El agua es uno de los cuatro elementos que más comunica, que tiene el poder de transformarse. Masaru Emoto, japonés de origen, se auto denomina “mensajero del agua” y viaja alrededor del mundo para hablar sobre las bondades de la misma.
Y ¿qué es lo que trasmite el agua? Emoto, comenzó experimentando con mensajes sencillos con el agua: gracias y te odio. El agua con el primer mensaje (positivo) creó una imagen bella.
Masaru Emoto ha escrito numerosos libros, destacan: El poder curativo del agua, Oráculo de los cristales de agua y El espíritu del agua.
Sus viajes y experiencias con agua lo llevan alrededor del mundo para difundir su mensaje.
Masaru Emoto llegó a esta redacción para hablar de su mensaje de conciencia sobre el uso y abuso del agua, sobre los avances que se han registrado en el movimiento a partir del despertar de la conciencia, no de uno sino de muchos que han visto como el agua turbia se limpia si se le habla en un buen tono o se le dice una palabra positiva: “Es una felicidad encontrar un espacio para difundir el mensaje, yo soy un mensajero del agua”. Y continuó la charla hablando de la evolución de su proyecto, el cual se ha expandido por el mundo gracias a la fe de las personas.
Guadalajara 2020 es la fundación invitó al doctor Emoto, quien vino a la ciudad para hacer demostraciones de su mensaje del agua. En su visita dio un par de conferencias y hasta se reunió con niños en el Museo El Globo para hablarles del agua y de la energía que se imprime en ella a través de mensajes, tanto positivos como negativos.
Finalmente los pequeños se quedaron con el mensaje de Masaru Emoto y conocieron y experimentaron con el agua.
Las imágenes de Emoto han recorrido el mundo y la web, mostrando el resultado de sus años de observación.
“El agua puede curar” aseveró y continuó: “los mensajes se imprimen a través de la energía, de ese fluido que corre a través de distintas frecuencias. Las palabras tienen una fuerza mucho mayor y una influencia clara en este versátil elemento”.
Ser positivos y cuidadosos en el uso del agua, por que el agua es vida. Tras un mensaje cargado de buena vibra se despidió y nos dejó un par de gotas de conciencia.
domingo, 23 de mayo de 2010
Los Errores más Frecuentes
Desarrollar un plan de negocio y dejarse guiar por él, estudiar la competencia, realizar un análisis de mercado... Son algunos de los consejos y recomendaciones básicas cuando se pretende emprender un negocio. Nada que no se aprenda con una consulta a las Cámaras de Comercio. Sin embargo, el salto de la teoría a la práctica no es sencillo y salir al mercado supone encontrarse con algún escollo imprevisto.
¿Cuáles son los errores más frecuentes? ¿Cómo se pueden evitar antes de que se produzcan? elEconomista ha recopilado los 10 errores y dificultades más frecuentes que pueden llevar un proyecto emprendedor al fracaso, a través de la experiencia de doce emprendedores.
1 No saber aclimatarse a las funciones de empresario
Ser empresario conlleva adquirir nuevas funciones y rutinas, entre ellas la gestión de licencias, trámites, administración, burocracia... No saber adaptarse a este rol de gestión puede derivar en un fracaso emprendedor.
"La parte administrativa es la que más cuesta: lidiar con el papeleo, los contratos... Es algo que requiere tiempo", reflexiona Javier Garrido, uno de los fundadores de El ajuar de María, pyme especializada en la fabricación de vajillas.
Coincide en ello María José Estrella, impulsora de Maralis: "No es lo mismo conocer el funcionamiento del mundo empresarial que el oficio de empresario. Tienes que ir aprendiendo día a día".
Juan Antonio García, fundador de la productora Noosferamedia, también señala que "tienes que ir poniéndote al día en cosas nuevas que no conocías. Si nunca has sido empresario antes, cuesta".
2 Confiar en la buena voluntad de socios e inversores
Un segundo escollo que se puede encontrar en el camino viene derivado de la relación con socios e inversores. En este sentido Sergio Medina, director de Tuymilmas, lo tiene claro: "No voy a tener una posición minoritaria en los negocios en los que me implique".
Ésa es la lección que aprendió de sus proyectos empresariales anteriores. "En su día me equivoqué en confiar en la buena voluntad de la gente. Tuve socios que dejaron de lado el negocio y yo no tenía capacidad de hacer fuerte mi presencia para reconducirlo. Veía que se iba a hundir y no podía hacer nada. Ahí pequé de inocente".
3 Descuidar la persona en quien se delegan algunas funciones
Un tercer error, derivado del anterior, tiene que ver con la selección de la persona adecuada sobre la que delegar varias funciones.
Gabriel Alemany, creador de la tienda de material deportivo Basketspirit, considera que al principio es necesario estar muy encima del proyecto: "Si no ves de primera mano lo que está pasando no puedes diagnosticar la situación. Y cuando te das cuenta es demasiado tarde. He ido aprendiendo cosas, como por ejemplo que tienes que estar encima de lo que hace tu asesor, por más que lo haga con buena voluntad. No puedes dar nada por sentado".
4 Descuidar la oferta de profesionales disponibles
Federico Martín tuvo una idea: construir casas de madera prefabricadas como solución habitacional. Así fue como montó Casamisura. Pero encontró un escollo: "En España la arquitectura en madera es optativa en la carrera, por lo que no había muchos especialistas y tuve que dedicar mucho esfuerzo a encontrar uno".
La lección que se desprende de su experiencia es que no se debe descuidar la oferta de profesionales disponibles en el mercado antes de aventurarse con un negocio que requiera una especialización técnica.
5 No saber romper la barrera del intrusismo sectorial
Se puede tener una buena idea, un plan de negocio bien estudiado, poner en marcha una estructura fiable... pero encontrarse con la dificultad de acceder a proveedores y socios comerciales por ser nuevo en el sector.
