la recompensa y los caprichos que les dan. Ellos mismos saben que no merecen muchas cosas que les dan, pero son incapaces de decir no a sus hijos y les dan de todo.
-¿Cuál es la definición que más se adecúa a la de un niño tirano y qué diferencia hay con la rebeldía habitual que se da en ellos en esta etapa de su vida?
-Es verdad que hay que diferenciar entre el niño tirano y el niño que es más desobediente, y se salta algunas normas.

-Hábleme de los primeros…
-Te voy a dar dos cualidades esenciales. Un niño tirano tiene una insensibilidad ante el dolor ajeno, es decir, se muestra incapaz de ver el daño que causa a los demás, y sobre todo a los padres. No tienen remordimientos de conciencia ante sus malos comportamientos. Y eso va unido a que no tienen sentimiento de culpa, la culpa es siempre de los demás. Hay muchos adolescentes que dicen, es que insulté o agredí a mi madre porque no me dejó salir.

-Tienen una realidad distorsionada de las cosas…
-Exactamente, es una falta de capacidad de ponerse en la piel de los demás y de percibir el daño que causan y un bajo remordimiento de conciencia, esos serían los principales indicadores.

-Para no preocupar a muchos padres que nos puedan estar leyendo. ¿Cómo pueden ellos ser capaces de discernir entre un niño rebelde y un futuro tirano?
-Hay comportamientos propios de la adolescencia o de la preadolescencia. Por ejemplo, hay comportamientos con niños de diez u once años que son muy comunes y muy normales, como cuando se distancian de los padres y tienen una rebeldía consustancial a la propia adolescencia. Digamos que es un ensayo para la vida adulta, de pequeño está haciendo todo lo que le dicen sus padres y luego sale al mundo y tiene que aprender esas habilidades que todos hemos aprendido a base de algunos conflictos, eso es normal. Lo peligroso es cuando el adolescente hace caso omiso, se salta normas y no se pone en la piel de los padres. Hay una agresividad que acaba por atemorizar a los propios padres con actitudes que amedrentan. Ahí están echando un pulso, y ya podemos hablar de niños tiranos porque solo quieren salirse con la suya.

-Y ahí ya tenemos un primer indicador de que la cosa no va por el buen camino…
-Sí, y otra cualidad que podemos señalar es su gran egocentrismo, ansia por conseguir lo que ellos se proponen llevándose por delante lo que sea. Hay adolescentes que pueden transgredir una norma, y dos y tres, pero no hay esa maldad o esa insensibilidad hacia los padres. Esos adolescentes al final son capaces de pedir perdón o reconocer que se han pasado. Sin embargo, los niños tiranos son incapaces de pedir un perdón sincero porque no lo sienten. Y lo tienes en los casos de estos chicos que son capaces de grabar imágenes con el móvil de cómo pegan a alguien. No se están poniendo en la piel del otro chaval, y ahí hay unas muestras de insensibilidad que en las casas se traducen en tiranía, son los reyes de la casa y las normas las marcan ellos.

-¿Por qué se decidió por el calificativo de tirano? En el fondo siguen siendo niños o adolescentes, parece una contradicción…
-Hay mucha literatura e investigaciones al respecto. Yo me he basado mucho en las informaciones de Vicente Garrido, que es un criminólogo muy importante en España, y que ha estudiado mucho este tema y también los califica de esta forma. Llevo más de diez años dedicándome a los adolescentes y a veces siempre se los ha demonizado mucho. Así que también decidí tratar a los padres y hacer escuelas de padres, ya que veía que ellos confundían la rebeldía con la tiranía. Busqué información y vi que ya se les definía así, no es algo que me haya inventado yo, pero que sirve perfectamente para expresar ese comportamiento peligroso.

-Usted dice que no todos los niños son tiranos, ni mucho menos. Eso quiere decir que no nacen tiranos, sino que se hacen con el tiempo. ¿Hay que buscar culpables?
-La tiranía como tal tiene una predisposición genética, puede formar parte del temperamento con el que nacemos. Por eso a veces decimos, este niño que difícil es, cuando hay otro que no lo es tanto. Hay padres que tienen varios hijos y pueden con uno y con el otro no. Hay una predisposición genética a la tiranía pero no quiere decir que ya predetermine que vaya a ser un niño tirano. La acción educativa y el estilo educativo que utilizan los padres son fundamentales.