"A nosotros directamente hubo empresas que no nos hicieron caso cuando fuimos a pedirles presupuesto", recuerda Ataulfo Arróspide, fundador de Noñoño, una pyme especializada en el sector textil, donde aterrizó sin experiencia.
6 Dejarse seducir por la imagen de marca
Al iniciar un nuevo proyecto empresarial hay que poner en marcha muchos frentes. ¿A cuál hay que dedicarle más recursos?
Maica Malavé cree que, en su caso, "quería que la imagen de mi empresa fuera espectacular y me gasté lo que no estaba escrito en crear la imagen corporativa. Me dejé deslumbrar", dice sobre su empresa de delantales. En su caso contrató.
7 Poner los gustos personales por encima del mercado
Lo que le gusta a un emprendedor puede que no sea lo que le guste a los consumidores. En este sentido, dejarse llevar por las preferencias personales -especialmente en la selección de productos- en lugar de analizar las demandas del mercado es un error que puede dejar el proyecto en una difícil situación.
Es lo que les sucedió a María Luis Fernández de Loaysa y su socia cuando montaron La Bañista, una tienda de antigüedades donde se puede comprar ropa y complementos con historia. "Al principio, comprábamos prendas y objetos que luego nos costaba vender. Creo que nos equivocamos de criterio a la hora de escoger", afirma esta emprendedora. "Hemos ido aprendiendo a ser más selectivas, a comprar más artículos y de más calidad".
8 No contar con que un mercado global conlleva negociar en otros idiomas
Operar en un meracado global significa enfrentarse a la barrera idiomática. Los responsables de Tot a Lot, una pyme que diseña ropa para bebés gemelos, se dio cuenta de ello "cuando tuvimos que contratar la confección de los patrones en Portugal", dice Daniel Bezares, uno de sus socios fundadores.
"La interacción con otro idioma complica y eso nos ha provocado muchas idas y venidas en los primeros prototipos". Más aún si se trata de buscar proveedores asiáticos. Esto también se aplica a los consumidores, especialmente si el producto o servicio se quiere sacar al mercado exterior.
9 No darse cuenta de cuándo se ha llegado al fracaso
Uno de los errores en los que incurren muchos emprendedores es no darse cuenta de cuándo ha llegado el momento de echar el cierre. Si la facturación y ritmo de ventas no cumple el plan de negocio es una señal de aviso.
Otra es marcarse plazos, como hace Daniel Aguirre, un emprendedor que ha lanzado varios proyectos relacionados con arte y showrooms. "No todo lo que hagas va a salir bien. "Si lanzas un negocio y a los tres meses ves que no funciona, lo mejor es cerrarlo y probar con otra idea, de lo contrario acabas perdiendo tu tiempo y tu dinero", es la lección que él ha aprendido.
10 Esperar demasiado en dar el primer paso
A veces se tiene la idea, la inversión y el modelo de negocio... pero se demora demasiado en dar el primer paso, lo que puede dar ventaja a la competencia.
Daniel Mediavilla, fundador del portal de cashback eBonus, cuenta que "tardé mucho en dar forma a mi idea y cuando me lancé ya habían surgido otras empresas similares".
¿Cuáles son los errores más frecuentes? ¿Cómo se pueden evitar antes de que se produzcan? elEconomista ha recopilado los 10 errores y dificultades más frecuentes que pueden llevar un proyecto emprendedor al fracaso, a través de la experiencia de doce emprendedores.
1 No saber aclimatarse a las funciones de empresario
Ser empresario conlleva adquirir nuevas funciones y rutinas, entre ellas la gestión de licencias, trámites, administración, burocracia... No saber adaptarse a este rol de gestión puede derivar en un fracaso emprendedor.
"La parte administrativa es la que más cuesta: lidiar con el papeleo, los contratos... Es algo que requiere tiempo", reflexiona Javier Garrido, uno de los fundadores de El ajuar de María, pyme especializada en la fabricación de vajillas.
Coincide en ello María José Estrella, impulsora de Maralis: "No es lo mismo conocer el funcionamiento del mundo empresarial que el oficio de empresario. Tienes que ir aprendiendo día a día".
Juan Antonio García, fundador de la productora Noosferamedia, también señala que "tienes que ir poniéndote al día en cosas nuevas que no conocías. Si nunca has sido empresario antes, cuesta".
2 Confiar en la buena voluntad de socios e inversores
Un segundo escollo que se puede encontrar en el camino viene derivado de la relación con socios e inversores. En este sentido Sergio Medina, director de Tuymilmas, lo tiene claro: "No voy a tener una posición minoritaria en los negocios en los que me implique".
Ésa es la lección que aprendió de sus proyectos empresariales anteriores. "En su día me equivoqué en confiar en la buena voluntad de la gente. Tuve socios que dejaron de lado el negocio y yo no tenía capacidad de hacer fuerte mi presencia para reconducirlo. Veía que se iba a hundir y no podía hacer nada. Ahí pequé de inocente".
3 Descuidar la persona en quien se delegan algunas funciones
Un tercer error, derivado del anterior, tiene que ver con la selección de la persona adecuada sobre la que delegar varias funciones.
Gabriel Alemany, creador de la tienda de material deportivo Basketspirit, considera que al principio es necesario estar muy encima del proyecto: "Si no ves de primera mano lo que está pasando no puedes diagnosticar la situación. Y cuando te das cuenta es demasiado tarde. He ido aprendiendo cosas, como por ejemplo que tienes que estar encima de lo que hace tu asesor, por más que lo haga con buena voluntad. No puedes dar nada por sentado".
4 Descuidar la oferta de profesionales disponibles
Federico Martín tuvo una idea: construir casas de madera prefabricadas como solución habitacional. Así fue como montó Casamisura. Pero encontró un escollo: "En España la arquitectura en madera es optativa en la carrera, por lo que no había muchos especialistas y tuve que dedicar mucho esfuerzo a encontrar uno".
La lección que se desprende de su experiencia es que no se debe descuidar la oferta de profesionales disponibles en el mercado antes de aventurarse con un negocio que requiera una especialización técnica.
5 No saber romper la barrera del intrusismo sectorial
Se puede tener una buena idea, un plan de negocio bien estudiado, poner en marcha una estructura fiable... pero encontrarse con la dificultad de acceder a proveedores y socios comerciales por ser nuevo en el sector.
"A nosotros directamente hubo empresas que no nos hicieron caso cuando fuimos a pedirles presupuesto", recuerda Ataulfo Arróspide, fundador de Noñoño, una pyme especializada en el sector textil, donde aterrizó sin experiencia.
6 Dejarse seducir por la imagen de marca
Al iniciar un nuevo proyecto empresarial hay que poner en marcha muchos frentes. ¿A cuál hay que dedicarle más recursos?
Maica Malavé cree que, en su caso, "quería que la imagen de mi empresa fuera espectacular y me gasté lo que no estaba escrito en crear la imagen corporativa. Me dejé deslumbrar", dice sobre su empresa de delantales. En su caso contrató.
7 Poner los gustos personales por encima del mercado
Lo que le gusta a un emprendedor puede que no sea lo que le guste a los consumidores. En este sentido, dejarse llevar por las preferencias personales -especialmente en la selección de productos- en lugar de analizar las demandas del mercado es un error que puede dejar el proyecto en una difícil situación.
Es lo que les sucedió a María Luis Fernández de Loaysa y su socia cuando montaron La Bañista, una tienda de antigüedades donde se puede comprar ropa y complementos con historia. "Al principio, comprábamos prendas y objetos que luego nos costaba vender. Creo que nos equivocamos de criterio a la hora de escoger", afirma esta emprendedora. "Hemos ido aprendiendo a ser más selectivas, a comprar más artículos y de más calidad".
8 No contar con que un mercado global conlleva negociar en otros idiomas
Operar en un meracado global significa enfrentarse a la barrera idiomática. Los responsables de Tot a Lot, una pyme que diseña ropa para bebés gemelos, se dio cuenta de ello "cuando tuvimos que contratar la confección de los patrones en Portugal", dice Daniel Bezares, uno de sus socios fundadores.
"La interacción con otro idioma complica y eso nos ha provocado muchas idas y venidas en los primeros prototipos". Más aún si se trata de buscar proveedores asiáticos. Esto también se aplica a los consumidores, especialmente si el producto o servicio se quiere sacar al mercado exterior.
9 No darse cuenta de cuándo se ha llegado al fracaso
Uno de los errores en los que incurren muchos emprendedores es no darse cuenta de cuándo ha llegado el momento de echar el cierre. Si la facturación y ritmo de ventas no cumple el plan de negocio es una señal de aviso.
Otra es marcarse plazos, como hace Daniel Aguirre, un emprendedor que ha lanzado varios proyectos relacionados con arte y showrooms. "No todo lo que hagas va a salir bien. "Si lanzas un negocio y a los tres meses ves que no funciona, lo mejor es cerrarlo y probar con otra idea, de lo contrario acabas perdiendo tu tiempo y tu dinero", es la lección que él ha aprendido.
10 Esperar demasiado en dar el primer paso
A veces se tiene la idea, la inversión y el modelo de negocio... pero se demora demasiado en dar el primer paso, lo que puede dar ventaja a la competencia.
Daniel Mediavilla, fundador del portal de cashback eBonus, cuenta que "tardé mucho en dar forma a mi idea y cuando me lancé ya habían surgido otras empresas similares".
El Cerebro Emocional o Cerebro Limbico
El cerebro humano está formado por varias zonas diferentes que evolucionaron en distintas épocas. Cuando en el cerebro de nuestros antepasados crecía una nueva zona, generalmente la naturaleza no desechaba las antiguas; en vez de ello, las retenía, formándose la sección más reciente encima de ellas.
Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.
La parte más primitiva de nuestro cerebro, el llamado ‘cerebro reptil’, se encarga de los instintos básicos de la supervivencia -el deseo sexual, la búsqueda de comida y las respuestas agresivas tipo ‘pelea-o-huye’.
En los reptiles, las respuestas al objeto sexual, a la comida o al predador peligroso eran automáticas y programadas; la corteza cerebral, con sus circuitos para sopesar opciones y seleccionar una línea de acción, obviamente no existe en estos animales.
Sin embargo, muchos experimentos han demostrado que gran parte del comportamiento humano se origina en zonas profundamente enterradas del cerebro, las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.
‘Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo’, dice el neurofisiólogo Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.
Nuestro cerebro primitivo de reptil, que se remonta a más de doscientos millones de años de evolución, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes.
Es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres (y es mejor que no derramemos lágrimas de cocodrilo por esto).
EL SISTEMA LÍMBICO O CEREBRO EMOCIONAL
El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, la amígdala cerebral (no debemos confundirlas con las de la garganta).
Estos centros ya funcionan en los mamíferos, siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión.
En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas
El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy incuestionable.
Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer la expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste.
Los monos a las que fue extirpada la amígdala manifestaron un comportamiento social en extremo alterado: perdieron la sensibilidad para las complejas reglas de comportamiento social en su manada. El comportamiento maternal y las reacciones afectivas frente a los otros animales se vieron claramente perjudicadas.
Los investigadores J. F. Fulton y D. F. Jacobson, de la Universidad de Yale, aportaron además pruebas de que la capacidad de aprendizaje y la memoria requieren de una amígdala intacta: pusieron a unos chimpancés delante de dos cuencos de comida.
En uno de ellos había un apetitoso bocado, el otro estaba vacío. Luego taparon los cuencos. Al cabo de unos segundos se permitió a los animales tomar uno de los recipientes cerrados.