-Entremos en el terreno de los padres, de la familia. Mucha responsabilidad.
-Sí, lo que ocurre es que cuando estos niños son muy difíciles por esta tiranía normalmente los padres, como no son perfectos, y eso es imposible, tienen mucha dificultad para controlarles, para ponerles límites y al final utilizan un estilo permisivo. Estos niños que tienen este comportamiento, unido a un estilo permisivo es lo que hace que sea un cóctel explosivo.

-Dice en el libro que a partir de los seis años ya se pueden detectar en el niño ciertos indicadores de tiranía, pero que es algo difícil de ver por parte de los padres, especialmente por motivos laborales porque pasan mucho tiempo fuera de casa…
-Sí, es cierto. Vamos a ver, para ayudarles debo decir que normalmente estos niños tienen muy poco miedo o ansiedad sobre el castigo. Cuando se les reprende por alguna conducta se muestran con unas actitudes desafiantes. También se muestran muy impulsivos, tienen muy poca tolerancia con la frustración. Lo puedes ver con los juguetes, cuando cogen una rabieta desproporcionada cuando no se les da lo que piden. A veces, tienen actos de crueldad muy poco acordes con la edad, como pegar a alguien o romper algo con mucha rabia, incluso con los animales.

-Cita en el libro varios estilos educativos, el autoritario, el democrático y el permisivo. Imagino que con su experiencia con los padres se ha encontrado con muchas familias que ya no saben que rumbo tiene que seguir con la educación de sus hijos. ¿Usted cuál recomienda?
-En un principio muchos padres no son capaces de establecer dos cosas que son fundamentales, poner límites y decir que no. Lo que pasa es que hay padres que les cuesta mucho decir que no a sus hijos, y se lo dan todo y rápido. Ellos se tienen que armar de valor para saber que no pueden ser amigos de sus hijos, ni ganarse su confianza para luego darles todo. Los padres tienen que ser padres, y eso pasa por poner límites y establecer unas normas con sus hijos. A veces también, algunas de estas normas tienen que ser unilaterales y las tienen que poner los padres. Otras ya serán negociadas con los niños.

-Me consta que algunos ya lo hacen, pero que ni así consiguen dominar a sus hijos…
-Es que ante este tipo de comportamientos rebeldes de los hijos tú te tienes que hacer aún más fuerte. Como él te vea como víctima muy vulnerable, se crecerá y se alimentará ante esta vulnerabilidad. Lo que ocurre es que hay mucho complejo de los padres, que huyendo del estilo autoritario que ellos vivieron, no quieren aplicarlo ahora para sus hijos, pensando que la confianza que se puede lograr con los niños es a través del colegueo. Eso es un error, siempre digo que los padres no pueden ser amigos de sus hijos, los amigos ya se los buscan ellos. Lo que pasa es que un padre puede ser autoritario, y muy cariñoso a la vez, esa sería la autoridad verdadera. No hay que confundir el autoritarismo con la autoridad.

-Imagino que desde la culpabilidad tampoco se puede ejercer la autoridad…
-Exactamente, por la dificultad de conciliar el trabajo con la familia, a veces llegas a casa y lo haces cansado. ¿Y qué ocurre? Que tú no quieres brega con un hijo y al final se lo das todo. Y entonces algunos niños te hacen chantaje emocional y la culpabilidad se apodera de los padres y las madres que no pueden ser firmes. Tanto la culpa como el huir del autoritarismo o incluso la sobreprotección que hay ahora, son malas.

-La teoría del péndulo. Hemos pasado del autoritarismo al todo vale…
-Sí, es como si no hubiéramos manejado bien toda esta libertad, una libertad tan buena. Pienso que ahora las familias sí que se comunican mejor que antes, hablan de muchos más temas, el tiempo es menor pero puede ser de más calidad. Lo que pasa es que dentro de esta comunicación hay veces que hay una línea de colegueo que se pasa de la frontera hasta el punto de perderles el respeto a los padres.