Los animales sanos tomaron sin dudarlo el cuenco que contenía el apetitoso bocado, mientras que los chimpancés con la amígdala lesionada eligieron al azar; el bocado apetitoso no había despertado en ellos ninguna excitación de la amígdala y por eso tampoco lo recordaban.
El sistema límbico está en constante interacción con la corteza cerebral. Una transmisión de señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y el neocórtex trabajen juntos, y esto es lo que explica que podamos tener control sobre nuestras emociones.
Hace aproximadamente cien millones de años aparecieron los primeros mamíferos superiores. La evolución del cerebro dio un salto cuántico. Por encima del bulbo raquídeo y del sistema límbico la naturaleza puso el neocórtex, el cerebro racional.
A los instintos, impulsos y emociones se añadió de esta forma la capacidad de pensar de forma abstracta y más allá de la inmediatez del momento presente, de comprender las relaciones globales existentes, y de desarrollar un yo consciente y una compleja vida emocional.
Hoy en día la corteza cerebral, la nueva y más importante zona del cerebro humano, recubre y engloba las más viejas y primitivas. Esas regiones no han sido eliminadas, sino que permanecen debajo, sin ostentar ya el control indisputado del cuerpo, pero aún activas.
La corteza cerebral no solamente ésta es el área más accesible del cerebro: sino que es también la más distintivamente humana. La mayor parte de nuestro pensar o planificar, y del lenguaje, imaginación, creatividad y capacidad de abstracción, proviene de esta región cerebral.
Así, pues, el neocórtex nos capacita no sólo para solucionar ecuaciones de álgebra, para aprender una lengua extranjera, para estudiar la Teoría de la Relatividad o desarrollar la bomba atómica. Proporciona también a nuestra vida emocional una nueva dimensión.
Amor y venganza, altruismo e intrigas, arte y moral, sensibilidad y entusiasmo van mucho más allá de los rudos modelos de percepción y de comportamiento espontáneo del sistema límbico.
Por otro lado -esto se puso de manifiesto en experimentos con pacientes que tienen el cerebro dañado-, esas sensaciones quedarían anuladas sin la participación del cerebro emocional. Por sí mismo, el neocórtex sólo sería un buen ordenador de alto rendimiento.
Los lóbulos prefrontales y frontales juegan un especial papel en la asimilación neocortical de las emociones. Como ‘manager’ de nuestras emociones, asumen dos importantes tareas:
En primer lugar, moderan nuestras reacciones emocionales, frenando las señales del cerebro límbico.
En segundo lugar, desarrollan planes de actuación concretos para situaciones emocionales. Mientras que la amígdala del sistema límbico proporciona los primeros auxilios en situaciones emocionales extremas, el lóbulo prefrontal se ocupa de la delicada coordinación de nuestras emociones.
Cuando nos hacemos cargo de las preocupaciones amorosas de nuestra mejor amiga, tenemos sentimientos de culpa a causa del montón de actas que hemos dejado de lado o fingimos calma en una conferencia, siempre está trabajando también el neocórtex.
Esas primitivas partes del cerebro humano siguen operando en concordancia con un estereotipado e instintivo conjunto de programas que proceden tanto de los mamíferos que habitaban en el suelo del bosque como, más atrás aún en el tiempo, de los toscos reptiles que dieron origen a los mamíferos.
La parte más primitiva de nuestro cerebro, el llamado ‘cerebro reptil’, se encarga de los instintos básicos de la supervivencia -el deseo sexual, la búsqueda de comida y las respuestas agresivas tipo ‘pelea-o-huye’.
En los reptiles, las respuestas al objeto sexual, a la comida o al predador peligroso eran automáticas y programadas; la corteza cerebral, con sus circuitos para sopesar opciones y seleccionar una línea de acción, obviamente no existe en estos animales.
Sin embargo, muchos experimentos han demostrado que gran parte del comportamiento humano se origina en zonas profundamente enterradas del cerebro, las mismas que en un tiempo dirigieron los actos vitales de nuestros antepasados.
‘Aun tenemos en nuestras cabezas estructuras cerebrales muy parecidas a las del caballo y el cocodrilo’, dice el neurofisiólogo Paul MacLean, del Instituto Nacional de Salud Mental de los EE.UU.
Nuestro cerebro primitivo de reptil, que se remonta a más de doscientos millones de años de evolución, nos guste o no nos guste reconocerlo, aún dirige parte de nuestros mecanismos para cortejar, casarse, buscar hogar y seleccionar dirigentes.
Es responsable de muchos de nuestros ritos y costumbres (y es mejor que no derramemos lágrimas de cocodrilo por esto).
EL SISTEMA LÍMBICO O CEREBRO EMOCIONAL
El sistema límbico, también llamado cerebro medio, es la porción del cerebro situada inmediatamente debajo de la corteza cerebral, y que comprende centros importantes como el tálamo, hipotálamo, el hipocampo, la amígdala cerebral (no debemos confundirlas con las de la garganta).
Estos centros ya funcionan en los mamíferos, siendo el asiento de movimientos emocionales como el temor o la agresión.
En el ser humano, estos son los centros de la afectividad, es aquí donde se procesan las distintas emociones y el hombre experimenta penas, angustias y alegrías intensas
El papel de la amígdala como centro de procesamiento de las emociones es hoy incuestionable.
Pacientes con la amígdala lesionada ya no son capaces de reconocer la expresión de un rostro o si una persona está contenta o triste.
Los monos a las que fue extirpada la amígdala manifestaron un comportamiento social en extremo alterado: perdieron la sensibilidad para las complejas reglas de comportamiento social en su manada. El comportamiento maternal y las reacciones afectivas frente a los otros animales se vieron claramente perjudicadas.
Los investigadores J. F. Fulton y D. F. Jacobson, de la Universidad de Yale, aportaron además pruebas de que la capacidad de aprendizaje y la memoria requieren de una amígdala intacta: pusieron a unos chimpancés delante de dos cuencos de comida.
En uno de ellos había un apetitoso bocado, el otro estaba vacío. Luego taparon los cuencos. Al cabo de unos segundos se permitió a los animales tomar uno de los recipientes cerrados.
Los animales sanos tomaron sin dudarlo el cuenco que contenía el apetitoso bocado, mientras que los chimpancés con la amígdala lesionada eligieron al azar; el bocado apetitoso no había despertado en ellos ninguna excitación de la amígdala y por eso tampoco lo recordaban.
El sistema límbico está en constante interacción con la corteza cerebral. Una transmisión de señales de alta velocidad permite que el sistema límbico y el neocórtex trabajen juntos, y esto es lo que explica que podamos tener control sobre nuestras emociones.
Hace aproximadamente cien millones de años aparecieron los primeros mamíferos superiores. La evolución del cerebro dio un salto cuántico. Por encima del bulbo raquídeo y del sistema límbico la naturaleza puso el neocórtex, el cerebro racional.
A los instintos, impulsos y emociones se añadió de esta forma la capacidad de pensar de forma abstracta y más allá de la inmediatez del momento presente, de comprender las relaciones globales existentes, y de desarrollar un yo consciente y una compleja vida emocional.
Hoy en día la corteza cerebral, la nueva y más importante zona del cerebro humano, recubre y engloba las más viejas y primitivas. Esas regiones no han sido eliminadas, sino que permanecen debajo, sin ostentar ya el control indisputado del cuerpo, pero aún activas.
La corteza cerebral no solamente ésta es el área más accesible del cerebro: sino que es también la más distintivamente humana. La mayor parte de nuestro pensar o planificar, y del lenguaje, imaginación, creatividad y capacidad de abstracción, proviene de esta región cerebral.
Así, pues, el neocórtex nos capacita no sólo para solucionar ecuaciones de álgebra, para aprender una lengua extranjera, para estudiar la Teoría de la Relatividad o desarrollar la bomba atómica. Proporciona también a nuestra vida emocional una nueva dimensión.
Amor y venganza, altruismo e intrigas, arte y moral, sensibilidad y entusiasmo van mucho más allá de los rudos modelos de percepción y de comportamiento espontáneo del sistema límbico.
Por otro lado -esto se puso de manifiesto en experimentos con pacientes que tienen el cerebro dañado-, esas sensaciones quedarían anuladas sin la participación del cerebro emocional. Por sí mismo, el neocórtex sólo sería un buen ordenador de alto rendimiento.
Los lóbulos prefrontales y frontales juegan un especial papel en la asimilación neocortical de las emociones. Como ‘manager’ de nuestras emociones, asumen dos importantes tareas:
En primer lugar, moderan nuestras reacciones emocionales, frenando las señales del cerebro límbico.
En segundo lugar, desarrollan planes de actuación concretos para situaciones emocionales. Mientras que la amígdala del sistema límbico proporciona los primeros auxilios en situaciones emocionales extremas, el lóbulo prefrontal se ocupa de la delicada coordinación de nuestras emociones.
Cuando nos hacemos cargo de las preocupaciones amorosas de nuestra mejor amiga, tenemos sentimientos de culpa a causa del montón de actas que hemos dejado de lado o fingimos calma en una conferencia, siempre está trabajando también el neocórtex.
Yoga para los niños
Los alumnos de cuarto y sexto de primaria de la escuela pública Sant Josep, de Sant Vicenç dels Horts (Barcelona) alternan las tradicionales clases de matemáticas o lengua con la práctica del yoga dentro del horario lectivo con el propósito de mejorar su concentración y, si es posible, sus notas.
Después de la hora del patio, a mediodía, los escolares dedican un día a la semana a realizar durante una hora los movimientos de yoga especialmente pensados y diseñados para ellos por un equipo que coordina Blanca Franco, una maestra y profesora de yoga convencida de los beneficios de esta técnica para aumentar el rendimiento académico.
Los ejercicios de respiración y relajación y los estiramientos ayudan a los niños a concentrarse y les inyectan vitalidad, según Franco, que subraya que, además, los escolares suelen encontrarse al acabar la sesión más tranquilos, contentos y motivados. La iniciativa de esta escuela pública del área metropolitana de Barcelona es única en España, aunque en países como la India los alumnos practican el yoga con normalidad en las escuelas.
Es habitual que algunas escuelas introduzcan unos minutos de relajación entre clase y clase para atenuar el cansancio de los niños y predisponer su ánimo para retomar el trabajo lectivo después del patio o de la pausa para comer, pero la práctica del yoga de forma estructurada y permanente dentro del horario lectivo era algo todavía sin explorar hasta ahora en España. "La experiencia la empezamos el pasado mes de septiembre y todavía es pronto para poder valorar los resultados desde un punto de vista científico, pero los maestros sí que han notado ya que la atención de los estudiantes se ha afinado", asegura Blanca Franco.
Los alumnos de cuarto (9 y 10 años) y sexto (11 y 12 años) son los que realizan la experiencia mientras que los de quinto son el grupo de control -que no hace yoga- y que servirá para comparar los resultados.
El yoga Iyengar, que es el que se practica en esta escuela, permite a los alumnos conectarse a sí mismos y ser conscientes de su estado de ánimo, lo que les ayuda también en el plano emocional, según destaca la promotora de la iniciativa, que afirma también que los niños ganan flexibilidad y fortaleza física. Blanca Franco asegura que "no hay ningún niño que diga que no le gusten las clases de yoga", aunque a algunos les cuesta menos que a otros moverse y realizar las posturas que se les pide. La profesora lo atribuye al carácter más racionalista o más creativo de los niños: "quizás algunos son más de ciencias y se sienten más estirados". "Pero todos vienen contentos porque ven los resultados y notan que luego se sienten mejor", apunta.