-Un respeto que los padres deben intentar ganarse cuanto antes. ¿O también es posible hacerlo cuando el hijo llega a los 15 o 16 años?
-Si no te los has ganado antes, a los 15 años los hijos pueden pasar absolutamente de sus padres. Pienso que siempre se está a tiempo de cambiar la relación con tu hijo, y de eso tenemos pruebas, pero está claro que si empiezas antes será más fácil. La autoridad no se impone, se gana. Y la forma de ganarla es siendo firme, y compensarlo con el cariño cuando sea necesario.

-Hay muchos padres que piensan que una buena forma de ganarse el respeto de sus hijos es con un cachete a tiempo. Creo que usted está en contra de los cachetes educativos…
-Sí, yo no soy partidaria de pegar nunca, porque lo que he observado es que cuando un padre o una madre pegan, al final lo utilizan como herramienta educativa, y que es algo que no hacen aisladamente. Un niño no deja de comportarse mal porque tu le pegues, eso antes quizás funcionaba más, pero ahora no. Incluso hay una parte de la ley que la tiene de su parte, hay hijos que denuncian a sus padres. También lo veo negativo porque si tú pegas a tu hijo cuando estás frustrado porque no puedes con él, lo que les estás enseñando es que cuando se está frustrado, se pega. Y el niño al final imita la violencia de sus padres. Estoy a favor de reprender las acciones, pero nunca con el cachete educativo.

-En el libro habla de la importancia de aplicar el refuerzo positivo. ¿Qué debemos entender por este concepto?
-Refuerzo positivo es que a veces para que aumente la probabilidad de que un niño se porte bien y haga cosas buenas, tenemos que elogiar esos comportamientos y aplaudirlos. Al final tienes una sensación tan motivadora que lo que haces es volver a hacer igual de bien las cosas o vas por ese camino. A veces etiquetamos a los hijos de vagos e irresponsables y ya no saben salir de ahí, de esa parte negativa. Para que el niño pueda salir de esa crítica constructiva, necesita también que nos fijemos en lo que ha hecho bien. A veces lo que más quieren los niños es la atención de sus padres, así que es recomendable esa atención, buenas palabras y elogios a cosas que hagan bien. Es un buen crecimiento para su autoestima.

-Habrá algún caso, y seguro que tú has vivido más de uno, en el que todos estos consejos no sirvan a corto plazo, y se necesite ayuda profesional. ¿Cómo podemos detectar que hay que pasar del tratamiento en casa a la consulta?
-Cuando los padres empiezan a dudar de que hay algo no están haciendo bien, es una duda que te invade y que intentas quemar cartuchos pero que enseguida ves que se te va de las manos. Esto es una forma de reconocer que ya no estás pudiendo con tu hijo, entonces lo mejor es pedir ayuda porque el siguiente paso es que tu hijo ha podido contigo, y ahí hay una línea muy delgada. Y lo que pasa es que hay muchos padres que no se acaban de dar cuenta de que sus hijos les tratan con violencia y lo acaban normalizando como una actitud normal. Por eso digo tolerancia cero a la primera falta de respeto. A la primera falta de respeto donde haya amenazas, gritos y sed de venganza hay que pedir ayuda a un especialista.

-En su libro no habla mucho del papel de la escuela, y también es una parte importante en la educación de los niños…
-Los niños tienen que ir a la escuela educados desde casa, la educación es en casa porque es ahí donde les transmites a tus hijos los valores que tú quieres. El sistema educativo lo único que puede hacer es complementar o compensar, pero nunca puede suplir la educación de un hijo.

-Son muchos los consejos y claves que da en su libro pero la conclusión con la que me quedo es que esto de educar a un hijo es algo muy, muy serio, y aquí no existen ni Supernannys ni padres perfectos…
-No, desgraciadamente no existen. En la generación de los que ahora tienen 30 o 40 años he detectado que los padres quieren proyectar su éxito en sus hijos, quieren ser los padres perfectos, y eso no puede ser, y por eso se mete la pata. Al final lo que haces es convertir tu hijo en alguien caprichoso sólo por no quererle privar de cosas especiales. Por eso se consumen tantos programas de televisión y libros porque parece que queramos los niños perfectos y de forma inmediata. Y eso es imposible, las cosas llevan su tiempo (Sonríe).