Además de los niños, los profesores y los padres de los niños implicados en el proyecto también reciben clases de yoga en el centro con el objetivo de que los beneficios reviertan también más allá de las aulas. La escuela Sant Josep ha centrado su práctica del yoga, que se define "como la capacidad de mantener la mente presente y enfocada totalmente en la actividad que estamos desarrollando", en las posturas del Asana, que armonizan el trabajo del cuerpo físico con las emociones y la mente. Cuando están en la clase de yoga, los alumnos intentan mantener el cuerpo en acción y la mente alerta a través de las posturas para afinar así la atención, según explica la profesora.
El curso que viene la escuela continuará con el proyecto y, si el resultado es positivo, la voluntad del equipo de dirección de la escuela Sant Josep es extenderlo a todos los alumnos.
Después de la hora del patio, a mediodía, los escolares dedican un día a la semana a realizar durante una hora los movimientos de yoga especialmente pensados y diseñados para ellos por un equipo que coordina Blanca Franco, una maestra y profesora de yoga convencida de los beneficios de esta técnica para aumentar el rendimiento académico.
Los ejercicios de respiración y relajación y los estiramientos ayudan a los niños a concentrarse y les inyectan vitalidad, según Franco, que subraya que, además, los escolares suelen encontrarse al acabar la sesión más tranquilos, contentos y motivados. La iniciativa de esta escuela pública del área metropolitana de Barcelona es única en España, aunque en países como la India los alumnos practican el yoga con normalidad en las escuelas.
Es habitual que algunas escuelas introduzcan unos minutos de relajación entre clase y clase para atenuar el cansancio de los niños y predisponer su ánimo para retomar el trabajo lectivo después del patio o de la pausa para comer, pero la práctica del yoga de forma estructurada y permanente dentro del horario lectivo era algo todavía sin explorar hasta ahora en España. "La experiencia la empezamos el pasado mes de septiembre y todavía es pronto para poder valorar los resultados desde un punto de vista científico, pero los maestros sí que han notado ya que la atención de los estudiantes se ha afinado", asegura Blanca Franco.
Los alumnos de cuarto (9 y 10 años) y sexto (11 y 12 años) son los que realizan la experiencia mientras que los de quinto son el grupo de control -que no hace yoga- y que servirá para comparar los resultados.
El yoga Iyengar, que es el que se practica en esta escuela, permite a los alumnos conectarse a sí mismos y ser conscientes de su estado de ánimo, lo que les ayuda también en el plano emocional, según destaca la promotora de la iniciativa, que afirma también que los niños ganan flexibilidad y fortaleza física. Blanca Franco asegura que "no hay ningún niño que diga que no le gusten las clases de yoga", aunque a algunos les cuesta menos que a otros moverse y realizar las posturas que se les pide. La profesora lo atribuye al carácter más racionalista o más creativo de los niños: "quizás algunos son más de ciencias y se sienten más estirados". "Pero todos vienen contentos porque ven los resultados y notan que luego se sienten mejor", apunta.
Además de los niños, los profesores y los padres de los niños implicados en el proyecto también reciben clases de yoga en el centro con el objetivo de que los beneficios reviertan también más allá de las aulas. La escuela Sant Josep ha centrado su práctica del yoga, que se define "como la capacidad de mantener la mente presente y enfocada totalmente en la actividad que estamos desarrollando", en las posturas del Asana, que armonizan el trabajo del cuerpo físico con las emociones y la mente. Cuando están en la clase de yoga, los alumnos intentan mantener el cuerpo en acción y la mente alerta a través de las posturas para afinar así la atención, según explica la profesora.
El curso que viene la escuela continuará con el proyecto y, si el resultado es positivo, la voluntad del equipo de dirección de la escuela Sant Josep es extenderlo a todos los alumnos.
Educar con Entusiasmo
¿Por qué educar es educar con entusiasmo?
By Carlos Aldana M... - Posted on 30 noviembre 2009
Hola, quiero compartirles este artículo que escribí en mi página hace poco.
¿Por qué escribir sobre el entusiasmo, si se puede escribir sobre competencias, políticas públicas, metodología, administración, sistema educativo, etcétera? ¿Por qué este esfuerzo afectivo y emocional por la educación?
Porque no es casual la imposición de una visión tecnócrata de la educación.
Porque esa visión está basada en la imposición de una pedagogía fría, mediocre, NO COMPROMETIDA CON LA VIDA, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD.
Porque es más fácil manipular y controlar nuestros pensamientos y conocimientos que nuestros sentimientos sobre la educación.
PORQUE EN UN MUNDO DE TANTO CONOCIMIENTO, NUESTRA TAREA PEDAGÓGICA ES AYUDAR A CREAR LA SABIDURÍA PARA USAR MEJOR ESE CONOCIMIENTO. Y ESA SABIDURÍA DEPENDE DE LA EMOCIÓN POR LA VIDA.
¿Por qué en un mundo de tanto dolor, injusticia y pobreza, NO APRENDEMOS A DARLE LUGAR A LA ALEGRÍA, LA CONFIANZA, EL ENCUENTRO PLENO? ¿Qué ganamos, qué vamos a dejar en este mundo, desde nuestra educación y pedagogía llenas de formalismo, de seriedad, de imposición y de irrespeto?¿No ganamos más, no hacemos mejor este mundo, si en lugar de un saber memorizado contribuimos a lograr una emoción de vivir instalada en cada corazón de quien se educa con nosotros?
Los efectos de esta conexión entre educación y entusiasmo.
¿Por qué escribir sobre el entusiasmo, si se puede escribir sobre competencias, políticas públicas, metodología, administración, sistema educativo, etcétera? ¿Por qué este esfuerzo afectivo y emocional por la educación?
Porque no es casual la imposición de una visión tecnócrata de la educación.
Porque esa visión está basada en la imposición de una pedagogía fría, mediocre, NO COMPROMETIDA CON LA VIDA, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD.
Porque es más fácil manipular y controlar nuestros pensamientos y conocimientos que nuestros sentimientos sobre la educación.
PORQUE EN UN MUNDO DE TANTO CONOCIMIENTO, NUESTRA TAREA PEDAGÓGICA ES AYUDAR A CREAR LA SABIDURÍA PARA USAR MEJOR ESE CONOCIMIENTO. Y ESA SABIDURÍA DEPENDE DE LA EMOCIÓN POR LA VIDA.
¿Por qué en un mundo de tanto dolor, injusticia y pobreza, NO APRENDEMOS A DARLE LUGAR A LA ALEGRÍA, LA CONFIANZA, EL ENCUENTRO PLENO? ¿Qué ganamos, qué vamos a dejar en este mundo, desde nuestra educación y pedagogía llenas de formalismo, de seriedad, de imposición y de irrespeto? ¿No ganamos más, no hacemos mejor este mundo, si en lugar de un saber memorizado contribuimos a lograr una emoción de vivir instalada en cada corazón de quien se educa con nosotros?
Los efectos de esta conexión entre educación y entusiasmo.
1. Permite asumir a un educador o educadora entusiasta como alguien:
Que evidencia ALEGRÍA DE VIVIR Y ALEGRÍA DE EDUCAR
Que contagia, moviliza, genera interés por el conocimiento.
2. El entusiasmo tiene una doble naturaleza: DIDÁCTICA Y ÉTICA.
Por eso también tiene un sentido revolucionario. Sólo con un ejercicio cotidiano y profundo del entusiasmo en la educación (vinculado críticamente con la realidad), puede hacer de la educación la revolución de la vida y el mundo. Enseñar política sin sentimientos y emociones políticas, es racionalizar el ejercicio de transformación del mundo. El entusiasmo crea capacidades didácticas pero también genera sentimientos y compromisos con la vida en todas sus expresiones.
3. Vivir plenamente que EDUCAR ES EDUCAR CON ENTUSIASMO.
Sin entusiasmo podemos enseñar, capacitar, transmitir información, pero NUNCA EDUCAR (porque esto significa transformar la vida –individual y colectivamente-). Y para transformar la vida:
Hay que convencer desde adentro.
Hay que movilizar.
Hay que ayudar a crear significados, compromisos.
Hay que CREAR GOZO DE APRENDER BASADO EN EL GOZO DE VIVIR.
4. El entusiasmo es CAUSA Y EFECTO de:
- Inteligencia emocional, social y ecológica.
- Cuando un educador o una educadora manifiestan entusiasmo (alegría, desborde, energía, creatividad, movilidad, diversidad, ternura, cariño, fuerza) es porque han alcanzado niveles de inteligencia emocional y social. Pero a su vez, esta vida educativa activa y llena de emoción por lo vivo le genera nuevas fuerzas, nuevas fuentes de vitalidad que refuerzan esa inteligencia emocional y social.
- Y la inteligencia ecológica se alcanza de una vida educadora que profundiza el compromiso por lo vivo, empezando por estudiantes, colegas, familias, comunidades, y alcanzando un nivel de compromiso serio y constante por el planeta.
5. Educar es educar con entusiasmo. ¿Por qué el entusiasmo es revolucionario y educa?
Porque moviliza interna y externamente.
Porque ayuda a crear significados.
Porque impacta, transformar a las personas y su entorno.
Porque nos ayuda –como docentes- a alcanzar dos posibilidades maravillosas:
1. Creamos ánimos, predisposiciones, intereses, curiosidades, inquietudes y fuerza emocional necesarios para generar el “arranque” y sostener el camino.
2. Posibilitamos los recursos necesarios para ese camino (enseñamos a buscar información, a saberla interpretar, a utilizarla a nuestro favor, a emplear equipos y fuentes).
A nuestros estudiantes:
“No importa cómo sean, cuánto hagan o dejen de hacer, no importa su pereza, su falta de esfuerzo, sus faltas de ortografía. ¡No importa! Verlos, oírlos y compartir con ustedes ha sido, para mí, la fuente maravillosa de entusiasmo en todos mis años de profesor”.
Related Links
A las acciones, no a las personas
Carlos Aldana Mendoza
Lo que un buen padre no puede olvidar en un proceso de divorcio
Promedio:
Pobre
Okay
Good
Great
Awesome
Su voto: Ninguno Promedio: 3.5 (2 votos)
‹ Educación basada en competenciasEstrategias y Evaluación en Educación a distancia ›
Tags Métodos y Metodologías Pedagógicas
Post new comment
Your name:
E-mail:
The content of this field is kept private and will not be shown publicly.
Homepage:
Asunto:
Comment: *
Allowed HTML tags:
By Carlos Aldana M... - Posted on 30 noviembre 2009
Hola, quiero compartirles este artículo que escribí en mi página hace poco.
¿Por qué escribir sobre el entusiasmo, si se puede escribir sobre competencias, políticas públicas, metodología, administración, sistema educativo, etcétera? ¿Por qué este esfuerzo afectivo y emocional por la educación?
Porque no es casual la imposición de una visión tecnócrata de la educación.
Porque esa visión está basada en la imposición de una pedagogía fría, mediocre, NO COMPROMETIDA CON LA VIDA, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD.
Porque es más fácil manipular y controlar nuestros pensamientos y conocimientos que nuestros sentimientos sobre la educación.
PORQUE EN UN MUNDO DE TANTO CONOCIMIENTO, NUESTRA TAREA PEDAGÓGICA ES AYUDAR A CREAR LA SABIDURÍA PARA USAR MEJOR ESE CONOCIMIENTO. Y ESA SABIDURÍA DEPENDE DE LA EMOCIÓN POR LA VIDA.
¿Por qué en un mundo de tanto dolor, injusticia y pobreza, NO APRENDEMOS A DARLE LUGAR A LA ALEGRÍA, LA CONFIANZA, EL ENCUENTRO PLENO? ¿Qué ganamos, qué vamos a dejar en este mundo, desde nuestra educación y pedagogía llenas de formalismo, de seriedad, de imposición y de irrespeto?¿No ganamos más, no hacemos mejor este mundo, si en lugar de un saber memorizado contribuimos a lograr una emoción de vivir instalada en cada corazón de quien se educa con nosotros?
Los efectos de esta conexión entre educación y entusiasmo.
¿Por qué escribir sobre el entusiasmo, si se puede escribir sobre competencias, políticas públicas, metodología, administración, sistema educativo, etcétera? ¿Por qué este esfuerzo afectivo y emocional por la educación?
Porque no es casual la imposición de una visión tecnócrata de la educación.
Porque esa visión está basada en la imposición de una pedagogía fría, mediocre, NO COMPROMETIDA CON LA VIDA, LA JUSTICIA Y LA DIGNIDAD.
Porque es más fácil manipular y controlar nuestros pensamientos y conocimientos que nuestros sentimientos sobre la educación.
PORQUE EN UN MUNDO DE TANTO CONOCIMIENTO, NUESTRA TAREA PEDAGÓGICA ES AYUDAR A CREAR LA SABIDURÍA PARA USAR MEJOR ESE CONOCIMIENTO. Y ESA SABIDURÍA DEPENDE DE LA EMOCIÓN POR LA VIDA.
¿Por qué en un mundo de tanto dolor, injusticia y pobreza, NO APRENDEMOS A DARLE LUGAR A LA ALEGRÍA, LA CONFIANZA, EL ENCUENTRO PLENO? ¿Qué ganamos, qué vamos a dejar en este mundo, desde nuestra educación y pedagogía llenas de formalismo, de seriedad, de imposición y de irrespeto? ¿No ganamos más, no hacemos mejor este mundo, si en lugar de un saber memorizado contribuimos a lograr una emoción de vivir instalada en cada corazón de quien se educa con nosotros?
Los efectos de esta conexión entre educación y entusiasmo.
1. Permite asumir a un educador o educadora entusiasta como alguien:
Que evidencia ALEGRÍA DE VIVIR Y ALEGRÍA DE EDUCAR
Que contagia, moviliza, genera interés por el conocimiento.
2. El entusiasmo tiene una doble naturaleza: DIDÁCTICA Y ÉTICA.
Por eso también tiene un sentido revolucionario. Sólo con un ejercicio cotidiano y profundo del entusiasmo en la educación (vinculado críticamente con la realidad), puede hacer de la educación la revolución de la vida y el mundo. Enseñar política sin sentimientos y emociones políticas, es racionalizar el ejercicio de transformación del mundo. El entusiasmo crea capacidades didácticas pero también genera sentimientos y compromisos con la vida en todas sus expresiones.
3. Vivir plenamente que EDUCAR ES EDUCAR CON ENTUSIASMO.
Sin entusiasmo podemos enseñar, capacitar, transmitir información, pero NUNCA EDUCAR (porque esto significa transformar la vida –individual y colectivamente-). Y para transformar la vida:
Hay que convencer desde adentro.
Hay que movilizar.
Hay que ayudar a crear significados, compromisos.
Hay que CREAR GOZO DE APRENDER BASADO EN EL GOZO DE VIVIR.
4. El entusiasmo es CAUSA Y EFECTO de:
- Inteligencia emocional, social y ecológica.
- Cuando un educador o una educadora manifiestan entusiasmo (alegría, desborde, energía, creatividad, movilidad, diversidad, ternura, cariño, fuerza) es porque han alcanzado niveles de inteligencia emocional y social. Pero a su vez, esta vida educativa activa y llena de emoción por lo vivo le genera nuevas fuerzas, nuevas fuentes de vitalidad que refuerzan esa inteligencia emocional y social.
- Y la inteligencia ecológica se alcanza de una vida educadora que profundiza el compromiso por lo vivo, empezando por estudiantes, colegas, familias, comunidades, y alcanzando un nivel de compromiso serio y constante por el planeta.
5. Educar es educar con entusiasmo. ¿Por qué el entusiasmo es revolucionario y educa?
Porque moviliza interna y externamente.
Porque ayuda a crear significados.
Porque impacta, transformar a las personas y su entorno.
Porque nos ayuda –como docentes- a alcanzar dos posibilidades maravillosas:
1. Creamos ánimos, predisposiciones, intereses, curiosidades, inquietudes y fuerza emocional necesarios para generar el “arranque” y sostener el camino.
2. Posibilitamos los recursos necesarios para ese camino (enseñamos a buscar información, a saberla interpretar, a utilizarla a nuestro favor, a emplear equipos y fuentes).
A nuestros estudiantes:
“No importa cómo sean, cuánto hagan o dejen de hacer, no importa su pereza, su falta de esfuerzo, sus faltas de ortografía. ¡No importa! Verlos, oírlos y compartir con ustedes ha sido, para mí, la fuente maravillosa de entusiasmo en todos mis años de profesor”.
Related Links
A las acciones, no a las personas
Carlos Aldana Mendoza
Lo que un buen padre no puede olvidar en un proceso de divorcio
Promedio:
Pobre
Okay
Good
Great
Awesome
Su voto: Ninguno Promedio: 3.5 (2 votos)
‹ Educación basada en competenciasEstrategias y Evaluación en Educación a distancia ›
Tags Métodos y Metodologías Pedagógicas
Post new comment
Your name:
E-mail:
The content of this field is kept private and will not be shown publicly.
Homepage:
Asunto:
Comment: *
Allowed HTML tags:
-
-
-